La bicicleta, fiel compañera

           Tener una bicicleta es algo innato al crecimiento del ser humano, y buena prueba de ello la tenemos que, antes y ahora, cualquier crio tenía y tiene el deseo de montar en ese invento de dos ruedas que permite dar rienda suelta a la aventura. Tanto cariño llegas a tenerle que, al final, se convierte en algo muy querido que mimas y cuidas con un exquisito esmero, incluso le hablas como si fuera una fiel compañera de tu vida.

          Esta pasión infantil y juvenil llega a su mayoría de edad y, helo aquí, no solo no desaparece la pasión sino que la alimentas con mayor intensidad si cabe. Eso sí, empiezas a buscar la más atractiva visualmente, con mejores resortes para que el trayecto que se haga conjuntamente sea de lo más cordial que se pueda.

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          Cuando el carril bicicleta se convierte ya en una necesidad es porque no solo existen esos países donde parece que la utopía impregna el deambular de sus ciudadanos, sino porque también en el resto del mundo se tiene una necesidad de que el aire llegue a tropezar en tu cuerpo, dominando con destreza la máquina y sin que el humo alcance tus mucosas para soliviantar el organismo. Montar en bicicleta va siendo algo tan pasional como uno quiera vivir en el medio ambiente.

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        Pero si como medio de desplazamiento cubre una faceta de la vida, y no llama la atención ver a un hombre o mujer elegantemente vestidos que  vayan subidos a este invento, permitiendo que los ayuntamientos posibiliten la disposición de bicicletas para que incluso no se tenga que hacer el desembolso en la adquisición en propiedad de una de ellas, también aparece el mundo pasional del deporte en el que la bicicleta llega hoy en día a convertirse en la preferencia de los ciudadanos, a la par que el entretenido running.

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        De niño deseé y amé a la bicicleta, de joven proseguí siguiendo su estela y, ahora que peino canas, las dos ruedas se convierten en mi aventura pasional, tanto como para que no pueda quedar sin el papel que merece en un blog que pretende incluir lo que pienso, hago, y pueda llamarme la atención. Tal grado de sintonía muestro con este caballo mecánico que con sumo amor me refiero a ella como Mi «Orbi”, una atracción que me conmueve, no puedo evitarlo, aunque la verdad es que debería prestarle más atención y no de forma tan esporádica como hago.

          Mi Orbi es una bicicleta de montaña, que me lleva por los derroteros de los caminos para eliminar la adrenalina que lo cotidiano te produce. Después de una escapada se siente una agradable sensación de relax gracias a la liberación de endorfinas producida. Deporte sano y, además, gratificante porque aun cuando lo hagas en solitario, siempre está contigo tu fiel compañera.

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       Mountain bike es un deporte que puede decirse que es relativamente nuevo si se tiene en cuenta que surge en Estados Unidos a finales de los años 70 del siglo pasado y tiene lugar en terrenos montañosos o en aquellos que presentan una orografía similar, con pendientes, obstáculos y rutas sinuosas. El trayecto lo eliges tú, con mayor o menor profusión de accidentado terreno o casi llano, porque afortunadamente, los trayectos ya están trazados por sus antecesores. Aunque para ti pueda ser todo un descubrimiento.

           La bicicleta de montaña (MTB) es llamada también como todo terreno (BTT), y que aunque posee una estructura muy diferente a las de carreras para hacerla idóneo en el movimiento que debe hacerse en parajes naturales, es también muy exigente a los cambios, de velocidad y de climatología.

          Su práctica exige una cierta resistencia física, aun cuando debe decirse que no todos somos unos campeones de la rivalidad y su práctica puede hacerse, sin problema alguno, por casi todos los públicos, pues a la postre la dimensión de lo que se quiere y en qué cantidad la va a marcar el ciclista. Claro que si se tiene algún tipo de problema respiratorio grave o cardiovascular, es conveniente tener la prescripción del facultativo para seguir sus consejos. Con la salud no se juega y también será importante, aunque creamos que no tenemos ningún impedimento, que contemos con un reconocimiento previo para detectar la capacitación para esta actividad que nos proponemos.

           Mi particular consejo está también en cuanto a la máquina que se quiere tener. Craso error es pensar que, como la quiero para dar una simple vuelta, lo barato cubre las expectativas. Es cierto, pero te puedo decir que al final te ves enganchado y cuando mejor sea el medio que tienes, más ayudará a no caer en el desánimo. Mi primer amor fue poco exigente y, al final, cada trayecto que hacía se convertía en una odisea y no había una salida que no me diera problema con algo. Me llevaba a la desesperación y lo saben muy bien mis acompañantes.

            Lo caro tampoco debe ser nuestro principal objetivo. El mercado es tan solícito que cuando uno acude a comprar la bicicleta te encuentras con verdaderas locuras que, por mucho que nos quieran decir, hay que dejarlas para los que ya están profesionalizados o casi ello. Una media será suficiente. Hablar de precios es un atrevimiento, de modo que el consejo es atender a una mínima calidad de los componentes que, a buen seguro, os hará ver un fabricante o comerciante de confianza. También el mercado de segunda mano nos puede ayudar, teniendo en cuenta que hay muchos apasionados que van cada vez a más en las exigencias que se imponen y, para ello, se desprenden fácilmente de las anteriores bicicletas.

            Vayamos con las indumentarias. Una cosa necesaria es la adquisición de un culotte, esto es, un pantalón que lleva incorporado una badana acolchada en la zona de la entrepierna, y que mitigará en gran medida las molestias o dolor que pueda causar el sillín. Claro que, al principio, es natural que se experimente esa sensación molesta que irá desapareciendo cuando se convierta en rutina.

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           El maillot o camiseta debe ser igualmente cómodo, ajustados al cuerpo y fabricados en tejidos que permitan una alta transpirabilidad. Aquí, obviamente, caben distintas elecciones y gustos.

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          Para períodos invernales, un cortavientos es básico y necesario. Se trata de una prenda de materiales plásticos o sintéticos impermeables, que ocupan poco cuando se pliegan y que nos ayudan cuando el tiempo lo requiera.

            Y, amigos míos, el seguro de vida que supone el casco. Lo digo con fundamento porque tuve una caída que lo partió por varios sitios y, afortunadamente, tras una pérdida de conocimiento transitoria, no llegó a más. Ya entenderéis por qué hablo de seguro de vida y, además, que os diga que aquí no escatiméis en el precio. Por supuesto, debe cumplir las normas de seguridad de modo que su adquisición debe hacerse en sitios donde tengan que cumplir la legislación española –una pegatina nos advierte de las normas que cumplen-. La talla es también importante. Yo recuerdo que cuando adquirí el que tengo actualmente me probé bastantes hasta que finalmente conseguí que mi cabeza se sintiera cómoda.

          El calzado también exige que sea especial. Por mucho que pensemos que unas simples zapatillas de deporte cumplirán las exigencias, os daréis cuenta que cuando hagáis kilómetros y os encontréis con dificultades del terreno o climatológicas, disponer de un calzado apropiado para la práctica de este deporte se erige en imprescindible. Si dominas la bicicleta es posible que os acostumbréis a pedales automáticos –yo no me atrevo- que conlleva que las zapatillas dispongan de las calas oportunas para acoplarlos directamente.

          En fin, la mochila no se convierte en algo obligatorio pero puede resultar necesaria para contener lo mínimo que precises ante cualquier eventualidad (por ejemplo, llevar una multiherramienta,  alguna tirita y la documentación y teléfono móvil que, he de decirlo, cada vez es más necesario en estas escapadas que nos introducen a veces por recónditos lugares.

             Ahora toca pensar dónde nos metemos con nuestra ansiedad de devorar kilómetros. La naturaleza exige respeto y así debes tenerlo, tanto para saber cómo transitas por ello como para no dejar desperdicios que puedan erosionarla. Particular atención a las señales que encuentres en fincas y caminos, porque el campo no es terreno libre por mucho que podamos verlo así cuando nos comemos el mundo con una bicicleta.

             Mejor circular por senderos o pistas que ya hayan sido transitadas y trazadas. Ir de explorador nos puede llevar a eventualidades no deseadas. Y, como dicen algunos expertos, ten en cuenta que el respeto debe serlo hacia las prioridades que marca la montaña: primero los que circulan a pie, después los que van a caballo, luego los ciclistas y por último los vehículos a motor. Y la ética también funciona: si tu bajas y un ciclista sube, cédele el paso porque su esfuerzo merece tu ayuda.

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           A partir de aquí hay otros muchos consejos que puedan darse, particularmente cuando salgas en solitario. Debe procurarse hacer rutas transitadas y conocidas, dejando las aventuras para otro momento, incluso para hacer travesuras que puedan ocasionarnos algún problema.

          Tu compañera mecánica merece igualmente tu respeto y consideración. No la abandones tras el cansancio de la trepidante jornada que te ha brindado, y límpiala con agua jabonosa y un trapo para que desaparezca el polvillo acumulado. La cadena de transmisión merece atención, para cambiarla cuando sea procedente sin esperar a mayores daños y para limpiarla mojando un trapo con un poco de aceite de teflón. El rodamiento que hagas lubricará a los otros componentes. La presión de los neumáticos debe mantenerse y comprobarse cada vez que se salga.

           La revisión por un profesional debe hacerse imprescindiblemente cada año, o menos tiempo si la asiduidad de su uso así lo aconseja. Así las cosas, mantendrás tu compañera durante bastante tiempo salvo que llegue otro amor que te haga caer en la tentación de traicionarla.

            Otro día comentaremos algo más de la práctica de este maravilloso deporte, y los efectos beneficiosos que produce para nuestro organismo. Ahora me conformo con poner una pincelada en el inicio de lo que puede ser un gran amor.

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4 comentarios en “La bicicleta, fiel compañera

  1. Esther Vázquez

    Cuando era pequeña me encantaba mi bici roja ^^

    Con el tiempo la dejé a un lado y creí haber olvidado a no caerme jejeje, pero hace un par de años me reencontré con la bicicleta, y ahora me encanta 🙂

    Buen artículo. Un saludo!

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  2. Carlos Arámbulo

    Que bueno encontrar un espacio tan interesante de alguien que le apasiona el Ciclismo. Felicitaciones por el espacio y gracias por compartir experiencias. ¡Ah! yo también amo a la bicicleta como la gran compañera.

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