Desaprender lo sabido

        No es nada infrecuente encontrar resistencia por parte de las personas que se empecinan en seguir las costumbres y rechazar los intentos de cambiar y mejorar la tendencia que se sigue. Frases como las de “siempre se ha hecho así”, “ya estamos con los inventos”, “otra vez con lo mismo”, e incluso “yo esto ya lo he probado anteriormente y fue un fracaso”, no faltan en el repertorio que ofrece una gran mayoría de resistentes a modificar los hábitos que les sitúan en la zona cómoda. Fácilmente constatable en el mundo laboral.

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        Pero el mundo no se mantiene estático, y la vida muestra un dinamismo que obliga a adaptarse. Las técnicas para mutar y progresar vienen siendo tratadas por especialistas que se encargan de favorecer el proceso de mentalización que permita adaptarse, mejorar y estar al día, al menos teniendo el espíritu apropiado para intentar conseguirlo.

        En los tiempos que corren, ese proceso de reprogramarse para que lo aprendido al momento no se convierta en una rémora impeditiva de progresar, sino la base para favorecer su adaptación, es lo que se concibe como “desaprender”. No debe entenderse que con ello se trate de hacer lo contrario a aprender, sino revisarlo, adaptarlo y sustituirlo para seguir funcionando. Vaciar para dejar entrar lo nuevo.

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        Sí, entiendo a quienes puedan decir que las palabras son fáciles de decir porque lo complicado es, realmente, asumir ese papel de permanente adaptación, que exige una apertura de mente con grandes dosis de humildad y que elimine todo signo de arrogancia. Por ello mismo, desaprender lleva implícito el inconformismo personal para enriquecerse y crecer con el aprendizaje permanente. Supone, como dicen los eruditos de estas teorías, que se abra la mente a nuevos conocimientos que nos eran desconocidos o estaban minusvalorados y que nos pueden enriquecer enormemente. Nada fácil de asumir pero con la conveniente mentalización de los beneficios que supone nos facilitará el trayecto.

Desaprender es amortizar recetas que en el pasado nos procuraron mucho éxito como personas o como organizaciones, pero que forman parte de un contexto que dejó de existir

Xavier Marcet

         Tengamos claro que nos movemos con limitaciones, y con este proceso no se trata de sobresaturarnos para almacenar conocimientos que, si no se filtran convenientemente, nos harán desfallecer presos del cargamento. Desaprender2Porque en el discurrir de nuestra vida vamos permanentemente aprendiendo y acumulando cuestiones que, si no vamos depurando, será tanto como encontrarnos la vivienda llena de utensilios adquiridos en el tiempo y que nos impida entrar. Depurar lleva a distinguir lo que sirve y debe mantenerse de aquello que ya no ofrece utilidad alguna, para olvidar y renovar lo que ya ha quedado obsoleto.

          Leía hace poco que esto de seleccionar lo que vale y lo que no, es como repasar una operación matemática que no ha salido bien, de modo que si la borramos y la hacemos de nuevo será más fácil obtener el resultado correcto que si lo intentamos corregir sobre los datos ya escritos y erróneos. Una muestra clara de lo que se pretende con “desaprender lo aprendido” cuando el resultado de lo incorporado en su momento a nuestra mente ya no favorece nuestra progresión. Es como una operación que sirvió como válida en su momento pero que ahora resulta errónea y conviene actualizar.

         Las personas que mantienen viva la llama del aprendizaje, con inquietudes permanentes que le llevan a erradicar el acomodarse, muestran una valentía que les hace sobrevivir. Un pensamiento crítico que viene a ser la clave de este siglo XXI y que exige adaptarnos a los cambios que operan en la vida.

           Supone, en esencia, y desde una visión muy genérica, que gocemos del camino y obviemos el destino y el temor al fracaso que a veces nos coarta para innovar. Porque a veces estamos tan imbuidos en ese objetivo final que nos resta capacidad de aprendizaje actual, con una ansiedad anticipada por lo que pueda venir de negativo. Gozar del camino es advertir lo bueno que hoy tenemos, observando y abriendo nuestra mente a lo nuevo que nos presente la vida, dejando atrás lo que ya no nos vale y no nos reporte beneficios. Gozar del camino es tanto como favorecer un goce anticipado de lo que pueda llegar al final, porque el aprendizaje y la adecuación al presente nos genera seguridad de futuro.

Desaprender lo sabido es ahora mucho más importante que aprender cosas

Eduard Punset

        Si cuando éramos niños mostrábamos una plena inquietud para el aprendizaje permanente, con el tiempo, si se mantienen los brazos abiertos a las nuevas experiencias, a las nuevas perspectivas y conocimientos, será tanto como volver a tener ese avidez de antaño. Las mentes abiertas no envejecen nunca.

 

2 comentarios en “Desaprender lo sabido

  1. Me gusta mucho. Totalmente de acuerdo com lo que dices, sin embargo, también considero que en las tradiciones, en «lo que siempre se ha hecho así», existe una sabiduría que considero imprescindible de recordar, pues en ella se haya una sabiduría de un valor inestimable, forjada a través de las generaciones, un compendio de sentidos y razones por las que eso se hace de ese modo que merecen ser tenidas en cuenta, y puestas en práctica.
    Además, querría también señalar que el concepto de desaprender es algo anti-natura (se puede aprender de maneras nuevas y bajo otras perspectivas, o se puede olvidar, pero jamás desaprender), una «posmodernez» hija de su tiempo, que invita a la desestimación del conocimiento pasado, basándolo en criterios de estaticidad epistemológica, comodidad intelectual e inoperabilidad en un entorno en permanente cambio. Lo que nos lleva a la Vida Líquida de la que habla Zygmunt Bauman (sobre el que hablé hace poco en mi blog, siendo crítico con algunos de sus postulados), una agónica lucha por estar «actualizado», readaptarte continuamente al cambio de modo que o «estás a la última» o mueres… Un sistema ontológico diseñado a la perfección para adaptarse al actual sistema de producción y consumo neoliberal.
    Pero el peligro más severo de este sistema de pensamiento es la pérdida de memoria, considerar los saberes pasados y tradicionales, como anticuados o desfasados, no solo supone la muerte de esos saberes, sino el gobierno de los conocimientos y los modos de conocer actualmente hegemónicos.
    Por establecer un símil que simplifique la cuestión, y ojo, «a la última»; en el segundo capítulo de la octava temporada de Juego de tronos se expresa con claridad que la intención del rey de los caminantes blancos es matar a Brandon Stark, el cuervo de los 3 ojos, pues él alberga la memoria de la humanidad, y si él muere, los vivos muren… ¿Se ve el paralelismo?
    Al margen de todo lo dicho, he captado lo que nos tratas de transmitir Chano, y repito me encanta. Cierto que ninguno deberíamos perder la curiosidad del niño y su capacidad para absorver nuevos conocimientos. Integrar en nosotros el papel de aprendiz, para toda la vida, es la llave que abre la puerta al verdadero desarrollo personal.
    La crítica no va dirigida a tu entrada sino al concepto de desaprender y al trasfondo subyacente (permítaseme decir, oscuro) de esta filosofía.
    Siento la extensión… me gusta explicarme lo mejor que puedo y a veces me toma tiempo y espacio. Me has dado una bonita reflexión con tus palabras, que he querido compartir. Te lo agradezco mucho, sigue así.

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