Han pasado ya cinco años desde que pisé esas entrañables tierras gallegas, por los recónditos pasos que marcaban el camino guiado por abundantes flechas amarillas y que, en mi caso, con la fe por bandera, culminaba el propósito de llegar a Santiago de Compostela y dejar caer unas lágrimas de satisfacción por cumplir un deseo soñado muchos años atrás.
Fueron entonces días complicados, de copiosa lluvia en pleno mes de agosto, y con los contratiempos propios de lo inesperado que hacían mella en los pies y piernas, pero con la fuerza que marcaba el propósito perseguido. Tanto como para decirle al mismísimo Apóstol que esta aventura no había terminado. Que día a día seguiríamos el camino que la vida nos vaya marcando. Aunque en el interior pululaba algo como para comprometer la vuelta.
Y aquí lo hago nuevamente. Llega el momento de cumplir lo prometido. Ahora inmerso en un grupo de personas acostumbradas a caminar. Con integrantes del Club del Caminante de Badajoz, y guiado por Ángel Freixinet, curtido en estas lides de dirección, nos proponemos completar el trayecto del que se concibe como Camino del Padre Sarmiento, uno de esos novedosos trayectos que como las costillas que conforman las vieiras van a concluir en un único punto central que representa Santiago. Un camino que en nuestro caso tiene una trayectoria de siete etapas que totalizan casi 140 kms.
Los días previos transcurren con el nerviosismo propio de lo que es un ferviente deseo de volver al Camino. Con la oportuna credencial del peregrino adquirida en el Arzobispado de Mérida-Badajoz, las treinta y dos personas que componemos este viaje colectivo montamos en autobús y, siguiendo la travesía de las tierras portuguesas, nos llevó a la localidad de O Grove donde pusimos un primer punto para el alojamiento. Luego siguieron otras localidades inmersas en este camino (Vilanueva de Arousa y Padrón) hasta completar la estancia en el Monasterio de San Martín Pinario en Santiago de Compostela. Como es natural, los días y las horas permitieron conocernos algo más, al mismo tiempo que se iban dejando atrás los kilómetros y atravesando las localidades, aldeas y casas que aparecían en el trayecto, no exento todo ello de abundantes costas y acantilados que servían de paisaje a gran parte del camino, cuando no inmersos en sorprendente vegetación compuesta de pinares, robles y castaños que junto a la floración de hortensias y helechos, y viñedos situados en escarpadas laderas y grandes parcelas, llegan a magnificar la belleza de estas tierras de Galicia. Sin obviar las inoportunas ampollas y rozadoras que a más de uno dejaba casi paralizada su movilidad, algo consustancial al esfuerzo y a las desavenencias e inoportunas vicisitudes de los terrenos, a veces arenales, otras de pedrisco y, en fin, el temible asfalto que caldea sobremanera las plantas de los pies.

El camino aparece bautizado por la estela que emprendiera para ganar el jubileo Fray Martín Sarmiento, iniciada el 19 de junio de 1745, conformando una ruta a través de la comarca de O Salnés, llena de historia, de naturaleza y de paisajes que sellarán el interior de cuantos podamos transitar por ese hermoso paraje. A decir verdad, nos encontramos ante un camino con contrastes, y de ahí la singularidad que pueda caracterizarle.
La primera etapa (1 de julio de 2024) era realmente para hacerse al terreno y empezar a mentalizarse de este compromiso voluntariamente adquirido. En la mente aparecen esas personas que te animaron a involucrarte en este propósito y que a buen seguro caminaran a tu lado de la manera que sea, y estarán presentes para los que somos creyentes en las oraciones que procedan. Con el ánimo por todo lo alto cubrimos los aproximadamente 20 kms. que van de Sanxenso a O Grove. Un trayecto que no encuentra dificultad técnica, pudiendo calificarlo de fácil recorrido.

Sanxenso viene a ser todo un paseo a la orilla del mar, visible desde ese mirador que representa Punta Vicaño, donde hicimos la primera fotografía de grupo, para proseguir camino hacia Portonovo ya por un entorno más natural. Desde aquí disponemos de impresionantes vistas de la Isla de Ons. En el camino llegamos a la ermita de A Lanzada, uno de los templos más legendarios de las Rías Baixas.



Se trata de una pequeña capilla semicircular construida a finales del siglo XII/principios del XIII, que destaca por su austeridad y su simplicidad. Un lugar repleto de misticismo asociado a leyendas e historias de todo tipo. Tal como la que señala que la noche del último fin de semana de agosto venga a adquirir tintes mágicos cuando decenas de mujeres se bañan en las aguas del Atlántico junto a esta ermita y lo hacen con la esperanza de que un milenario ritual les ayude a quedarse embarazadas; un ritual que debe completarse mediante el toque de nueve olas en el vientre durante el año antes de acostarse en la Cuna da Santa, una roca con forma de cama situada en el acantilado detrás de la capilla.
En el entorno aparecen los restos de la torre que los Meiriños levantaron para defender Compostela. Y, dejando este lugar nos encontramos con una playa dividida entre los concellos de Sanxenso y O Grove, lugar donde se encuentra una de las playas más hermosas de Galicia, de más de dos kilómetros, La Lanzada. Un lugar rodeado por todo un ecosistema dunar que atravesamos con un sol radiante que hacía mella mientras se superaba el largo trazado de pasarelas de madera.

La segunda etapa (2 de julio de 2024) parte de O Grove y finaliza en Cambados, con una extensión de algo más de 22 kms. y una moderada dificultad técnica.

Nos dirigimos al corazón del Salnés, las denominadas tierras de Meaño, donde se divisan antiguas factorías de tejas (As telleiras) que en su momento constituían uno de los motores económicos de la época por ser lugares apropiados para la extracción de arcilla con un único fin, la creación de cerámica para construir después ladrillos y tejas en estos lugares llamadas telleiras. Hoy en día aún se pueden observar algunas de ellas en buen estado.



Un paisaje de marismas y viñedos nos venían a indicar que llegábamos a Cambados, la capital del vino Albariño y que será el lugar donde concluir este etapa. Pero antes de llegar al centro de la ciudad pasamos por el barrio marinero de Santo Tomé, que data del siglo XV, que junto a casas de gran valor arquitectónico, revestidas de conchas, posee un antiguo pazo, el Pazo de Montesacro construido en el siglo XVIII, hoy en día residencia de ancianos, y la famosa y venerada Torre de San Sadurniño, construida en época medieval.



Cambados es una población que invita a caminar con tranquilidad por sus calles de piedra, pazos señoriales y plazas. En si misma viene a ser uno de los conjuntos histórico-artísticos más admirados. Propicio, pues, para concluir en este lugar y deleitarse admirándolo.
La tercera etapa (3 de julio de 2024) comprende el itinerario que va de Cambados a Illa de Arousa, con algo más de 21 kms. y de poca dificultad técnica. Siguiendo el litoral cambadés, con sol y un fuerte viento, llegaremos a un puente de más de dos kilómetros que da acceso a la Illa de Arousa. Tras atravesarlo y seguir la línea de costa hacia el norte de la isla nos toparemos con el puerto pesquero de O Xufre que junto al Faro de Punta Cabalo (hoy convertido en restaurante), la ruta de Os Cons (grandes rocas de granito esculpidas por el viento y las olas) y el Mirador de Con do Forno son algunos de los atractivos que nos ofrece esta ruta. El mirador se encuentra en lo más alto del monte, a 63 metros de altura sobre el nivel del mar. En su cúspide se encuentra tallada la imagen en piedra del Sagrado Corazón de Jesús; desde aquí se aprecian vistas únicas: A Ría de Arousa en todo su esplendor.







La cuarta etapa (4 de julio de 2024) parte de la Illa de Arousa para concluir en Vilanova de Arousa, totalizando unos 17 kilómetros, igualmente de poca dificultad técnica.

Comenzamos la etapa dirigiéndonos al Parque natural de Carreirón, un lugar caracterizado por sus playas de aguas cristalinas y blancos arenales, recorriéndolo de manera circular (unos 3,6 kilómetros) divisando sus numerosas calas de fina arena y la ausencia de construcciones. Una zona paradisiaca para muchas especies de pájaros y vegetación autóctona.










Al acabar esta pequeña ruta circular nos dirigimos por el mismo puente atravesado el día anterior hacia la zona de Vilanova de Arousa, tierra natal del escritor Ramón del Valle-Inclán, que permitirá revivir la historia visitando su casa museo situada en un pazo gallego construido en el siglo XVI sobre una antigua fortaleza.

La quinta etapa (5 de julio de 2024) nos lleva de Vilanova de Arousa a Catoira, un trayecto de aproximadamente 20 kilómetros, con una dificultad baja. Siguiendo la línea de costa, andamos unos kilómetros hasta llegar al pueblo de Vilaxoán, famoso por su puerto pesquero.

El siguiente punto reconocible se encuentra en Vilagarcía de Arousa, que nos hará descubrir el Pazo de Vista Alegre (construido en el siglo XVI), que junto a su Convento (del siglo XVII) forman un conjunto arquitectónico de gran valor, unidos a través de un gran arco, declarado en su conjunto monumento histórico-artístico nacional.



Tras un tramo urbano nos dirigimos por la playa Compostela hasta Carril, un típico pueblo pesquero muy famoso por sus almejas y por su marisco. Bordeando la Ría de Arousa y adentrándonos en la desembocadura del río Ulla caminamos hasta llegar a Catoira. Este tramo fue especialmente dificultoso por hacerse sobre asfalto. El sol hacía que los pies se calentaran sobremanera, no siendo especialmente vistoso el paisaje interior que se divisaba. Llegamos así a Catoira, punto final de esta etapa. Y lo hicimos en un punto especial que nos sirvió para realizar una comida campestre tipo picnic. En este lugar, bajo un moderno viaducto, que atraviesa el río Ulla, se encuentran las famosas Torres del Oeste (Monumento Nacional), que forman parte de una gran fortaleza que empezó a construirse a finales del siglo IX para proteger a Santiago de Compostela y a sus poblaciones colindantes de invasores vikingos, sarracenos o normandos. Esta gran fortaleza estaba formada por siete torres, de las que hoy en día sólo se mantienen en pie dos de ellas y una capilla prerrománica de nave única. Unas barcazas, postradas en un pequeño embarcadero sobre el río, sirven de recreación.



La sexta etapa (6 de julio de 2024), comienza por bellos parajes propios de la naturaleza, transitando entre peldaños de madera y con una suntuosa vegetación de pinos y robles alrededor. Salimos de Catoira dirección a Padrón, un total de aproximadamente 18 kilómetros, de baja dificultad técnica.

Al alcanzar la vía del tren se sigue su trayecto durante aproximadamente una hora que se hace un tanto aburrida y monótona. Hasta alcanzar Pontecesures, para pasar un puente romano que fuera construido durante el siglo I (reformado en el XII), y que une los dos márgenes del río Ulla y separa las provincias de Pontevedra y A Coruña. En Pontecesures, la ruta del Padre Sarmiento se une al Camino Portugués.





Dejando atrás esta población, y siguiendo la senda del Camino Portugués, pegado al río Sar, unos kilómetros más adelante llegamos a Padrón, tierra de grandes escritores como Rosalía de Castro o como el Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela. Por las calles estrechas del centro de esta localidad, pasando por su plaza de abastos, llegamos al paseo fluvial do Espolón, donde nos encontramos con dos estatuas: la que se sitúa en la zona sur, correspondiente a Camilo José Cela, y en la parte norte la de Rosalía de Castro. Al final del paseo se encuentra la Iglesia de Santiago, de estilo neoclásico. En su interior se encuentra el llamado Pedrón, una ara romana dedicada al dios Neptuno. Según la leyenda los discípulos de Santiago Apóstol, amarraron la barca que trasladaba los restos del Apóstol desde Palestina.








En las dependencias del Ayuntamiento de Padrón nos fue facilitado el diploma de Pedronía, que acredita realizar el Iter Jacobeum ad Petronum navis vertricis visitando los históricos lugares de Iria Flavia. Otro recurso más de los que puedan suponer algún ingreso para las arcas públicas y que pretende resaltar la relevancia del lugar.

La séptima etapa (7 de julio de 2024) es la de culminación del Camino. De Padrón a Santiago de Compostela, en unos 19,5 kms. de distancia, y con dificultad técnica moderada, emprendemos el trayecto final con la ilusión puesta en la meta a alcanzar, detonante de la agilidad que se imprimía a las piernas para avanzar con nerviosismo interior. Partiendo de Padrón dirección Iría Flavia, por el trazado del Camino Portugués, pasaremos por pequeños núcleos de población y por zonas del concello de Amés y Milladoiro antes de entrar a Santiago. Aquí nos encontramos con una pequeña Capilla, de Santa María Magdalena, posiblemente originaria de los siglos X o XI (remodelada en 1863) que nos sirvió para sellar nuestras credenciales y divisar desde allí las cúspides de la catedral de Santiago. Ya estábamos cerca.




Un último esfuerzo nos introduce por las calles de Santiago hasta alcanzar la Plaza del Obradoiro y ahí, entre abrazos y lágrimas, fotografiar nuestra presencia y dar por concluido el Camino para emprender las gestiones y obtener la codiciada Compostela, ese documento expedido por la catedral de Santiago que acredita que se ha realizado la peregrinación. Digamos que es el premio tangible de haber realizado esta.





Le sigue en este día y la mañana del siguiente la asistencia a la misa del peregrino y el abrazo al Apóstol, tras pasar por la cripta sepulcral. Un abrazo que lleva mucho de pasión y cada uno vuelca sus sentimientos y el que pudiera traerse de los seres queridos. Por fortuna, una nueva celebración eucarística permitió que viéramos al botafumeiro impulsado por los tiraboleiros, en ese vaivén que le hace volar por el crucero del templo impresionando a cuantos lo divisamos.
Con todo ello se concluye el Camino pues, como se dice, éste termina al parar. Y aquí se hace en el punto marcado por objetivo. Volvemos a casa con la ilusión de ver cumplido nuestro compromiso y con las típicas molestias de quienes han estado varios días siguiendo la estela de Santiago de Compostela. No es un adiós sino un hasta pronto pues algunos de nosotros comprometemos la vuelta.
Agradezco a la organización y directiva del Club del Caminante de Badajoz cuanto han hecho para que el Camino discurra con normalidad y entusiasmo, generando un buen clima de peregrinación. Otro éxito que sumar a sus múltiples proyectos. Especialmente su Presidenta, Teresa Gil, no ha regateado esfuerzo alguno para que el recorrido se hiciera todo lo ameno posible, cumpliendo todos los aspectos que supone una perfecta organización.