Qatar, aquí el Mundial

Asistimos a ese espectáculo futbolístico que cada cuatro años aparece para deleite de los aficionados, reuniendo a la élite deportiva del mundo. La novedad, ahora, es que llevamos el núcleo de la competición a tierras desérticas, únicamente posible de acometer si se realiza en un período de tiempo diferenciado de lo que venía siendo corriente y en un país donde la economía permitiera realizar infraestructuras apropiadas para que el entorno no fuera un impedimento.

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Uso y abuso del Derecho

La sociedad necesita del mecanismo regulador que le da el Derecho, para de esta forma posibilitar una convivencia pacífica mediante lo que se concibe como seguridad jurídica. Podría decirse por ello que mediante el Derecho se garantizan los derechos de las personas asegurando la paz y el orden dentro de la sociedad. Los romanos no tenían duda alguna, y Cicerón establecía la siguiente máxima: «Donde hay sociedad, hay Derecho». Surgen así las personas que se ocupan de crear normas, explicarlas y aplicarlas.

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La mentira como modus vivendi

En mi infancia recuerdo que uno de los consejos educativos más relevantes que me infundieron mis padres era el de no mentir. La verdad aparecía así como un refrescante resplandor de pureza en la manera de convivir con los demás. Decir la verdad era sinónimo de transparencia, y diría yo que signo de lealtad y ética hacia los demás. El mentir se convertía así en el pecado que llevaba a la confesión religiosa como la contravención más relevante de los designios que impidieran la entrada en el reino de los cielos. Hacer borrón y cuenta nueva hacía que la consciencia recobrara su tranquilidad. Hasta la próxima.

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La vida no es cómoda

El llevar ya un buen trecho recorrido en la vida, la mía, me hace ver las cosas con el prisma de lo mucho acaecido desde que empezara a tener uso de razón. Y realmente compruebo como han ido sucediendo acontecimientos luctuosos que te han llevado a preguntarte si es casualidad o un designio torticero el que tengas que ir superando obstáculo tras obstáculo y sufriendo en no pocos momentos. Pero miras a tu alrededor y compruebas que cada peregrino de la vida lleva su propia cruz, la del destino que esté marcado, unos con más y otros con menos fortuna pero, a la postre, todos imbuidos en el mundo de las tinieblas de lo que pueda ir viniendo.

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