Con el devenir de los años, que caen como losas, se va viendo en las inmediaciones urbanas el profundo cambio que experimenta todo lo que en la juventud cubría la vida. En particular, esos establecimientos que llenaban las calles céntricas transitadas a diario por una colectividad concentrada en esos entornos, que se ve cómo van sucumbiendo por motivos diversos: por desaparecer o jubilarse sus emprendedores sin legado continuista o por esa llegada de grandes superficies y centros comerciales que absorben la clientela sin posibilidad alguna de convertirse en sus competidores. Los que quedan, esos pocos, son como valientes que campean en el terreno de la aventura con el instinto de supervivencia y de rebeldía para no ver finiquitar lo que tanto esfuerzo y sacrificio supuso para sus antecesores.
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