Con el cura por el norte de Polonia

El título puede llamar la atención. Pero pronto despejaré las dudas.

En eso de viajar me involucro con grupos que puedan servirme de referencia a mis inquietudes, y acabo de integrarme en uno que lleva varios años recorriendo países, concebidos como «Los viajes del cura», curiosa denominación que refleja la inquietud de un sacerdote, el padre Felipe Manuel Gallego Casco, actualmente oficiando en la localidad de Alora, provincia de Málaga, pero que durante once años estuvo en el pueblo badajocense de Berlanga, desde cuya instancia y con refuerzo que da la gran organización que brinda la agencia «Viajes Bauer», al frente de la cual se encuentra Juan Luis Fernández Bauer, mantienen el engranaje necesario para hacer espléndidos recorridos con un colectivo que les sigue a pies juntillas por aquello de que brindan cuanto pueda necesitarse para hacer de los viajes un bello tránsito por las riquezas que ofrece el mundo, sin más esfuerzo del viajante que seguir sus pasos sin preocuparse de las estancias, comidas, y desplazamientos. Todo un lujo que se complementa con esa simpatía que irradia el precursor de los viajes, una persona religiosa, abierta y repleta de cariño que muestra su alegría a todos y cada uno de los que le acompañan.

En esta ocasión mi bautizo lo ha sido en este mes de julio de 2025 para seguir el circuito de las maravillas que muestra el norte de Polonia, en ocho días que nos han movido por esta parte geográfica con la fortuna de disponer de siete días con una extraordinaria temperatura y uno solo de lluvia, eso sí de diluvio completando las veinticuatro horas. Ni este contratiempo ha impedido que cabalgáramos por los lugares mágicos que muestra esta tierra.

Hacer un minucioso detalle del recorrido me llevaría a extenderme en demasía, más de lo que he podido restringir, por lo que aquí y ahora voy a resumir algunos aspectos interesantes de las localidades visitadas, aunque me resulta inevitable la extensión de lo que pretendo plasmar pues muchas han sido las experiencias vividas. Pido perdón de antemano por este desarrollo que me sirve de recuerdo y de archivo documental ante los desvaríos que con los años pueda tener la mente.

Varsovia. La capital de Polonia, que aparece dividida en dos por el río Vístula, nos sirvió para la llegada y salida de su aeropuerto. Dispusimos tan solo de unas tres horas para visitar su zona céntrica, esa que está marcada por lo que le sucediera en la Segunda Guerra Mundial, que fue casi destruida completamente por los bombardeos nazis, y que ha sabido resurgir de las cenizas para recuperar todo su esplendor y convertirse en una ciudad llena de belleza.

En el poco que dispusimos iniciamos un paseo empezando en la plaza del Castillo, donde se encuentra la Columna corintia que data de 1644, erigida en memoria del rey Segismundo III por su hijo Vladislao IV, conmemorando que trasladara en 1596 la capital de Polonia de Cracovia a Varsovia. Caminando entre bellas edificaciones y ya en el corazón de la Ciudad Vieja se encuentra una plaza rectangular que está rodeada de coloridas casas de arquitectura tradicional que pertenecían a ricos comerciantes, utilizada en la época medieval para la celebración de ferias de comercio y algunas ejecuciones públicas. En el centro de ella se encuentra el icono de la ciudad, la estatua de la Sirenita, una escultura de bronce, armada con una espada y un escudo, que esconde una leyenda que la vincula con el nacimiento de la ciudad y que forma parte del escudo de Varsovia. Un lugar apropiado para que nuestro grupo se fotografiara para el recuerdo.

A pocos metros de la plaza se encuentra la Catedral de San Juan, una de las iglesias más antiguas de la ciudad, construida en el siglo XIV en estilo gótico, utilizada para las ceremonias de coronación y panteón de varios monarcas polacos. Después de su profunda restauración se recuperó toda la fachada de ladrillo rojo y también el paso elevado de 80 metros de longitud que conectaba con el Castillo Real. La decoración barroca y las numerosas obras de arte que albergaban en su interior no se pudieron recuperar y se sustituyó por un estilo sobrio gótico con alguna pieza de valor como la réplica del coro barroco original, el órgano y una cripta con los restos de personalidades polacas como los duques de Mazovia, el rey Estanislao II Poniatowski (el último monarca polaco), varios presidentes de Polonia y el Premio Nobel de Literatura Henryk Sienkiewicz.

Avanzando por estas calles alcanzamos la casa en que naciera en 1867 Maria Sklodowska-Curie, hoy convertida en un pequeño museo.

De regreso se pasa por la plaza Kanonia que tiene de peculiar una campana de bronce del siglo XVII que nunca fue colgada en el campanario de ninguna iglesia y que, según dicen, dando tres vueltas alrededor (cosa que hicimos) trae suerte.

Desde la plaza del Castillo avanzamos hacia algunas de las calles más bonitas del centro histórico, para ver el Castillo Real, que hoy es la sede de la Fundación Polaca de Historia y Cultural, un museo que forma parte de la famosa Ruta Real, y alcanzar después a la iglesia de Santa Ana, con una impresionante fachada de estilo gótico.

El paseo nos lleva a Saxon Garden donde pudimos apreciar la Tumba erigida al Soldado Desconocido, un monumento conmemorativo a los soldados caídos en conflictos bélicos, inaugurado en 1925 y que alberga las cenizas de un soldado desconocido elegido de entre varios campos de batalla polacos, flanqueado por impresionantes relieves que narran la historia de las batallas y la lucha por la independencia de Polonia. Representa a todos los que lucharon en diversas guerras, no solo en la Primera Guerra Mundial, sino también en la Guerra Polaco-Soviética y otros conflictos significativos. Junto a la tumba, vigilada por dos guardias, arde una llama eterna.

A lo lejos se divisa una preciosa edificación, el más alto de Varsovia, de 234 metros de altura, que alberga al Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia, construido entre 1852 y 1955 por orden de Stalin, durante la época de la ocupación rusa.

Zoliborz. En nuestro recorrido deparamos con un lugar beatificado en esta aldea. Es la monumental Iglesia de San Estanislao Kostka, de dos torres, construida en estilo modernista con elementos neorrománicos. En su nave inferior nos confortó espiritualmente la misa que ofrecieron el padre Felipe y David, sacerdote este último que igualmente nos acompañó en el recorrido. En este lugar realizó su trabajo pastoral el padre Jerzy Popieluszko, que fue beatificado en 2010, y desde entonces la iglesia, donde se encuentra su tumba, se ha convertido en lugar de peregrinación, al que acudió en 1987 el Papa Juan Pablo II.

Torun. Esta ciudad del norte de Polonia nos lleva a la cuna del que fuera famoso astrónomo Nicolás Copérnico, en cuyo seno viviría hasta los 18 años. Conocemos así los restos del castillo que acogieron a los caballeros teutónicos en el siglo XIII, en la orilla derecha del río Vístula. Para seguir después hacia la famosa Plaza del Mercado, en la que se divisa el monumento más famoso de la ciudad: la estatua de Copérnico, a cuyo alrededor se alzan algunos de los edificios más lindos de la ciudad, como el Ayuntamiento o la Iglesia del Espíritu Santo. Sin olvidar otra famosa estatua de bronce del burro de Torun, del que se dice es una copia de un burro de madera que había en el lugar en la Edad Media, y que servía para que las personas castigadas tuvieran que subirse al lomo del burro y desde allí aguantar las risas y las burlas. Un punto elegido para las numerosas fotografías que hacemos los que visitamos el lugar.

Aunque no pudiéramos visitar su interior, o puede omitirse la referencia a la Catedral de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, un edificio impresionante por fuera y que según dicen resulta ser muy interesante por dentro. Es una de las tres iglesias góticas de la ciudad que destaca por su fachada de ladrillos rojos. Su construcción data del siglo XIII, aunque en ese momento no tenía las dimensiones actuales. Con el tiempo se fue ampliando y finalmente en el siglo XV adquirió la estructura actual. Debido a este espacio de tiempo, en su interior se encuentra una mezcla de estilos impresionante. Destaca su campana llamada Trompeta de Dios, considerada la segunda campana más grande de Polonia, que pesa 7,5 toneladas y fue construida en el 1500 a base de objetos de metal donados por la misma población. Parece ser que se pretendía que el sonido alcanzara el cielo.

No podíamos despedir esta bella ciudad sin acudir a la Torre Inclinada de Torun, que se considera como uno de los iconos de la ciudad y que nos llevó a realizar una prueba que no fue superada por ninguno de los que nos atrevimos a hacerla. Efectivamente, como su nombre indica, esta torre presenta una inclinación entre la base y su parte más alta de 1,5 metros. En sus orígenes tuvo funciones defensivas, aunque sus usos han ido cambiando a lo largo del tiempo. Pues bien, colocándonos de pie y de espaldas, con el calzado pegado a su base, se dice que solamente podrán mantenerse erguidos los que estén libres de pecado. Debemos ser todos muy pecadores porque parecía imposible mantenerse sin caer hacia adelante.

No pudo faltar un recorrido en barco por el río Vístula a su paso por la ciudad, para divisar en su extensión la ciudad y su prestancia.

Olsztyn. Esta ciudad se sitúa al noreste de Polonia. En su cercanía, entre Olsztyn y Óstroda, se encuentra Gietrzwald, el Santuario mariano que venera las apariciones en 1877 de la Virgen María a la niña Justyna Szafryńska, de 13 años. La imagen que aparece en la capilla fue hecha según la descripción de los videntes, que muestra a la Virgen sosteniendo con su brazo izquierdo al Niño. Y en el prado se encuentra un manantial bendecido para que los enfermos pudieran sacar agua de él. La peregrinación a este entorno se hacía ver.

Gierloz. No pudo faltar en nuestro recorrido el acercarnos a este lugar para descubrir uno de los lugares importantes relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Estamos ante la Guarida del Lobo (Fúhrerhauptquartier Wolfsschanze), uno de los mayores cuarteles militares de Adolf Hitler durante la guerra. Aunque actualmente se encuentra en ruinas, es posible visitarla y descubrir la historia que se esconde detrás de sus muros. Un búnker oculto en un denso bosque, protegido por lagos y pantanos. Desde allí salieron las órdenes más duras y crueles, acompañado de sus principales aliados, entre ellos el dictador fascista de Italia, Benito Mussolini. Tan seguro era este búnker, que Hitler permaneció oculto durante 850 días, en completo secreto, entre 1941 y 1944. Fue su última residencia antes de partir a Berlín para su desenlace fatal. Además de haber sido el refugio del Tercer Reich durante tanto tiempo, fue el escenario de la conspiración para asesinarlo, el 20 de julio de 1944. Una guía muy hecha a escenificar lo que había nos hacía ver los entresijos de estos restos, sin que faltara en su exposición cánticos e incluso historias cómicas que sorprendían a los que intentábamos mantener la compostura en un espacio tan lúgubre.

Puede parecer un lugar poco atractivo por las atrocidades que se cometieron allí y por encontrarse casi destruido por los propios alemanes antes de abandonarlo, pero ver in situ esos fuertes muros con la amalgama de hierros que los protegían, hace que atraiga de manera especial a los amantes de la historia.

Frombork. Se trata de una pequeña y tranquila ciudad situada en la laguna del Vístula. La ciudad fue fundada como propiedad de los obispos y su nombre está relacionado con el culto mariano. Viene a significar el Castillo de la Santísima Virgen María.

En la colina se encuentra la Catedral envuelta en fortificaciones que le hacen parecer realmente un castillo, por lo que es de presumir que también hubiera tenido en tiempo funciones defensivas. En aquellos tiempos cuando los habitantes de la ciudad baja se dedicaban principalmente a la agricultura, la pesca y la artesanía, en la ciudad alta la ocuparon los canónigos y sirvientes de la iglesia.

Esta ciudad fue uno de los centros religiosos y culturales más populares de la región y atrajo a muchas personalidades importantes, como Nicolás Copérnico, que pasó más de 30 años aquí y escribió su obra más importante «Sobre las revoluciones de las esferas celestes». El famoso astrónomo murió en Frombork y fue enterrado en la Catedral que, por supuesto, visitamos.

La majestuosa Catedral de estilo gótico dispone de un hermoso interior barroco en ladrillo, construida durante el siglo XIV en el mismo lugar donde se encontraba una antigua iglesia de madera.

En este recinto fuertemente fortificado se encuentra la Torre Radziejowsik (antiguo campanario), con el péndulo de Foucault en su interior. Subiendo a su máxima altura se dispone de unas vistas extraordinarias en 360º.

Malbork. Se trata de una pequeña ciudad del norte de Polonia que constituye una joya histórica, conocida por su imponente castillo, el mayor castillo de ladrillo del mundo, considerado como patrimonio de la UNESCO. Construido en el siglo XIII por la Orden Teutónica, es una obra maestra de la arquitectura gótica. El complejo ocupa una superficie de más de 20 hectáreas y consta de tres castillos separados: el Castillo Alto, el Castillo Medio y el Castillo Bajo. La visita por el castillo te permite explorar las salas ricamente decoradas, las cámaras de los caballeros, el gran comedor y la iglesia del castillo. El Palacio del Gran Maestre, corazón administrativo de la Orden Teutónica, y la Torre Gdanisko, conectada al castillo por un pasadizo elevado. Dentro del castillo está el Museo del Castillo de Malbork, que alberga una gran colección de objetos medievales, armaduras, armas y obras de arte. De especial interés es la colección de ámbar, una de las mayores del mundo, que muestra la importancia de esta resina fósil en el comercio medieval de la región del Báltico.

Gdansk. En el norte de Polonia la brisa del mar Báltico se cuela por los callejones de altas y estrechas casonas de los mercaderes del ámbar que hicieron de Gdansk una de las ciudades más ricas y perfectas de Europa. Y nada mejor para adentrarse en las entrañas de la ciudad que acudir a la esencia espiritual e histórica de la Iglesia de Santa Brígida, una maravilla arquitectónica ubicada en el corazón de la ciudad. Fundada por la Orden de las Brígidas a finales del siglo XIV, esta obra maestra gótica ha resistido siglos de cambios, simbolizando la resiliencia y la fe, y desempeñando un papel fundamental en el movimiento Solidaridad auspiciado en este país. Se caracteriza por su estructura de tres naves y detallados ornamentos, con una imponente torre campanario, adornada con una cúpula de estilo renacentista. En su interior, la iglesia alberga una riqueza de tesoros artísticos, destacando en el presbiterio un monumental altar de ámbar de 11 metros de altura en forma de lirio alado, dedicado a la memoria de los 28 trabajadores de los astilleros fallecidos en las protestas de diciembre de 1970.

Una de las calles más representativas de la ciudad es la en polaco se conoce como Ulica Dugla, que comienza en la Puerta de Oro que no es otra cosa que un torreón medieval convertido ahora en museo del ámbar, y termina en la Puerta Verde, llamada así por el puente que tiene a sus espaldas, que fue construida en el siglo XVI como residencia formal de los reyes polacos. En esta calle vamos a encontrar muchos edificios pintorescos que han sido importantes en la historia de la ciudad. Es considerada como ruta Real puesto que por ella desfilaron muchos de los distintos monarcas que ha tenido Polonia a lo largo de su historia.

El ayuntamiento de Gdansk forma parte de la ruta Real, y constituye una joya del Renacimiento. Llama su atención la torre de 80 metros de altura con su imponente reloj, que destaca por encima de otros edificios de la calle. Cercano a él está uno de los emblemas más representativos de la ciudad, la fuente de Neptuno, erigida en 1633, simbolizando la conexión de Gdanks con el mar. La reja que la rodea, forjada en 1634, añade un toque distintivo a su elegancia. Lugar que se hacía apropiado para hacernos las oportunas fotos.

A no más de 50 metros del ayuntamiento sobresale un edificio más ancho de color blanco que posee tres enormes vidrieras. Nos encontramos en lo que fuera durante mucho tiempo de lugar de encuentro de los comerciantes de la ciudad. Se le conoce como la Corte de Arturo, que tiene que ver con la historia de Arturo y los caballeros de la mesa redonda. 

Imprescindible resulta el paseo por el pequeño puerto de Motlawa, donde puede verse el gran ambiente ciudadano y el permanente tránsito turístico.

Desde la Puerta Mariacka, en el puerto, se accede a la calle Mariacka que llega hasta la Basílica de Santa María. Una calle que tiene su encanto pues está llena de tiendas y talleres de ámbar, que están a nivel del sótano, con escaleras que permiten el acceso a las viviendas que quedan a una altura mayor.

La Basílica de Santa María es el principal templo religioso de Gdansk, que conforma la iglesia católica más grande de Polonia, además de ser también la iglesia gótica de ladrillo más grande del mundo. Fue terminada en el siglo XVI. Destaca en su interior diferentes obras de arte, como el retablo del altar mayor, unas pinturas de los diez mandamientos del siglo XV o el reloj astronómico también del siglo XV, entre muchas otras obras más. La extensión de la nave es enorme, pudiendo albergar hasta veinticinco mil personas.

En una tarde lluviosa fuimos varios los que nos atrevimos a subir a la torre de la basílica y contemplar las mejores vistas de toda la ciudad. Son alrededor de 500 escalones los que hay que subir, pero el esfuerzo merece la pena. En este caso hubo que pagar 12 zl (unos 3 euros).

Uno de los lugares más importantes y majestuosos del mapa de esta ciudad es sin duda la Catedral de Oliwa, un gran ejemplo de una fusión de varios estilos arquitectónicos, desde el gótico, pasando por el renacentista, hasta el barroco. Cada época ha dejado su huella en él, lo que es evidente en los diversos detalles arquitectónicos, desde los cimientos macizos hasta los techos exquisitamente decorados. La Catedral de Oliwa atrae especialmente por su característica fachada de dos torres y su hermoso interior, que está lleno de frescos históricos, dorados y esculturas. Pero su mayor atractivo está en un órgano de madera único en Europa en el que los ángeles tocan las trompetas y cobran vida (dicho sea en el sentido de que las figuras angelicales que se adosan al órgano tienen movimiento) en cada concierto de música sacra que realizan y al que pudimos asistir para regocijo de nuestros oídos. El órgano es conocido y así lo pudimos apreciar, por su acústica única y su extensa estructura que permite una amplia gama de sonidos que hace que los oyentes se deleiten y reflexionen.

Al norte de Gdansk se encuentra una península arenosa que se adentra en el mar Báltico. Se trata de Westerplatte, un lugar famoso por cuanto que fue escenario de la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial. Se situó aquí una fortaleza polaca que se hizo famosa por la heroica defensa del país, y gracias a la actitud de los soldados que lucharon con valentía, este lugar se convirtió en un símbolo de la resistencia polaca mantenida durante siete días ante la invasión de las tropas alemanas. Los restos de cuarteles, depósitos de municiones y trincheras muestran a cuantos lo visitamos el poder los bombardeos alemanes. Una película polaca de 2013, «El misterio Westerplatte», es un drama bélico que se basa en los hechos reales acaecidos.

Sopot. Se trata de una encantadora ciudad balneario de la costa báltica polaca, famosa por sus playas, balnearios y animada vida nocturna. Está situada entre las ciudades de Gdansk y Gdynia, conformando el trío de las Tres ciudades de la zona, pero tiene su propio carácter. En la corta visita que hicimos pudimos ver el emblemático muelle de madera de la ciudad, el más largo de Europa, que ofrece impresionantes vistas del mar Báltico y de la costa de Sopot. Un lugar muy popular y apropiado para pasear y disfrutar de la brisa costera.

Gdynia. En la zona costera esta es la tercera de las ciudades que conforman el área metropolitana conocida como Tróhmiasto (la Triciudad). La vida de Gdynia está indisolublemente ligada al mar y es aquí, en su proximidad, en el puerto donde pudimos acercarnos en un día muy lluvioso a presenciar dos barcos polacos famosos que se encuentran allí amarrados. Blyskawica, el destructor de la era de la Segunda Guerra Mundial, y Dar Pomorza, el barco escuela que ayudó a entrenar a generaciones de marineros polacos. Ambos barcos ahora sirven como museos.

Olsztyner. Es esta una ciudad conocida por su rica historia y encantador casco antiguo, aunque nuestra visita se limitó a conocer el museo que tiene al aire libre de Arquitectura Folclórica y Parque Etnográfico, comprensivo de cuatro regiones: Masuria, Warmia, Powisle y Pequeña Lituania, con un total de 80 objetos, algunos de ellos originalmente conservados y trasladados al museo, y otros son sus réplicas. Así, se pueden ver granjas, casas de madera y ladrillo, una iglesia con su campanario, un molino de agua, molinos de viento, un establo con cochera, hórreos, graneros, capillas y hornos. En el interior del parque etnográfico de Olsztynek se pueden ver equipamientos artesanales tradicionales y exposiciones de máquinas procesadoras de cereales, herramientas agrícolas y vehículos rurales.

El lugar nos permitió degustar la gastronomía polaca, en el almuerzo que hicimos en sus instalaciones.

Como puede apreciarse, un hermoso viaje que nos ha hecho conocer con intensidad toda la zona norte de Polonia, culminado finalmente con una cena ya en la capital, Varsovia, con el añadido de la presencia de una muestra del folclore polaco. Colorido y música impulsiva y rápida que puso el colofón a una extraordinaria estancia. Ya no quedó más que subirse al avión para regresar a tierras españolas para contarlo.

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