Un verano para recordar

Qué caprichosas son las estaciones anuales que, cada una con su peculiaridad y vividas de forma muy diferente según sea la situación geográfica que se tenga en un mismo entorno, nos hacen estar insatisfechos con todas ellas por no alcanzar ninguna ese grado óptimo deseado. Sea como fuere, cada una de ellas aparece presidida por una imagen y vivencia que parece ser de general aceptación, aunque no faltan sorpresas como para que los vaticinios caigan para año tras año aparecer esos estadísticos que nos hablan de tantos y tantos años que hacía que no se producía lo que se estaba viviendo. Como en las olimpiadas, vamos siempre superando las marcas preexistentes. No es de extrañar que Las cuatro estaciones de Vivaldi mantengan siempre viva su sonoridad para aparecer como algo más que una mera muestra musical de la idea de lo que es y representa la naturaleza.

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