La ruta de los embalses en Cordobilla de Lácara

Una nueva programación del Grupo Universitario Multiaventura (GUM), del Servicio de Actividad Física y Deporte (Safyde) de la Universidad de Extremadura, nos lleva al norte de la provincia de Badajoz, a esa pequeña población de Cordobilla de Lácara, para transitar por sus inmediaciones, por una bella ruta de dificultad baja que discurre por los embalses de Horno Tejero y el Boquerón, para cruzar sus colas y arroyos. Las profundas aguas del primero de los embalses y las tranquilas aguas del segundo se acercan pero no se encuentran, dejando entre ellas este maravilloso paraje.

Una mínima información nos permite señalar que estos pantanos de Horno Tejero y el Boquerón fueron construidos a finales de 1970 e inaugurados en 1985. Con ello se ha conformado un paisaje que cambió radicalmente lo que era, al aparecer dos grandes lagos en medio de las dehesas próximas. Los pantanos abastecen de agua a la Mancomunidad del Lácara Norte, a la que pertenece Cordobilla de Lácara. No son navegables y el baño está prohibido. Ambos han contribuido a la aparición de un ecosistema con nueva flora y fauna, enriqueciendo así la ya abundante variedad natural existente con anterioridad a la construcción de las presas. También han fomentado nuevas actividades en la zona como la pesca (principalmente de carpas, lucios y black-bass) y el senderismo.

Las profundas aguas del Embalse de Horno Tejero y las tranquilas aguas del Embalse de Boquerón, se acercan para no encontrarse, dejando entre ellas un paisaje de extraordinaria belleza.

Estamos situados en el norte de la provincia de Badajoz (comunidad autónoma de Extremadura), en el límite con la provincia de Cáceres y el término de Mérida. Dista de esta última 44 kms. y 70 de Badajoz capital. Ubicado en las estribaciones de la Sierra de San Pedro, sumido en el exponente máximo del bosque mediterráneo, abundando encinas, alcornoques, jaras y monte bajo propio de las dehesas. Proporciona en consecuencia una imagen extraordinaria de esa riqueza natural que esconde por doquier esta bella región.

Las copiosas lluvias que el cielo ha brindado a Extremadura en fechas recientes hacen mantener una cautela ante lo que podríamos encontrar en el recorrido, lo cual no ha sido impedimento para que este grupo amante del senderismo se ponga en marcha bajo la estela que va marcando Eduardo, guía modelo, y los profesionales del Servicio (Sole e Iván) que protegen al grupo, en este caso integrado por algo más de la veintena de personas.

El inicio lo es desde un parking situado en el embalse de Horno Tejero para recorrerlo en sus inmediaciones, viendo ese verdor que especialmente ahora se hace ver por lo agradecida que se muestra esta tierra al agua recibida. Pescadores, pastores, rebaños de ovejas y vacas, fincas de dimensiones apreciables van divisándose junto a esas bellas estampas de encinas y alcornoques de tamaño significativo, junto a olivares que muestran unas extensiones considerables para hacernos ver que también aquí, por estos lares, se aprovecha la materia prima del oro líquido que representa el aceite que pueda salir después de las almazaras.

Como era de esperar, el terreno supuraba agua y muchos han sido los tramos de barrizal que más que impedir lo que hacían es convertir la aventura senderista en algo peculiar. Cuando no impedían completamente el paso y aconsejaban no adentrarse en lo previsto, de modo que ahí se deja ver la experiencia de estos guías que propiciaban rutas alternativas. No era fácil porque muchos han sido los instantes donde había que adentrarse en caminos no marcados y solo la orientación de quien pudiera conocer el entorno hacía posible la continuación. Un tramo final resultaba imposible, necesitado por ello de transitar por caminos y carreteras asfaltados, para llegar a la presa del Boquerón y de esta manera rodear el terreno para volver al punto originario de la ruta.

Una experiencia más vivida por un grupo compuesta por personas de agradable compañía, haciendo que los aproximadamente 17 kms. que han sido recorridos se hayan hecho especialmente apetecibles. Tanto como para que en grupo se participara de esa graciable bebida que es la cerveza, ya en el merendero situado en el embalse de Horno Tejero y que ponía punto final a la aventura senderista.

Todos agradecidos y contentos por este maravilloso día vivido, de temperatura y sol casi primaveral, esperando desde ya mismo una próxima ruta. Algo tendrán los organizadores cuando se encuentra cada vez más consolidada la participación grupal.

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