El llevar ya un buen trecho recorrido en la vida, la mía, me hace ver las cosas con el prisma de lo mucho acaecido desde que empezara a tener uso de razón. Y realmente compruebo como han ido sucediendo acontecimientos luctuosos que te han llevado a preguntarte si es casualidad o un designio torticero el que tengas que ir superando obstáculo tras obstáculo y sufriendo en no pocos momentos. Pero miras a tu alrededor y compruebas que cada peregrino de la vida lleva su propia cruz, la del destino que esté marcado, unos con más y otros con menos fortuna pero, a la postre, todos imbuidos en el mundo de las tinieblas de lo que pueda ir viniendo.
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