La Comarca de las Vegas Altas del Guadiana se localiza en la zona Centro Oeste de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Su territorio se asienta sobre el valle fluvial existente en el tramo medio del río Guadiana y es, fundamentalmente, llano. Tiene una base económica eminentemente agrícola con una rica e importante agroindustria asociada. La superficie de la Comarca de la Vegas Altas del Guadiana es de 1.652,72 km2, supone el 3,97 % de la superficie regional.
El río Guadiana es el eje vertebrador y la base del motor de desarrollo de la Comarca es el regadío. De ahí que el agua sea uno de los elementos de identidad de la Comarca.
Está compuesta por 16 municipios: Acedera, Cristina, Don Benito, Guareña, La Haba, Manchita, Medellín, Mengabril, Navalvillar de Pela, Orellana de la Sierra, Orellana la Vieja, Rena, Santa Amalia, Valdetorres, Villanueva de la Serena, y Villar de Rena.
Territorialmente podemos distinguir dos zonas diferentes: una comprende el valle del Guadiana, de sección muy abierta que da lugar a extensas superficies, conformando la Vega Alta y que abarca la mayor parte del territorio comarcal y, la otra, ubicada en la zona sur de la Comarca, correspondiendo con la penillanura y las sierras. Es una Comarca muy cohesionada geográfica y funcionalmente, ya que sus localidades están integradas no sólo por un mismo entorno geográfico: la vega del Guadiana, sino que tienen unos mismos intereses económicos y territoriales. Este territorio tiene importantes connotaciones urbanas, ya que el 60 por cien de la población reside en alguno de sus dos centros urbanos: Don Benito y Villanueva de la Serena. Dato que nos obliga a hablar de dos ámbitos claramente diferenciados, el urbano y el rural. La centralidad de la Comarca es compartida por sus dos ciudades.
Vegas Altas, la comarca extremeña de regadío por excelencia, conserva áreas de gran valor medio medioambiental, como la sierra de Pela, los entornos del embalse de Orellana, las dehesas de la zona centro, las sierras del sur (Manchita-Cristina-Don Benito), así como ríos poco alterados (Ortigas y Guadámez, por ejemplo), que muestran formaciones vegetales mediterráneas asociadas a la encina y al matorral, donde viven especies zoológicas de gran interés ecológico y económico.
El espíritu de las artes, las letras, la cultura y el humanismo adquiere cuerpo en la figura de Juan de Zúñiga, último maestre alcantarino, quien se retiró a Villanueva con un selecto grupo de pensadores y sabios, como el jurista Gutiérrez de Trejo, el astrólogo Abraham Zacuth, el músico Solórzano y Antonio de Nebrija, quien, en la última década del siglo XV, habría de escribir aquí, a caballo con Zalamea, la primera gramática de la lengua castellana.
Poco más tarde, los nombres de Hernán Cortés y Pedro de Valdivia están en boca de todos y son muchos los que aspiran a emular sus gestas al otro lado del Atlántico. Fue aquélla una generación de conquistadores, aventureros y colonizadores de nuevos mundos.
1. MUNICIPIO DE ACEDERA.
Se sitúa a la altura de las dos Orellanas, más adelantada aún que Navalvillar de Pela en dirección a Villanueva de la Serena como pórtico de la Siberia. Como emplazamiento ocupa un cerro que domina las suaves ondulaciones del entorno, asomándose al río Gargáligas.
En sus inmediaciones, y como hito de significación formal muy destacada, que sirve para localizar e identificar el núcleo, se sitúa el acueducto de gran porte que sirve al Canal de Orellana, y que cruza la carretera N-430.
Iglesia de La Asunción. Sobre uno de sus extremos limitando el escaso caserío que compone la localidad, se alza la mole de la iglesia parroquial de la Asunción, erigida en 1566, y hoy reducida únicamente a parte de su estructura primitiva. El edificio fue destruido por el terremoto de Lisboa de 1755, no restando en pie de él más que la parte delantera. Sobre su portada luce el escudo del obispo de Plasencia, a cuya Diócesis pertenece.
2. MUNICIPIO DE CRISTINA.
Cristina es un reducido enclave campesino situado en las proximidades de Guareña, de la que dependió tradicionalmente como aldea dentro de la jurisdicción del Condado de Medellín.
A mediados del XVIII su población después de 260 años, si bien crónicas antiguas le reputan máximo en los tiempos modernos lo alcanzó en 1.960 con casi un millar de almas.
El caserío conserva escasamente transformados sus rasgos seculares de carácter rural, componiéndose casi por completo de edificaciones de una sola planta con sus doblados y corrales, bien integradas con el medio natural.
Puente del Arroyo
3. MUNICIPIO DE DON BENITO.
Don Benito se sitúa entre el extremo oriental de La Serena y las Vegas Altas del Guadiana, en una de las zonas más ricas de Extremadura. Junto con Villanueva de la Serena, de la que la separan tan sólo 5 km., forma uno de los focos demográficos y ecónomicos más potentes de la región.
Es una ciudad de origen incierto, en los que se mezcla la historia y la leyenda. Los datos más concretos sitúan su fundación en la segunda mitad del siglo XV, a partir del enclave próximo de Don Llorente. Las razones de su creación fueron establecer un asentamiento en lugar mejor resguardado que el originario de las continuas inundaciones del Guadiana, y de mayor protección frente al vasallaje de los Condes de Medellín, de cuyo Señorío dependía el lugar como aldea.
Adquiere su desarrollo como centro comercial a partir del siglo XVI y en 1856 la reina Isabel II le otorga el título de ciudad.
Monumento al agua y la tierra. En el centro urbano, en la Plaza de España se alza este monumento desde el año 1965, sustituyendo a una antigua fuente tradicional. El conjunto escultórico que es obra de Enrique Pérez Comendador, simboliza al agua y la tierra mediante un hombre en piedra y una mujer en broncínea. Esta combinación hace que sea única en España. En su interior se encuentran versos del poema dedicado al río Guadiana escrito por el médico y humanista Celestino Vega Mateos.
Iglesia de Santiago Apóstol. El vertiginoso crecimiento demográfico durante la época moderna aconsejó construir un templo parroquial con dimensiones de catedral, emblema del poder de Don Benito. El edificio (siglo XVI-XVII) presenta un aspecto de gran solidez, con contrafuertes bien dimensionados coronados por pináculos. En la fachada principal, que mira al poniente, destacan dos grandes y airosos plintos sobre los cuáles se levantan cuatro espléndidas columnas acanaladas de estilo corintio. Un frontón partido y ligeramente curvado abraza una hornacina con un plinto y columnas delicadamente labradas de capiteles de corintio florido y rematada con hermosa concha ocupada por la Virgen Inmaculada, obra del escultor dombenitense Pedro Torres Yzunza. Las fachadas de la epístola del evangelio muestran una clara influencia del clasicismo herreriano. Sobre la puerta de la Epístola o del Mediodía, se encuentra el escudo del obispo de Plasencia don Martín de Córdoba y Mendoza, el cual está compuesto de tres cuarteles divididos sobre cartela de cuero y rodeado de banderas. En su interior destaca la majestuosidad de sus naves, con bóvedas de nervadura retablo principal de gran belleza.
4. MUNICIPIO DE GUAREÑA.
Se trata de una población de llano de considerable entidad y carácter predominantemente agrícola que ocupa el extremo más occidental del ámbito dombenitense.
En su economía, de tradición secularmente campesina destaca la producción de vino, aceite y cereales. Sus naturales son conocidos por el apelativo familiar de piporros.
Los primeros pobladores son de la época prehistórica, aunque también hay restos que dejan testimonio de que también los hubo en etapas romana, visigoda y árabe. Algunas fuentes la consignan ya en el siglo XIII bajo la denominación actual. En el XV los Reyes Católicos le otorgaron la consideración de Leal, eximiéndola de la Orden de Santiago a la que pertenecía. Más tarde pasó a integrarse en el Condado de Medellín bajo el Señorío del Conde de Santisteban y finalmente, ya en el XVIII, en el Ducado de Medinacelli. En lo administrativo se hallaba incluida en la provincia de Trujillo, dependiendo en lo eclesiástico de la Diócesis de Plasencia. En lo referente al aspecto urbanístico el núcleo más antiguo se focaliza en torno a la iglesia parroquial y el Ayuntamiento, hitos que, según fórmula no habitual, aunque próximos, presiden plazas diferentes. En esa zona se sitúan calles pintorescas de nombres significativos, como Cuesta, Santa María, Derecha, Cuatro Esquinas, y hasta una llamada Castillejos, que parece indicar la existencia pretérita en ese ámbito de algún elemento fortificado del que hoy no se tiene constancia. A partir de este foco inicial se ha desarrollado en dirección a levante, generando largas calles que tienden a desembocar en la carretera a Don Benito, en cuyo eje han surgido últimamente importantes instalaciones hosteleras y de otros servicios. Estos nuevos tejidos presentan estructura hipodámica regular. Tanto en ellos como en los antiguos, las edificaciones responden al tipo campesino. Las casonas más distinguidas correspondientes a la hidalguía local ostentan potentes recercos de granito y blasones en las fachadas. También son numerosas en las áreas surgidas desde finales del XIX, las muestras de arquitectura modernista y eclecticista, con realizaciones de acusado interés.
Iglesia de Santa María. Se ubica en un edificio de majestuoso porte, que se divisa desde cualquier parte del pueblo. Fue construido sobre otra iglesia que existía antiguamente en el mismo sitio. La disposición de la iglesia y su monumentalidad artística, abriéndose en la parte alta de los muros amplias ventanas en medio punto con parteluz crucífero de balaustres, es un importante ejemplo de la arquitectura religiosa extremeña del siglo XVI, coexistiendo en ella tanto el estilo gótico como el renacentista. La torre de la iglesia se terminó en el año 1700. La portada de la entrada principal, donde se aprecian todos los elementos del estilo renacentista, con una magnifica imagen de piedra blanca de la Asunción en su cuerpo superior, fue terminada ya a finales del siglo XVIII, en el año 1793. El retablo mayor, del siglo XVI, es de grandes dimensiones y arquitectura clasicista. Fue destruido durante la pasada Guerra Civil y restaurado por el artesano local Diego López Cabrera y por el pintor guareñés Julián Palencia Cortés. Fueron, pues, siglos los que tardó la iglesia en presentar el aspecto actual.
5. MUNICIPIO DE LA HABA.
Se halla entre Don Benito, Villanueva y Magacela, sobre un ámbito típicamente representativo del Partido Judicial, compuesto por dehesas y pastizales.
Sobre la procedencia de su nombre existen varias versiones, las dos más extendidas son, una que su nombre viene de que las rocas que se extraían de sus canteras, en el tiempo en que éstas existieron en la localidad, presentan grandes cristales de feldespato y cuarzo, llamados «dientes de caballo» o «habas»; la otra versión, también muy popular es que su nombre procede de la célebre leguminosa, que se criaba con abundancia en estas tierras.
La zona se encontraba poblada en la época romana, como atestiguan la existencia en la ermita de un ara romana utilizada como pila de agua bendita, el puente romano sobre el río Ortigas y las numerosas tumbas excavadas en la roca que proliferan en las inmediaciones de dicha ermita.
Documentado encontramos que este territorio fue conquistado a los musulmanes en tiempo de Fernando III, y pasa a la Orden de Alcántara. El maestre Gonzalo Pérez Gallego le otorga carta de población en el siglo XIV, regulando las condiciones de entrega de tierras y las normas jurídicas por las que había de regirse la comunidad.
Aunque, debido a su accesibilidad, hacía las veces de capital de partido Villanueva de la Serena, de la que fue aldea La Haba, hasta 1554, que el rey Carlos I de España y V de Alemania, le da su autonomía y el título de villa, previo pago de 1.346.500 maravedises.
Este documento no queda ratificado, al abdicar dicho rey en 1555 y no estar esto documentado. Será en 1666 cuando se solicita la confirmación y la Reina Gobernadora Doña Mariana de Austria, madre y tutora de Carlos II, que entonces contaba 5 años, así lo previene y dicta el acuerdo el 7 de mayo de dicho año.
Convento. Es uno de los edificios más importantes del municipio. Está ubicado muy cera de la Iglesia Parroquial. En su día los Condes Campos de Orellana lo construyeron para alojar a los más necesitados, como ancianos y enfermos. En él destaca una torre con 25 escalones que está separada del cuerpo principal pero unida a él por medio de soportales y la pila de agua bendita en granito. Hace tres décadas se usaba como lugar cultural; allí mismo se representaban obras de teatro, cante, baile, etcétera, que se celebraban durante las fiestas patronales.
6. MUNICIPIO DE MANCHITA.
Manchita es un municipio de Badajoz que se encuentra entre Guareña y Oliva de Mérida.
Según una leyenda que repite la de Guadalupe, en 1450 la Virgen se le apareció a un vaquero sobre un olivo en este lugar, erigiéndose en el mismo con tal motivo una iglesia bajo la advocación de María Santísima se cambió el nombre por el de Ntra. Sra de la Natividad o Asunción, que hoy es la tutelar de la parroquial y Patrona del pueblo. Este mismo ostentó hasta el siglo XVIII el nombre de La Mancha, asumiendo después el diminutivo presente a causa de su mínima entidad. Algunas fuentes mencionan el núcleo como existente ya en el XIII, lo que parece cierto, siendo lo más probable que la leyenda de la aparición de la Virgen se refiera a la reconstrucción de una nueva iglesia sobre otra anterior.
Balcón de Manchita
7. MUNICIPIO DE MEDELLÍN.
Medellín es una de las poblaciones extremeñas con mayor renombre y arraigo histórico. Se sitúa entre Don Benito y Mérida en la orilla izquierda del Guadiana, al pie de un cerro que emerge en la planicie dominando el entorno. En ese mismo punto se incorpora al Guadiana su afluente Ortigas, originando ambos cauces un amplio seno a cuyo propicio cobijo se acoge.
Poblado desde tiempos remotos, el vado sobre el Guadiana que ocupa Medellín siempre fue objeto de codicia estratégica. Gracias a ello es posible afirmar que esta localidad representa uno de los asentamientos ininterrumpidos más antiguos de la Península Ibérica. Una completa necrópolis, datada en el siglo VI a.C., testimonia la importancia socio-económica desarrollada por la ciudad ubicada en este entorno. Conisturgis era su nombre, población de ascendiente túrdulo muy vinculada al reino de Tartessos, a través de cuyos puertos, en la actual provincia de Cádiz, viajaron hasta estas tierras varios objetos importados desde el Mediterráneo Oriental.
Andando el tiempo llegaron las legiones romanas, asimilando la desarrollada estructura política y urbanística de Conisturgis. En virtud de ello se fundó Metellinum (79 a.C.), nombre asignado en honor a su promotor, el cónsul Quintus Caecilius Metello, general romano protagonista de las guerras sertorianas.
La presencia visigoda se hizo notar merced a la influencia irradiada desde Mérida, como lo prueban diversos restos epigráficos y la necrópolis hallada al sur de la actual población. Durante la dominación musulmana se mantuvo la importancia estratégica, levantándose la primera fortaleza conocida en Medellín.
En 1234, esta localidad se conquistó en el curso de las victoriosas campañas de Fernando III. El Maestre de la Orden de Alcántara y el Obispo de Plasencia fueron personajes destacados en las operaciones, razón por la cual Medellín se integró en la diócesis placentina mientras que la Orden de Alcántara recibió el territorio conquistado en la vecina comarca de La Serena. Otra consecuencia de aquellas campañas fue la delimitación de los territorios entre las Órdenes de Alcántara y Santiago, separados por la Comunidad de Villa y Tierra de Realengo constituida en Medellín. En la primera mitad del siglo XIV el señorío de la villa fue ocupado por Juan Alfonso de Alburquerque, protegido de Pedro I de Castilla quien, sin embargo, le retiró más tarde la confianza llegando a destruir el castillo en 1354. A mediados del siglo XV Medellín comenzó a figurar como Condado siendo don Rodrigo Portocarrero su primer titular.
El conflicto dinástico entre Juana «La Beltraneja» e Isabel la Católica tuvo sus consecuencias en Medellín, pues la por entonces condesa, doña Beatriz de Pacheco, tomó partido por «La Beltraneja». Así, hasta el siglo XVI el castillo se fortaleció e incrementó sus defensas, ya que los monarcas procuraban mermar el poder de la nobleza que le era hostil, como sucedía con el linaje asentado en esta villa.
Medellín pasó definitivamente a la historia por ser la cuna de Hernán Cortés (nacido alrededor de 1485), conquistador del Imperio Azteca y precursor del estado mejicano. El siglo XVI también marcó la expansión urbanística hacia el llano, abandonando paulatinamente la ladera del castillo. En esta época se evidencia una recuperación económica puesta de manifiesto en la construcción de distintos edificios religiosos y civiles.
Otra fecha referencial en la historia de Medellín es el 28 de marzo de 1809. En la mañana de aquel día se libró una encarnizada batalla entre tropas francesas al mando del mariscal Victor y españolas bajo las órdenes del general García de la Cuesta. El desenlace fue negativo para el bando español, resultando una de las más severas derrotas sufridas en el transcurso de la Guerra de la Independencia. Como consecuencia, los franceses acamparon durante tres meses en la localidad, causando graves destrozos a su patrimonio monumental. Algo más de un siglo después, entre 1936 y 1938, Medellín volvió a ser frente de batalla durante la Guerra Civil.
Monumento a Hernán Cortés. Formada por una estatua realizada por Eduardo Barrón en 1890, situada en la plaza principal de Medellín, con el fondo del castillo de los Condes de Medellín. La estatua representa al ilustre conquistador de México en armadura completa, sosteniendo el estandarte sobre un ídolo azteca caído a sus pies.
Castillo y puente. Constituyen elementos consustanciales a Medellín. El castillo fue fortaleza árabe, destruido en el siglo XIV y reedificado por el infante don Sancho de Castilla, con poderosos torreones y muros con adarves y almenas.
Sobre el río Guadiana se construyó, en el siglo XVII, el portentoso puente con sillares de cantería y sólidos contrafuertes. Tiene 430 metros de longitud y 20 arcos de grandes dimensiones.
8. MUNICIPIO DE MENGABRIL.
Se trata de un pequeño núcleo campesino, situado junto a la orilla izquierda del río Ortigas, entre Medellín y Don Benito, en el límite de las fértiles tierras de las Vegas Altas del Guadiana.
Hasta 1737 en que obtuvo su autonomía como Villa exenta perteneció con categoría de aldea al Condado de Medellín. Según refiere Ortiz de Thovar, antiguamente era conocida en el entorno como la villa de los ajos, por la abundante producción de ellos en sus huertas, apelativo que aún se recuerda en el partido judicial.
Iglesia de Santa Margarita. Pequeño templo de modelo rural originario del siglo XV, edificado en mampostería y sillares, en el que destaca su potente torre. Particular atención requiere la portada del Perdón, de buena traza gótica con sutil conopio, suyo diseño se relaciona con la del Evangelio de la de San Martín de Medellín. Sobre su cabecera se aneja el pequeño cementerio de la localidad.
9. MUNICIPIO DE NAVALVILLAR DE PELA.
Con una extensión territorial que ocupa unos 250 kilómetros cuadrados, se alza el municipio de Navalvillar de Pela, en la Comunidad Autónoma de Extremadura. Concretamente el término municipal de Navalvillar de Pela está situado en la vertiente Norte de la provincia de Badajoz, cerca de la línea frontera con Cáceres, a una distancia de la ciudad de Badajoz de 148 kilómetros. El municipio presenta una orografía escarpada y montañosa, pues se halla en la Sierra de Pela, el acceso a la zona de La Siberia.
Parece que los orígenes de la localidad hay que situarlos en la Baja Edad Media, en torno a los siglos XIV y XV, cuando se dio la escisión entre algunos de los pobladores de Trujillo.
Navalvillar de Pela ofrece un patrimonio abundante en senderos y construcciones de tipo religioso.
Plaza. La arquitectura popular tradicional de Navalvillar de Pela se ve hoy absorbida por las construcciones modernas, fruto de su reciente desarrollo y expansión.
10. MUNICIPIO DE ORELLANA DE LA SIERRA.
Orellana de la Sierra u Orellanita se encuentra al NE de la Provincia de Badajoz. Está situada en el valle que forman la Sierra de la Mesilla y Sierra Morena. Parece probado que este asentamiento ya existía como núcleo poblado en tiempos de los árabes. Los primeros testimonios documentados datan de 1.180, cuando Alfonso VII, tras conquistar Trujillo, ocupó diversos territorios entre los que se encontraba Orellana la Vieja.
En 1196 el lugar fue tomado de nuevo por los musulmanes hasta que, bajo Fernando III, resultó ganado definitivamente para los cristianos por Fernán Ruiz.
Junto a Orellana de la Sierra se localiza el embalse de Orellana, que posee la más completa infraestructura para el aprovechamiento turístico de las aguas.El embalse abastece a los regadíos de Las Vegas, y además, permite realizar numerosos deportes: vela, pesca, playa, etc.
Ocupa la vertiente de la solana de la misma Sierra de Pela que en su extremo contrario acoge a Navalvillar, aunque asentándose, no como ésta en lo llano de su pie, sino sobre las apartadas escabrosidades de su falda, ocupando un paraje de acusado atractivo paisajístico.
Orellana de la Sierra o la Nueva, señorío en el pasado de la noble familia de los Bejarano, se alza en lo alto y cercana a Orellana la Vieja, señorío de los Altamirano, asentados en Trujillo.
Unos y otros, en sus luchas frente a los Golfines de Cáceres se unieron asumiendo un blasón unificado, de diez roeles, que identifica al apellido Orellana y a los lugares de su dependencia.
Se trata de un núcleo reducido, que por tal causa es conocido popularmente en el entorno como Orellana, aunque según ciertas versiones su origen, no obstante su apelativo y entidad, resulta de mayor antigüedad que la propia Orellana la Vieja. La tradición mantiene que la fundación del enclave se debe a Alvar García Bejarano, hijo de uno de los dos únicos supervivientes de la matanza efectuada en Badajoz sobre los miembros de este linaje por Sancho IV en 1.289. Con el tiempo, este apellido sería cambiado también por el de Orellana.
Iglesia Parroquial del Espíritu Santo. Edificada con mampostería encalada y originaria del siglo XV.
11. MUNICIPIO DE ORELLANA LA VIEJA.
Orellana la Vieja es un municipio situado al noreste de la provincia de Badajoz. Tiene una superficie de 37,5 km2, y se encuentra asentada a orillas del río Guadiana, al pie del embalse que lleva su nombre.
En el pasado fue señorío de la familia trujillana de los Altamirano, para quedar después en posesión del marqués de Bélgida.
La población se asentó secularmente sobre un llano, en un dominio geográfico de secano compuesto por pizarras arcillosas, y cubierto por grandes dehesas de alcornoques y olivos con abundancia de retama y matorral. La construcción en sus cercanías a mediados del presente siglo, del tercero de los pantanos que regulan el curso alto del Guadiana (los otros dos son Cíjara y Puerto Peña) transformó por completo el medio circundante y las condiciones de vida de la localidad, convirtiéndola, de un enclave condicionado en su economía y formas de existencia por la naturaleza seca del terreno, en otra relacionada de modo directo con la gran masa de agua inmediata. La capacidad del embalse de Orellana es de 808 Hm3 y su superficie de 5.550 Has.
Castillo-palacio de los Altamirano. Se ubica en el centro urbano de Orellana la Vieja, siendo la más emblemática construcción de la localidad, símbolo de su señorío. Los primeros elementos de la primitiva casa-fuerte, construida sobre una alcazaba islámica de época anterior, datan de finales del siglo XIII. La construcción que ha llegado a nuestros días fue realizada bajo el señorío de los Altamirano en el siglo XV, con una importante remodelación de mediados del XVI, con la que la fortaleza perdería su función defensiva para convertirse en un hermoso palacio. El conjunto estaba formado por cuatro torres de gruesos muros, dos redondas y dos cuadrangulares, unidas por una muralla que delimitaba un recinto cerrado de planta aproximadamente cuadrada, abierto a poniente por su puerta principal, situada junto a la albarrana. Algunos recintos que, por documentación del siglo XVIII, se sabe que contenía el palacio, son, el Archivo, el Cuarto de los Azulejos, o las bodegas caballerizas, cocinas y dormitorios. Destacaba en el conjunto el magnífico patio porticado con arcos de medio punto en el piso inferior, y arquitrabado en el superior, que se apoyaba sobre columnas de capiteles jónicos, de gusto renacentista. El patio, de estilo plateresco, ha desaparecido.
Hoy día se conserva la espléndida torre del homenaje, de planta cuadrangular, un torreón circular, y otras estancias y restos, entre los que destaca el escudo de los Orellana, con diez roeles y una inscripción.
12. MUNICIPIO DE RENA.
Se halla próxima a su antiguo anejo de Villar de Rena, configurando un enclave estrictamente rural. Sobre su remoto origen circulan pintorescas leyendas, constando su existencia en época romana como punto conectado quizá con la angigua Rodacis. El asientamiento resurgió en el XII bajo el impulso de los templarios.
Sobre su remoto origen circulan pintorescas leyendas, constando su existencia en época romana como punto conectado quizá con la antigua Rodacis.
El asentamiento resurgió en el siglo XII bajo el impulso de los templarios. La tradición menciona la presencia en sus inmediaciones de un castillo del que en la actualidad no existe constancia.
Iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles. Fue construida en el siglo XV. Sobresale su portada granítica y una torre de sillares con campanario.
13. MUNICIPIO DE SANTA AMALIA.
Se localiza en plena vega del Guadiana, entre los arroyos Búrdalo y Cagánchez, ocupando un terreno de tierras feraces que son el origen de su existencia. Exceptuando los modernos poblados de colonización, se trata de la última población fundada en la región.
Su creación fue autorizada en 1827 por Fernando VII a petición de un grupo de labradores de Don Benito, Medellín y Montánchez, que encabezados por el dombenitense Antonio López, reclamaron al rey tierras para su cultivo. El nombre del nuevo asentamiento se aplicó en honor de la tercera esposa del monarca, María Josefa Amalia de Sajonia, muerta en 1829. El nuevo pueblo se edificó de nueva planta en el lugar delimitado por el Corregidor de Villanueva de la Serena sobre los baldíos de Realengo del Carrascal, Lomo de la Liebre y Montes Cuadrados. Su Iglesia parroquial fue construida entre 1831 y 1842 por el maestro alarife Fabían González.
El carácter de centro agrícola cimentado en sus excelentes tierras, se encuentra reforzado en el sector servicios por su estratégica situación en un punto clave de las comunicaciones en las rutas más importantes de la región. Por tal razón, Santa Amalia es también un nudo crucial de carreteras en el que proliferan los establecimientos hosteleros y servicios de toda especie.
Iglesia de Santa Amalia. Constituye el edificio más representativo de la localidad. Se trata de construcción de mampostería encalada, de sabor neoclásico, que al interés de resultar una de las escasas realizaciones de este estilo en la región, une el de ser la última levantada en este territorio según los cánones de la arquitectura clásica tradicional, si se exceptúa la más tardía, aunque también de digna resolución, de Peraleda del Zaucejo, erigida en 1.945.
14. MUNICIPIO DE VALDETORRES.
Pequeño núcleo agrícola situado entre Medellín y Guareña sobre la orilla sur del Guadiana. Localizado en el borde meridional de la Vegas Altas, lindero ya con el ámbito emeritense, su agricultura fue tradicionalmente de secano, aunque actualmente en su mayoría es de regadío. Hoy por sus proximidades discurre el canal del Zújar que va a desembocar en el pantano de Alange.
Morfológicamente constituye un centro de tipo rural, con estructura abierta compuesta por edificaciones campesinas de una o dos plantas, hoy en acusada fase de transformación respecto a su fisonomía secular.
Ayuntamiento viejo.
15. MUNICIPIO DE VILLANUEVA DE LA SERENA.
La población se sitúa en el borde occidental de la comarca, en el ámbito donde se solapan las vegas del Guadiana y las llanuras de terreno seco y duro que se extienden hacia levante. El nombre de La Serena proviene probablemente del término árabe Serna que significa llanura y extensión características del paisaje de la comarca.
Es una tierra de contrastes entre las grandes penillanuras de granito, cuarcita o pizarra, sobre las que escasamente nacen los pastos más apetecidos por el ganado, debido a la poca profundidad y fertilidad del suelo, y las grandes llanuras con pastos salpicadas de encinas.
Nacen los encinares en los montes bajos que en primavera y otoño se tornan multicolores. Este paisaje recibe el nombre de La Serena Esteparia, un ecosistema que reúne numerosas variedades de aves que pueden ser observadas durante todo el año, pero especialmente en otoño y en primavera, como los grupos de avutardas en la época del cortejo, por los meses de marzo y abril.
Con antecedentes aún no bien establecidos en los enclaves romanos de Portículus y Vesci, el asentamiento surgió en la Edad Media con categoría de aldea, al amparo de la vecina fortaleza musulmana de Mojáfar. En 1303 el núcleo fue cedido por Fernando IV a la Orden de Alcántara para su repoblación, bajo el nombre de Aldeanueva. En 1423 alcanzó el rango de Villa, contando entonces con una cerca amurallada de la que no se conserva ningún vestigio, pero cuyo trazado resulta bien conocido. En 1.504 se instalaba en ella el Priorato de la Orden trasladado desde Magacela. Villanueva de la Serena adquiere en 1856 la categoría de Ciudad, por un Real Decreto de Isabel II. Estatua a Pedro de Valdivia Sucesivamente y según la jurisdicción en que se integraba, ostentó los apelativos de Villanueva de los Freyres, de Lares y de Magacela, hasta alcanzar el definitivo de la serena en el siglo XVI. Desde esa época la población luce en su escudo el lema que la señala como Puerta de la Serena. Junto con Siruela, fue la sede de las reuniones de la Mesta, distinguiéndose a partir del siglo XVII como uno de los centros más florecientes de la región. En el XIX recibió de Isabel II el título de Ciudad.
Villanueva es cuna de extremeños ilustres, como el conquistador de Chile Pedro de Valdivia y, en el apartado de las letras, el autor de Jarrapellejos, Felipe Trigo (el premio literario que lleva su nombre, instituido por el Ayuntamiento, acrecienta su renombre de año en año).
Sirena. Villanueva de la Serena, según afirma la leyenda, recibe el nombre de una deformación de «Villanueva de la Sirena». Al parecer, un ejemplar de esta bella criatura vivía en los remansos del río, junto al castillo de la Encomienda, antes árabe Mojáfar y también llamado de Castilnova. De este modo, la sirena se ha convertido en uno de los símbolos más emblemáticos de la ciudad villanovense, que merecía la escultura que aparece en la fuente del Parque de la Constitución,, obra de Perfecto Corchado, realizada en 970. La sirena aparece igualmente en el escudo que se muestra en el Ayuntamiento.
Ayuntamiento. El edificio que alberga la Casa Consistorial fue construido en 1583 y reformado posteriormente. En la zona baja se abren tres amplios arcos de medio punto, sobre columnas jónicas, configurando un atrio porticado. En el piso superior dispone de una balconada corrida, con cinco ventanas adinteladas. En el coronamiento en forma de frontón, luce el escudo de la Villa y una inscripción señalando el año de construcción. La puerta principal ostenta un escudo de la Casa de Austria.
16. MUNICIPIO DE VILLAR DE RENA.
Los orígenes de Villar de Rena se remontan a tiempos de los romanos, cuyo enclave ciertos autores estaría situada en la antigua Lacipea romana, mansión y lugar de descanso (de ahí seguramente deriva el nombre de Villar, es decir, casas de campo o de descanso de las huestes romanas) en la vía que se dirigía a Caesar Augusta (Zaragoza). Otros Autores sin embargo creen que estaría enclavadas en la antigua Regina.
Hacia finales del siglo XII, la repoblación llevada a cabo por los cristianos en este tierra se llevaría a cabo por los orden de los templarios, constituyéndose un territorio dependiente del señorío de la Comunidad de Villa y Tierra siendo la población principal Medellín, y al Obispado de Plasencia, alcanzando la categoría de Villa Exenta en 1735 pero teniendo que esperar de hecho hasta el año 1811 para que Villar de Rena fuera totalmente independiente, años de la desaparición de Señorío del condado de Medellín.
Iglesia de Santiago Apóstol. Situada en el borde oriental del caserío, lindando con la carretera a Campo Lugar. Constituye realización tardogótica de reducidas proporciones originaria del siglo XV, edificada en mampostería y piedra según el modelo de templo rural propio del ámbito emeritense. Consta de gran cabecera con cubierta de crucería estrellada, nave única, coro a los pies, y torre rematada en chapitel bajo la que se aloja el baptisterio. Este se cubre con bóveda de piedra, figurando en uno de los sillares el año 1560 como fecha de ejecución. En la fachada frontal se abre una sencilla portada granítica, existiendo otra, hoy cegada, en el costado de la Epístola. El templo contó con un buen retablo asentado en el primer tercio del siglo XVII. Con motivo de un incendio acaecido en 196 fueron descubiertas unas pinturas murales antes desconocidas, hoy restauradas. Son de factura popular, datadas en XVIII y representan un retablo compartimentado en doce casas, con escenas de la Anunciación y la Natividad, un Crucificado y otros motivos.