¿Tomamos un café?

          Tomarse un café se ha convertido en un ritual para hacer esa necesaria parada en el trabajo, cuando te encuentras con un conocido, para realizar un negocio con los clientes, o simplemente para deleitarse con un momento puntual. También somos numerosas las personas que emprendemos el día con ese delicioso café que nos sirve de desayuno, o concluimos una buena comida con este apreciado postre.

          Cierto que cuando nos referimos al café son muchas las personas que las cambian por otro tipo de bebidas o infusiones, pero la cultura del café es algo arraigado en los países y en cada uno de ellos se puede encontrar sus propias variantes. Y muchos somos los cafeteros que disfrutamos con este sabor.

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          Pero si algo me llama poderosamente la atención es el gusto tan singular que tenemos las personas, y aquí me centro en el territorio español aunque puede decirse que es una cuestión universal, porque cuantas más personas nos juntemos para saborear la deliciosa bebida mayor problema tiene quien nos sirva pues, a buen seguro, tendrá que tomar nota escrita si no quiere perder el hilo conductor de la sintonía machacona a la que se ve sometido.

          Aunque podríamos diferenciar entre el que toma café casi por costumbre, con granos de poca calidad, muy aguados o con mucha leche, del auténtico gourmet cafetero, lo cierto es que, sea como sea, destacan algunas variedades que de inmediato son referidas por los consumidores. No es de extrañar que detrás de esta bebida se encuentren los concebidos como baristas, esto es, profesionales especializados para propiciar variantes con la combinación de varios tipos de leches, esencias y licores, entre otros.

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          Pero sin llegar a la sofisticación, el consumidor normal ya de por sí es exigente y muestra sus gustos para referirse al café que desea:

Café expreso o café solo, que es el más simple, al no contener otro complemento que el propio de hacerse con la materia prima (café), molido y con agua. Dependiendo de estos ingredientes, así será el resultado.

Café americano, que es una ración de café para una taza de mayor tamaño que el café largo.

Café cortado, que lleva a servir la misma cantidad de café que en un solo, añadiendo leche calentada con un vaporizador hasta llenar la taza, que no debe ser muy grande.

Café doble, es un café expreso aunque con doble ración de café.

Café largo, en el que al café expreso de la misma dosis pero de un tamaño algo superior, por lo que es una variedad más suave.

Café con leche, que obedece a lo que indica su propio nombre. Eso sí, la cantidad de leche puede variar según el gusto del comensal, así que se suele y debería servirse delante del cliente, con el tipo de leche que prefiera (caliente, fría, desnatada, etcétera). Se prepara en una taza más grande que la del café cortado.

Carajillo, que lleva su propio ritual. Quemando brandy con unos granos de café y corteza de limón, se añade a continuación el café solo preparado. La infusión de alcohol se puede colar o servir con los granos y la piel del cítrico.

Bombón/biberó/goloso. Lo normal es preparar un café solo en un vaso estrecho de cristal, y a continuación se añade leche condensada. Deja un bonito contraste de colores que se funde cuando el comensal mezcla con la cucharilla.

Descafeinado de máquina, se trata de un café expreso elaborado con café descafeinado.

Descafeinado de sobre, que es una variante del café instantáneo o extracto de café deshidratado en su versión descafeinado.

Leche manchada. En una taza de leche se vierte solo un poco de café.

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            Y si esto fuera poco, llegan los gustos complementarios:

Servir en vaso o taza. Es una preferencia que tienen los consumidores, prefiriendo el vaso por el placer del cristal y de sentir el calor del ingrediente en la mano, y la taza por ser más refinado y portar el asa que convierte el uso en un modo más cómodo.

Con leche entera, desnatada, semidesnatada, sin lactosa o de soja. La intolerancia a la lactosa es un motivo evidente para el cambio de leche, lo que hace que cada vez resulte más frecuente contar con estas posibilidades. Ello no quita que se puedan pedir estas variantes por mero placer o gusto.

Con azúcar blanca o morena, con sacarina o con otros edulcorantes. Constituye otro auténtico mercado pues hay quienes prefieren el sabor amargo del café, y otros que desean un sabor más o menos dulzón. La sacarina o aspartamo es una variante para reducir las calorías.

Leche caliente, natural, fría o con hielo. Auténtica variante para disfrutar del café a gusto. Es algo más usual que se propicie según la estación del año, siendo usual con hielo en verano y el resto en otras temporadas.

■ Leche con o sin espuma. Un detalle no exento de gusto en cada persona. Mientras que unos disfrutan viendo esa espuma en la parte superior del café, otros muestran su reticencia, incluso criticando a quien lo haya servido así por considerar que se pretende escatima la leche.

            Y según la Comunidad Autónoma, se producen otras variantes. He aquí algunas de ellas:

Asiático, café solo con leche condensada, brandy o ron flambeados, y espolvoreado con canela molida. Variedad típica del campo de Cartagena, aunque también se puede pedir en otras zonas de la Región de Murcia.

■ Barraquito, que es un café cortado largo, con leche líquida y leche condensada, canela en rama, corteza de limón y chorrito de licor. Especialidad de Canarias.

Belmonte, que es un café con leche condensada y brandy. Típico de la zona mediterránea.

Blanco y negro, café granizado con leche merengada. De la Comunidad Valenciana.

Caleta, carajillo de ron y brandy aromatizado con corteza de limón y de naranja. Originario de Ibiza.

Con orujo, café con unas gotas de esta bebida alcohólica. Propio de Galicia.

Del tiempo, especialmente en verano es un café frío con rodajas de limón y canela en rama. Alguna vez se le añade cubitos de hielo. De la Comunidad Valenciana.

Leche y leche, café largo cortado con leche condensada. Islas Canarias.

Mediano, café con leche, entre el cortado y el de desayuno. Servido en vaso de cristal. Antiguamente era tradicional introducir una hoja de avellano para aromatizar el café. Cantabria.

Nube, nomenclatura específica para un 10% de café y 90% de leche. Málaga.

Perfumat, café y anís. Barcelona.

           Como advertimos, la cultura que rodea al café es apasionante y compleja, con multitud de términos, costumbres, tradiciones y gustos. Con certeza volveremos a reírnos en ese próximo encuentro con otras personas y cada una de ellas haga su especial proposición. A mí me resultaría terrible tener que responder a esta variedad de gustos, pero he aquí donde se verán los verdaderos profesionales y la categoría del establecimiento en el que estemos.

          Dicho esto, ¿cómo os gusta el café a vosotros?

 

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