La torre de la Catedral de Badajoz

Los ciudadanos de Badajoz hemos pasado muchos años viendo exclusivamente la fachada y no el interior de esa enorme torre que da vistosidad a una Catedral que es muy diferente a las que se acostumbra ver en otros lugares. Lo que se divisa, en su conjunto, es una construcción robusta, con almenas y merlones, escasez de vanos al exterior, más propias de recintos amurallados.

El ser esta una ciudad que por su situación fronteriza acostumbraba a mantener luchas bélicas, no podía por menos que pensarse en construir una «seo» (sede o silla del obispo) que estuviera fortificada como si de un castillo se tratara, para de esta forma poder defenderse ante los ataques externos. Máxime cuando la construcción se producía fuera de lo que suponía el recinto protector de la Alcazaba. No hay que desechar tampoco las circunstancias económicas que concurrían y que no permitían seguir el ejemplo de otras coetáneas de belleza singular. Con todo, y como también es costumbre que ocurra en otros lugares, el diseño no aparece completado como se pensaba hacer y en la que se integraría una nueva torre, paralela a la que quedó inmortalizada, situadas ambas a cada lado de la fachada principal.  

En general, el proceso de construcción parece que llevó sucesivas fases, cimentándose en el siglo XIII y levantada entre los siglos XV y XVI (finalizada en 1544). Su última fase de la construcción fue dirigida por el maestro de cantería Gaspar Méndez (que también lo hiciera con otra perla de Badajoz: la Puerta de Palmas). Hay constancia de las dificultades que supuso completar las estructuras necesarias que permitieran subir los materiales y maquinaria, cuya complejidad obligó a que estas instalaciones se tardaran en hacer casi año y medio.

Sea como fuere el caso es que para los que vivimos aquí ha constituido siempre un símbolo emblemático de la ciudad. Eso sí, impedidos de adentrarnos en el interior de la única torre existente, donde residiera en su momento el campanero y ubicaran otras instalaciones que ahora ya pueden visitarse por la apertura que se ha producido al público en general tras la restauración del entramado que posibilita su ascensión (nuevo sistema de iluminación, instalación de medios de protección para garantizar la seguridad del visitante, junto con un sistema de vigilancia a través de sensores y videocámaras).

Un atractivo turístico que permite a los residentes y visitantes gozar a la par de lo que aquí aparece estructurado de forma cuadrangular, a modo de recio torreón de 41 metros de altura y 11 de anchura, con un total de 142 escalones divididos en tres tramos. Inaugurada su apertura al público el 27 de octubre de 2023, acudo ahora para no perderme algo que siempre deseaba visitar. Intento con esta entrada relatar lo visualizado y aportar algunas imágenes que muestren cómo es su contenido.

Tras unas amables palabras de quien se encarga de la recepción de los visitantes, dando unas explicaciones de lo que puede verse y el módico precio que supone, facilita una audioguía que nos permite adentrarnos en el recorrido catedralicio. La entrada a la torre se encuentra entre la capilla de Santa Bárbara y la del Bautismo, por medio de una pequeña puerta a la que siguen los escalones que nos conducen a un primer piso que se corresponde con el segundo cuerpo exterior, y que integra lo que fuera la vivienda del campanero. Pueden advertirse las distintas estancias existentes (sala de estar, dormitorio principal, distribuidor, dormitorio secundario, y huecos junto a los ventanales), en la que se divisan las sogas que permitían maniobrar desde este lugar los toques campaneros. Lugar que aparece embellecido con dos amplias ventanas y bóveda de elegante crucería. De su originaria composición no existen ya lo que fuera la cocina y aseos, que se estructuraban hacia el exterior y que fueron eliminados en su momento.

La curiosidad nos lleva a conocer, por la información suministrada, que el último campanero que tuvo la catedral fue Daniel Perera González, que residiera en estas estancias junto con su esposa (Isabel González Sánchez Soriano) y su hijo, durante 21 años desde 1949 hasta 1970. La figura del campanero desapareció tras el progreso que supuso la electrificación del sistema de toque de las campanas.

En el segundo piso, tercer cuerpo exterior, está la maquinaria del reloj. En este lugar se instaló el primer reloj mecánico de la ciudad en 1544 y hasta aquí había que subir para dar cuerda o subir las pesas que permitían su funcionamiento. En este espacio se puede contemplar el último reloj mecánico que se instaló en 1892, fabricado por el relojero francés Paul Odobey (igual que el que fuera instalado tres años antes en la torre de la catedral de Toledo), así como la esfera y las agujas de mismo desde 1957 a 2005. Este reloj que hizo sonar las horas y los cuartos en la ciudad durante 113 años, fue modificado posteriormente (en 1975) para funcionar con un motor eléctrico, que ha marcado el tiempo hasta el año 2006, momento en el que fue sustituido por el actual reloj electrónico.

Fue en 1957 cuando se pusieron las dos esferas de cristal exteriores, de «calidad baldosa», de 10 a 12 cm. de grosor, con numeración romana, grabados los 60 minutos, por el interior, en negro, sobre fondo esmerilado en blanco. También se pusieron agujas nuevas. El marco es de hierro por fuera y de madera de haya por dentro.

En el tercer piso, cuarto cuerpo exterior, están las campanas. La sorpresa inunda la visión con la cercanía de esas enormes campanas y las vistas panorámicas de toda la ciudad, su campiña e, incluso, el pueblo portugués de Elvas. Este campanario está formado por dobles arcos de medio punto, más uno de campanil en cada frente.

Se compone de nueve campanas. El esquilón que se avisaba el comienzo del coro para el rezo de las horas. Dos campanas que dan las horas y los cuartos, respectivamente. Y otras seis, que fueron electrificadas en el año 1975 para los repiques, tres de las cuales dan volteo estando colocadas hacia el interior del edificio. 

● La más antigua de todas es la de Santa Cruz, situada en el muro norte, que tiene un diámetro de 143 cm. y un peso aproximado de 1.693 kg., y el fundidor fue Juan de la Bárcena. Tiene incorporada la siguiente inscripción: ECCE CRUCE DOMINI, FUGITTE PARTES ADVERSAE, VICIT LEO DE TRIBUS JUDA, RADIZ DAVID, ALLELUYA. AÑO DE MDXLIX.

● La más grande de todas es la que se halla en el muro occidental, la de San Juan Bautista 2, que tiene un diámetro de 168 cm. y un peso aproximado de 2.745 kg., refundida en 1893 por Villanueva Linares. En la parte inferior explicita quien fue el fundidor, el obispo y el deán del momento. Tiene una posible imagen de Santa Teresa y cruz con ángeles en la parte opuesta. Como curiosidad se aprecian en su interior marcas que -según se cree- podrían ser de disparos.

● La más alta es la del esquilón, situada en el muro norte, de 70 cm. de diámetro y 199 kg. De 1793. Tiene por curiosidad que el yugo de madera decorado, al que está unida la campana por sus asas, muestra que es la única campana que mantiene su forma de instalación original. En el resto se serraron las asas para atornillar yugos de hierro en 1957.

Las otras restantes tienen las siguientes características:

● En el muro este se encuentra la dedicada a San Juan Bautista 1, de 88 cm. de diámetro y 395 kg., refundida en 1850 por Villanueva Sáez. Inscripción: SAN JUAN BAUTISTA ORA PRO NOBIS CATEDRAL DE BADAJOZ AÑO 1850.

● También la de San Juan de Ribera, de 73 cm. de diámetro y 225 kg., de 1975, siendo fundidor Manclús. Tiene la siguiente inscripción: Refundida 1975-Casa Manclus-Valencia-SAN JUAN DE RIVERA ORA PRO NOBIS.

● En el muro norte, la de San Juan Macías, de 112 cm. de diámetro y 813 kg., refundida en 1975, siendo fundidor Manclús. Tiene incorporada la siguiente inscripción: AÑO SANTO 1975 SAN JUAN MACIAS ORA PRO NOBIS; REFUNDIDA MANCLUS VALENCIA 1975.

● En el muro sur, la de Santa María del Pilar, de 82 cm. de diámetro y 319 kg. Refundida en 1957 siendo fundidor Villanueva Sáez. Inscripción: Refundida el 1957 SANTA MARIA DEL PILAR ORA PRO NOBIS.

● En este mismo muro, la campana de los cuartos, de 80 cm. de diámetro y 296 kg. De 1761. Mantiene el mazo externo de golpeo aunque sin uso. Inscripción: JHS MARIA Y JOSEPH AÑO DE 1761.

● En el muro occidental se encuentra la campana de las horas, de 114 cm. de diámetro y 858 kg.. De 1901 siendo su fundidor Villanueva Sáez. Inscripción: J. CHRISTO REDENTORI HUNC CYMBALIM CAPITULUM CATHEDRALE PACENSE D.O.C.. EUNTE SAECULO XX FEBRUARIO LABENTE ANNI MCMI.

1 = Esquilón (nota musical: SI)  2 = San Juan Ribera (nota musical: DO normal)  3 = Santa María del Pilar (nota musical: LA agudo)  4 = San Juan Bautista 1 (nota musical: SI bemol) 5 = San Juan Macías (nota musical: RE normal)   6 = Santa Cruz (nota musical: RE grave)  7 = San Juan Bautista 2 (nota musical: SI bemol muy grave) B = De horas (reloj) (nota musical: FA)  A = De Cuartos (reloj) (nota musical: LA)

La torre se encuentra coronada por pináculos y almenas con cazoletas de barro vidriado que se utilizaban para las luminarias que se encendían en la ciudad en fechas señaladas, como pudieran ser las vísperas de fiestas.

La importancia de este campanario con su diversidad cabe deducirla de la vida ciudadana que se desarrollaba hace tiempo, que estaba organizada en torno a su centro religioso, y la torre-campanario venía a ser el medio de comunicación para convocar a los actos litúrgicos, anunciar los festejos y sucesos cotidianos relevantes, e incluso regular la actividad de la ciudad marcando las horas del día.

La vista panorámica es excepcional. Toda la ciudad en 360º conociendo aspectos de una arquitectura y diseño que no es posible detectarlo desde otro lugar que no sea con esta vista de pájaro.

Tras un tiempo sosegado de paz en esta cúspide, se vuelve atrás cuando el semáforo indica que no hay otras personas subiendo. Recomendable como visita por todo lo que supone de cultura, de conocimiento, y de disfrute visual.

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