El David de Miguel Ángel

             Con las obras de arte ocurre como como con los buenos vinos que, aun sin ser experto quien lo cate, el paladar denota por sí mismo lo que sobresale. De este modo, cuando se va por la vida saboreando el arte que impregna cada rincón, o se entra en una galería de arte, cada cual distingue plenamente lo que a su entender merece destacar y, ocurre que en un alto porcentaje suele coincidir la medición visual que hace el ojo con la producida por el examen de la técnica. Unos con mayor precisión y otros con menos, pero todos tenemos en nuestro interior un especial sentido sobre lo que consideramos bello y lo que no es tanto.

             Un ejemplo singular es el que traigo ahora a colación, por aquello de que uno muestra sus debilidades. Me refiero a la obra del gran maestro que siempre he admirado, Miguel Ángel Buenarroti (1475-1564), y a la que he procurado seguir en los sitios donde ha quedado inmortalizado su legado. Hasta el lugar donde descansa  desde el 10 de marzo de 1564, en la iglesia de la Santa Croce en Florencia (Italia), cuya sepultura constituye un grandioso monumento funerario diseñado por Giorgio Vasari en el año 1570.

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    Sepultura de Miguel Ángel Buenarrotti en Florencia

        Considerando sus sobresalientes dotes como escultor, pintor y arquitecto, la extensión de su obra  merecería páginas enteras de relato, pero aquí y ahora me voy a limitar a la que puede considerarse la escultura más reconocida del mundo y, quizás también, la más representativa del Renacimiento (siglos XV y XVI).  Es la colosal figura que representa al Rey David en su enfrentamiento al gigante Goliat, que en la actualidad se expone en la Galería de la Academia en Florencia.

            El relato de este aficionado irá igualmente acompañado de mi humilde aportación como dibujante y fotógrafo, amante del arte en general y de la osadía de mostrarlo en papel en particular. Es una manera de manifestar mi entusiasmo al gran Miguel Ángel, con aquello que pueda responder mejor al mundo en el que se involucraba, dicho sea, insisto, desde una mera aportación personal y sin mayores pretensiones que pudieran ser evaluadas desde la exquisita técnica de los profesionales del arte y la cultura. Un caminante solitario del bello mundo que me rodea, ensalzador de lo hermoso de sus facetas.

Historia de una colosal obra artística: David.

            Desde mediados del siglo XV se encontraba almacenada en la propiedad el Arte de la Lana (gremio de tejedores de Florencia), una enorme piedra de mármol, de  18 pies de altura, extraída de la cantera de Fantiscritti, en Carrara, que incluso antes de ser tallada se conocía como “el gigante”. Pretendía destinarse a una escultura de algún profeta de la catedral de Santa María del Fiora, en la época del papado de Alejandro VI, el papa Borgia. Una época inmediatamente posterior a la caída de los Médici en Florencia.

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  Catedral de Santa María del Fiora (Florencia)

         Esa enorme piedra fue inicialmente tratada por Andrea Contucci dal Monte Sansavino, así como Simone da Fiesolo, quien empezó a comenzar una talla pero estropeando el bloque de tal forma que tuvieron que prohibirle seguir con los trabajos. Posteriormente, tanto Agostino di Duccio como Antonio Rossellino esculpieron el bloque igualmente sin éxito, abandonándolo con serias fracturas y partes a medio trabajar. Así se mantuvo oculta durante más de treinta años.

           El cambio de siglo propició que se intentara un nuevo proyecto pero dedicándolo a David en el momento previo de enfrentarse a Goliat. Un pretensioso deseo de simbolizar la República de Florencia frente a la hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente los Estados Pontificios.

           Para emprender esta tarea se ofreció la obra y hubo tres voluntarios: Andrea Sansovino, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buenarroti. Se decantó la elección hacia este último dada la seguridad planteada por el artista, que además consideraba que podía hacerla “ex uno lapide” (en una sola pieza), un estilo considerado como sólo propio para obras maestras.

Cuando volví, me encontré con que era famoso. El consejo de la ciudad me pidió que sacara un David colosal de un bloque de mármol, ¡dañado!, de casi seis metros.” (Miguel Ángel después de la creación de otra de sus obras famosas: La Piedad)

          La obra comenzaba el 13 de septiembre de 1501, y lo primero que hizo Miguel Ángel fue mandar construir en torno a la pieza una estructura de madera para proteger y ocultar su empresa. El 23 de junio de 1503 dejó ver algo de ella a los ciudadanos y, finalmente, en mayo de 1504, acabó la impresionante escultura. El autor imaginó un David desnudo, un atleta antiguo en una postura pensativa y a la vez pícara, que muestra el momento previo a lanzar una piedra que porta en su mano derecha y que alcanzaría al gigante filisteo (Goliat).  Según Miguel Ángel, cada bloque de mármol tiene un alma, una obra latente que sólo está cubierta por trozos de piedra y que tiene que recuperar de su interior. Un peculiar sentido del arte y la escultura que lo refleja en sus propias palabras: “En cada bloque de mármol veo una estatua tan clara como si se pusiera delante de mí, en forma y acabado de actitud y acción. Sólo tengo que labrar fuera de las paredes rugosas que aprisionan la aparición preciosa para revelar a los otros ojos como los veo con los míos”.

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            El historiador de arte Giorgio Vasari se refirió a la hazaña conseguida al decir: “realmente fue un milagro por parte de Miguel Ángel darle la vida a algo que estaba muerto”. Por tan magnífica obra fue pagado con 400 ducados, un importe que en ese tiempo era elevado.

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 Obra monumental de David

          La historia prosigue con la ubicación que debía darse a la escultura. La comisión nombrada al efecto (compuesta por 32 artistas y ciudadanos de renombre de la ciudad de Florencia) mostraba reticencias a la exposición pública de una imagen desnuda como esta, y el propio Leonardo da Vinci, miembro de este órgano hablaba de lo escandaloso que podía resultar para la época. Con todo, si se descartaba la idea inicial de colocarla en la catedral, apoyada en un contrafuerte, lo era porque se perdía la visión trasera de la estatua, y entre ello la visión de la honda que iba a la espalda. Se decidió finalmente ubicarla en la Piazza de la Signora, a la entrada del Palacio de Gobierno (Palazzo Vecchio). De esta forma, se cumplía el deseo del propio Miguel Ángel, de que la escultura pueda ser observada en todo su esplendor por todos los florentinos. Aunque el pueblo llano no pensaba lo mismo y sostuvo un fuerte rechazo, de modo que en los cuatro días que duró el traslado desde el taller a su lugar de emplazamiento, fue apedreado.  Fueron necesarios 40 hombres para transportar la escultura. Y, al principio, en su exposición pública, se colocó sobre un plinto diseñado por Cronaca y el tocón y la honda habían sido bañados en oro; asimismo, las partes más íntimas de la estatua se cubrieron con una guirnalda.

            Desde que el David de Miguel Ángel se presentara a los florentinos oficialmente el 8 de septiembre de 1504, coincidiendo con la fiesta de la Virgen, fue poco a poco adquiriendo un enorme éxito por su calidad y belleza, aunque no por ello dejó de tener numerosas envidias y sufrir diversos actos vandálicos. Después de haber sobrevivido a la intemperie durante varios siglos (a comienzos del siglo XIX se le aplicó una pátina de cera caliente llamada encaustic para proteger a la escultura de los agentes atmosféricos; en 1843, el restaurador Costeli realizó una limpieza exhaustiva de la escultura con una solución de 50% de ácido clorhídrico), coincidiendo con el cuarto centenario del nacimiento de Miguel Ángel se decidió restaurarla y protegerla bajo una tribuna cubierta de estilo neo-renacentista en la Academia de las Bellas Artes, lugar donde se ubica desde el año 1873. Y de esta forma, en la Piazza, se sustituyó el original por una magnífica copia realizada por Arrighetti, conservando el espíritu de lo pretendido por Miguel Ángel, ya que manifestó a las autoridades locales en todo momento el mensaje de que su David destacase por encima de todo en esta importante plaza, corazón cívico y emblema de la ciudad de Florencia.

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El David de Arrighetti en la Piazza de la Signora

          En la Galería se muestra su total esplendor, acudiendo millones de personas para quedarse -como yo hice- extasiado con semejante monumento. Tras entrar en una sala inicial, en la que se aprecian obras de los siglos XV y XVI y, en el centro, la terracota de Juan de Boloniay,  pasas a la Galería de Miguel Ángel en la que se encuentran diversas obras inacabadas del escultor que preceden al gigantesco David. Desde que penetras en esta galería y divisas el fondo, sientes algo especial en tu interior.

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La Galería de Miguel Ángel

         Llegar a sus inmediaciones, rodearla para divisarla en todo su contorno, y pararte para advertir el momento que estás viviendo, es todo un compendio de ilusiones que nunca podré olvidar. Magistral obra donde las haya.

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David, en olor de multitudes

Acerca del creador

           Habitualmente se reconoce a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI y cuya figura está en la base de la concepción del artista como un ser excepcional, que rebasa ampliamente las convenciones ordinarias. Durante los cerca de setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas.

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             Miguelangelo afrontaba la colosal obra de David cuando contaba tan solo con 26 años de edad. Pero ya venía precedido de la fama que le había proporcionado, fundamentalmente, la escultura de La Piedad (realizada entre 1498 y 1499), ubicada en el Vaticano de Roma.

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     La Piedad (1499)

    Aunque se dice que se trataba de una persona con mal genio, un tanto antipático y no muy a favor de hacer nuevos amigos, lo cierto es que como artista fue muy respetado en vida por sus coetáneos que, de hecho le conocían con el sobrenombre de “El Divino”.

         Tras la obra de David, su fama se disparaba y brilló con numerosas representaciones que igualmente me han llevado a seguirlas y disfrutar de su enorme talento. El Moisés (1513-1515), ubicado en la Piazza di San Pietro in Vicoli; el diseño que hizo a mediados del siglo XVI de la Cúpula de San Pedro del Vaticano; y su extensión a la pintura, con el fresco de La Conversión de San Pablo (1545), de la Capilla Paolina del Vaticano; la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina (1508-1512), o El Juicio Final, en la pared del altar de la Capilla Sixtina (1536 y 1541), no dejan de ser todas ellas muestras de un artista sin igual.

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La creación de Adán (Capilla Sixtina, 1508-1512)

Características del David

            Para intentar comprender esta impresionante obra, resulta fundamental fijarse en las características que la adornan, como curiosidades que permitan entender lo pretendido y conseguido.

1. Las proporciones. El colosalismo está siempre muy presente en la obra, de modo que la dimensión de la escultura presenta 5,17 metros de altura y 5.572 kilogramos de masa. Sobre su anatomía se ha dicho bastante, desde que, tratándose de la figura de un adolescente, la cabeza la tiene demasiado grande y los brazos muy largos. Y también que las manos resultan desproporcionadas y pesadas, la cadera un tanto estrecha y las piernas muy separadas.

        Respetando todos los elementos de crítica, sobre los que posiblemente pueda tener razón los sumamente entendidos, sin duda su autor podría tener elementos más que suficientes para explicar su obra y dimensiones. Así se ha dicho que Miguel Ángel esculpió intencionalmente estas desproporciones para subrayar la manera de ganar una gran batalla: con concentración e inteligencia, representada por la cabeza; y con ponderación en la acción, representada por la mano derecha.

  Perfiles de David

         Como dijo igualmente Giorgio Vasari, esta obra «ha superado a todas las estatuas modernas y antiguas, por griegas y latinas que fuesen. Puede decirse que ni el Marforio de Roma, ni el Tíber o el Nilo del Belvedere, ni los gigantes de Montecavallo la igualen de ningún modo; con tanta mesura, belleza y perfección la terminó Miguel Ángel. Porque en ella hay contornos de piernas bellísimos, y junturas y esbelteces de flancos divinas; y nunca se ha visto una actitud tan dulce, ni gracia que la iguale, ni pies, ni manos, ni cabeza comparables a los de esta estatua por su excelencia, su arte y su composición. Por cierto, quien la ve, no desea ver otra obra de escultura hecha en nuestros tiempos o en otras épocas por cualquier artista».

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Perspectiva de la cabeza de David

2. La desnudez. En el renacimiento, la desnudez se consideraba sinónimo de belleza. Miguel Ángel pretendía exaltar la figura humana en armonía con la naturaleza. Los profesores de anatomía de la universidad de Florencia resaltaron que el cuerpo de David era perfecto con el único error anatómico de la ausencia de un relieve muscular en la espalda, error reconocido por el propio artista.

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La figura humana representada en el David de Miguel Ángel

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La apreciada falta de relieve de la espalda

3. Sus singularidades. Son elementos característicos de esta obra la mano izquierda que se sitúa en la honda, que cae sobre el hombre, mientras el brazo derecho pende en vertical junto al cuerpo; el giro de la cabeza a la izquierda ofreciendo su perfil;  la tensión contenida que transmite el cuerpo sin presentar gestos  violentos, con un cuerpo idealizado de belleza y fuerza sobrehumanas, en coherencia con una escala propia de héroes.

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Elementos de la escultura de David

          Y, como no, la mirada seria, ligeramente fruncida. Penetrante y equilibrada. Una mirada desafiante impregnada de fuerza donde se manifiesta la consciencia del poder. Se ha dicho que esa mirada transmite la del propio Miguel Ángel, personal y única. Una necesidad del autor de inmiscuirse en su obra.

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La mirada de David

4. La posición perfecta y humana como característica plástica. El David de Miguel Ángel se considera el ejemplo perfecto de una escultura en posición de contrapposto, una forma de mantener la figura de pie.  Esto es, se llama así a la posición de estar de pie con una pierna soportando el peso total del cuerpo mientras que la otra pierna está relajada. Una postura clásica que hace que la cadera y los hombros de la figura descansen en ángulos opuestos, al mismo tiempo que el torso haga una pequeña cuerva en forma de “S”.

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La posición de las piernas

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Detalle de los pies

           La posición de contrapposto de David ayuda a el equilibrio de la pieza. La tensión de la pierna derecha y el brazo izquierdo forman una contrabalanza con los músculos relajados del brazo y de la pierna izquierda.

5. Dicotomía entre tensión y relajo del cuerpo. Es esta una apreciación que debía tener en cuenta el escultor, como un apoyo al conflicto emocional entre el descanso y la acción intrínseca de alerta, es decir, el estar preparado para cualquier acción. De este modo, y como se ha dicho, David se puede resumir como una acción en reposo. La tensión muscular y emocional son perfectas para que Miguel Ángel muestre su conocimiento perfecto del cuerpo masculino y su capacidad de equilibrar lo físico y lo emocional en una sola figura.

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Tensión y relajo en una misma faceta

6. Aspecto general. Aunque toda la estatua está pulida, se descubren y pueden ser vistas muchas marcas de cincel, así como la pátina y los efectos de las lluvias y de la corrosión.

La salud de la escultura.

            Los más de quinientos años de vida de la escultura, amén de los antecedentes del bloque que ya de por sí había sufrido vicisitudes nada deseables, y el conjunto de sucesos acaecidos desde su ubicación al aire libre frene al Palazzo Vecchio de Florencia, así como las múltiples actuaciones seguidas para su limpieza y análisis, han afectado sin duda a la obra degradando su estado.

          El último incidente que sufrió fue en 1991, cuando Pietro Cannata destruyó un dedo del pie izquierdo del David, tras golpearlo con un martillo; el dedo fue reconstruido posteriormente y, para evitar nuevos daños a la escultura, fue colocada una estructura de cristal completamente blindada alrededor de la estatua.

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Detalle de los efectos producidos en el pie por acto vandálico

          Y en 2014 fueron descubiertas pequeñas fracturas en la parte inferior de las piernas, que son síntoma de la sobrecarga a la que se ven sometidas.

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 Zona afectada por fisuras

        Recientes estudios de investigación concluyen que existe un pequeño error de su creador por el que el centro de gravedad de la escultura se encuentra ligeramente desviado, circunstancia que provoca que el peso de la escultura recaiga demasiado en ciertos puntos de su anatomía que, después del tiempo pasado, han terminado por resentirse. Se llega a decir que una inclinación de tan solo quince grados sería capaz de causar el desmoronamiento de la escultura. Y las vibraciones a las que se ve sometida constantemente en la ubicación actual provocan su debilitamiento.

          Mi admiración por este extraordinario monumento me lleva a ensalzarlo y a esperar que los remedios propicien su adecuada protección y que se mantenga en plenitud, para gozo y disfrute de cuantos se acerquen a verlo. Seguramente apreciarán que mi pasión no está exenta de justificación.

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3 comentarios en “El David de Miguel Ángel

  1. Laura Linares

    Hola, ahora mismo estoy estudiando Historia del Arte y, evidentemente, he dado esta escultura de Miguel Ángel y tengo una duda que no he conseguido resolver aún. Podría decirme como fue trasladado el David, midiendo 5,17 m y pensando cinco toneladas y media?
    Gracias

    Le gusta a 1 persona

    1. Hola Laura, gracias por entrar a ver mi entrada. La duda no puedo resolverla con exactitud pues no conozco el detalle. Me imagino que como ocurría en esos momentos cuanto había que trasladar moles de piedras, se habilitarían carretas o rodamientos apropiadas para ello. El ser humano siempre se las ha ingeniado para esto y mucho más. El dato fidedigno que conozco es que el traslado hasta la Piazza de la Signora fue llevado por 40 hombres que tardaron cuatro días en el transporte. Un cordial saludo.

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      1. Laura Linares

        Muchas gracias por responderme con tanta rapidez y tratar de resolver mi duda. El dato de los cuatro días y los cuarenta hombres ya lo leí en tu artículo. Yo también supuse que sería por algún sistema de rodamiento. Curiosamente no es un dato que necesite para ningún trabajo ni nada es simple curiosidad pero es una duda que lleva carcomiéndome por dentro desde hace unas semanas y no consigo encontrarlo en ninguna parte jaja. Aún así, gracias de nuevo por tu respuesta. Saludos.

        Le gusta a 1 persona

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