Lanzarote, naturaleza y arte (II)

          El lugar central de mi estancia en Lanzarote lo ha sido en el Puerto del Carmen, situado al sureste de Lanzarote, y que constituye uno de los núcleos turísticos más importantes de la isla. Dispone de más de 6 km de playas resguardadas de los vientos alisios. Las más conocidas son las denominadas Playa Grande –podría decirse que es la más céntrica-, Playa de los Pocillos, con casi un kilómetro de longitud, y en el extremo la Playa de Matagorda, de 850 m de largo y anchura media de 40 m, que conserva todo su encanto natural. También se encuentra en este entorno la denominada Playa Chica, que como su propio nombre indica es de pequeñas dimensiones en anchura y longitud, pero con un atractivo especial por constituir una cala curiosamente protegida por prolongaciones de lava natural que dan a esta playa un carácter especial por la tranquilidad de sus aguas. También es conocida por las particularidades que sus fondos marinos esconden, y de ahí puede advertirse el enorme tránsito que tiene de aficionados al buceo.

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       Puerto del Carmen comprende dos zonas bien diferenciadas. La primera coincide con la parte antigua, conocida como “La Tiñosa”, que se configura en torno al puerto homónimo y que conserva viejas edificaciones marineras tradicionales, y que constituye un lugar muy estimado por la oferta de restauración basada fundamentalmente en pescado fresco, como tuve la ocasión de comprobar en una cena deliciosa acompañado de la familia.

 

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        La segunda es la zona propiamente turística que se dispone a modo de orla en torno a las playas, surcada por la Avenida de las Playas, ideal para el paseo y el ocio, contando con una ingente oferta gastronómica en restaurantes especializados, comercial y de ocio. El paseo por esta zona resulta ciertamente agradable por la doble perspectiva que representa de zona de tránsito de turistas y de costa salpicada por esa enorme extensión de agua.

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         En la costa norte de la isla se encuentra la Playa de Famara, la más espectacular del municipio de Teguise, de arena fina y color tostado. Comienza en La Caleta de Famara y se extiende por varios kilómetros hasta las faldas del impresionante Risco del mismo nombre. Ahora bien, es una playa que suele tener olas y viento, lo que dificulta el placentero baño pero la hace ideal para el aprendizaje y la práctica de actividades náuticas como el surf, el bodyboard, el kitesurf o el windsurf. En los días que no sopla fuertemente el viento, la orilla es también tránsito deseado para el paseo.

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       En la cercanía encontramos la próspera villa de La Santa, situada en la costa noroeste de Lanzarote, famosa por constituir un centro neurálgico de todo tipo de deportes y, en especial, de surf. Aquí las olas y mareas son fuertes, por lo que la atracción es principalmente para los experimentados surfistas que deleitan con el espectáculo que brindan. La zona es de relevancia y buena prueba de ello lo constituye que en este lugar se ubique un centro deportivo de alto rendimiento con un sinfín de instalaciones deportivas impresionantes. En el pueblo tuvimos la ocasión de degustar unos deliciosos productos brindados por el restaurante Rio Azul, un sitio que especialmente recomiendo por los productos que sirve y por la atención que brinda el personal que lo atiende.

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          De mi visita me queda la costa del Sur. Hago un recorrido que me lleva a resaltar un hermoso pueblecito en las alturas, totalmente vestido de blanco (como no), llamado Femés, que brinda unas extraordinarias vistas de ese sur al que nos queremos acercar y de la lejana presencia de la Isla de Lobos y la Isla de Fuerteventura al fondo. Sin duda, una paisaje extraordinario que, si se hace en un día claro permite visualizar cercano lo que en sí mismo no es tanto.

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       El Sur de Lanzarote nos permite disfrutar de la bella Playa Blanca, una población perteneciente al municipio de Yaiza, que constituye en la actualidad otro de los núcleos clave del turismo que acude a la isla. En realidad, el nombre genérico de Playa Blanca es comprensivo de diversas playas que son famosas por sus aguas cristalinas de color esmeralda y su fina arena dorada. Cuatro son las playas principales que comprende: La denominada igualmente Playa Blanca, que es la más larga de esta zona y que constituye el corazón del conjunto al gozar del prestigio que otorga la Bandera Azul Europea por su limpieza y cuidado. La Playa Flamingo (más al oeste), que goza de mayor tranquilidad. La Playa Papagayo, ciertamente popular por constituir una cala de arena blanca y pequeño tamaño con gran belleza. Y la Playa Dorada, localizada en la zona este, que constituye un bonito tramo de fina arena y con una atmósfera muy familiar.

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     Entre las playas de Papagayo y Playa Blanca se encuentra Marina Rubicón, uno de los puertos deportivos de lujo más completos de la isla. La protección que tiene de los vientos alisios le convierte en uno de los puertos más admirados por los amantes del mar. Alrededor de los atraques se encuentra una amplia variedad de boutiques y restaurantes, convirtiendo el lugar en el adecuado para dar un agradable paseo. Lo de comprar algo es otra cosa.

        En lo alto de la zona portuaria se divisa un diminuto recinto amurallado, constituido por una pequeña torre fortificada de forma circular, denominado como Castillo de las Coloradas (comúnmente conocido así por estar ubicado a pocos metros de la playa de las Coloradas) o Torre del Águila, el único elemento defensivo que se construyó en el sur de la isla. Su edificación se planificó a mediados del siglo XVIII (en 1741), con el fin de proteger la isla de los constantes ataques piratas que sufría. Y tuvo que ser reedificado unas décadas más tarde, en 1769, tras ser destruido por tropas provenientes de Argelia. La inscripción que figura en su pórtico de entrada dice así: “Reinando el Sr. D. Carlos III mandando estas islas el Excmo Sr. D. Miguel López Fernández de Heredia Mariscal de Campo se redifico esta torre de San Marcial Puerto de las Coloradas Punto del Aguila Año de 1769”.

     Después de los chapuzones playeros me queda por hablar de un elemento arquitectónico singular de esta isla y que haré en el próximo post.

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