Como resaltaba en entradas anteriores, Lanzarote presenta un escenario donde la arquitectura de sus casas es tan sencilla como bella, compuesta de formas cúbicas y paramentos blanquecinos que caracterizan de forma singular a este paraje. Combina la horizontalidad de esas construcciones pocas veces rota con la formación en una sola planta con la existencia de un elemento vertical como son las chimeneas.
Lo que en cualquier otro lugar supone que se introduzca un elemento meramente funcional, con la misión de que sirva de salida al humo, en Lanzarote en particular ayuda a romper la monotonía de la vivienda para adquirir cualidades altamente estéticas y de una identidad propia. Es lo que me permite analizar lo que he podido ver y contrastar, habida cuenta de la variedad y formas existentes y que, desde luego, no pasan desapercibidas para el visitante. Como puro arte.
El escritor y crítico de arte español, Juan Ramírez de Lucas (1917, 2010), se refería a este emblemático elemento en la obra colectiva “Arquitectura inédita”: “Una de las características arquitectónicas más inesperadas y singulares de Lanzarote son sus chimeneas. Chimeneas esculturales, desmesuradas, originalísimas, que no tienen parangón en ninguna de las otras islas canarias. De formas caprichosas y variadas, las chimeneas de Lanzarote evidencian la creatividad fecunda de los alarifes populares”. Por otro lado no puede olvidarse al principal valedor de este elemento, César Manrique, apasionado defensor del que consideraba “estilo de Lanzarote”. Puede decirse, por ello, que las chimeneas constituyen en esta isla un elemento de primer orden para cualquier vivienda que desee mantener el estilo que caracteriza a este bello lugar.
La variedad es tan tremenda que, siguiendo a los expertos puede deducirse, como así compruebo, la existencia de tres tipos:
■ El que puede verse en las viviendas más humildes, conformadas por sencillas chimeneas de mampostería de diversos acabados y formas, aunque normalmente son de base cuadrangular y remate piramidal o de tendencia circular, a las que, en ocasiones, se les añade madera e incluso se rematan con veletas. Claramente puede advertirse en este tipo la existencia de una influencia árabe y portuguesa.
■ En las casas más señoriales, particularmente existentes en la zona de Teguise, se encuentran otros modelos más complejos y de mayor altura. Chimeneas que se constituyen por la superposición de varios cuerpos de base piramidal, octogonal o circular, que se elevan con majestuosidad sobre las techumbres de las viviendas de la que fuera la antigua capital lanzaroteña. Puede suponerse que representaban un indicativo visual elocuente del poder de la familia que habitaba las casas.
■ En fin, un tercer grupo lo constituyen, en líneas generales, las chimeneas bizantinas o bulbosas. Se dice por algunas voces autorizadas que la apariencia bulbosa se debe a que, sobre la estructura básica de la chimenea, se colocaba la barriga de las piezas de alfarería locales, otorgando esa característica apariencia curva.
El fascinante espectáculo que presenta este bello elemento arquitectónico bien merece que lo resalte y lo complemente con mis pinturas y fotografías, como remate a los relatos que he hecho de mi visita a la isla de Lanzarote. Un paraje digno de acudir cuando se quiera aterrizar en lo más parecido a un paraíso para olvidar la rutina cotidiana de las saturadas urbes.