Acerca de la serie televisiva «You»

         Tras conocer la trama que sustenta la serie televisiva estadounidense “You”, que ha sido revelación a finales de 2018 por la distribución internacional realizada a través de Netflix, basada en la exitosa novela homónima de Caroline Kepnes, y que narra una historia de amor ambientada en el siglo XXI sobre un veinteañero obsesivo que usa la hiper conectividad que ofrece la tecnología moderna para hacer que la mujer de sus sueños se enamore de él, no me resisto a hacer un comentario al respecto.

        Dejo de lado la trama amorosa obsesiva que deviene en el trasfondo de la serie y que justifica crímenes con tal de conseguir los fines propuestos, o la astucia del brillante librero que encarna el papel principal, así como otros elementos que permite mantener la atención del espectador, y que de sobra cuenta ya con múltiples comentarios y análisis realizados por aficionados y expertos, sin que resulte difícil leerlo y releerlo por las muchas entradas que la tecnología permite, nunca mejor dicho y de referirlo al caso.

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       Lo que me hace ver es una ficción que más parece una realidad si pensamos que ese laberinto tecnológico que tenemos a nuestro alcance, y que utilizamos sin resquemor por la inconsciencia que supone nuestra excesiva transparencia, puede convertirnos en presa de cualquiera que quiera conocer hasta el último detalle de nuestra vida y movimientos. La serie no puede estar más acertada con los tiempos que vivimos, si se tiene en cuenta que el estreno devino justo en un momento donde se detectaba que nuestros datos no están tan seguros como pensamos en Internet (así lo prueba la demanda contra Facebook por permitir que la consultora británica Cambridge Analytica accediera sin autorización a los nombres, “me gusta” y otros datos personales de decenas de millones de usuarios de la red social). Qué decir de la posibilidad de crear perfiles falsos y otros elementos que permiten espiar tus movimientos y entrar en tu vida sin darte cuenta.

       Pues bien, la serie desentraña la cuestión, de modo que la conquista de la ínclita aspirante a escritora Beck, que acostumbra a compartir cada detalle de su vida en redes sociales, es realizada con el manejo tecnológico que tiene el conquistador que, con solo conocer su nombre (primer dato obtenido por el uso de una tarjeta de crédito), consigue localizar sus redes sociales y acceder a ellas, descubrir su domicilio, allanar su apartamento, espiar a sus amigas y a su exnovio, y un sinfín de actuaciones de acoso que, poco a poco, van destruyendo su vida y cerrando el círculo de amigos y conocidos para que el “amable” empleado de librería, frío, observador y perseverante, que ha conseguido ganarse la simpatía de la interesada por su aparente trato amable, inteligente y atractivo, pueda conseguir sus perversos fines. El abuso llega a su máxima expresión tras conocer el perfil subjetivo de la chica, vulnerable sentimentalmente, solitaria y en plena crisis emocional que favorece la intención de conectar con alguien que le escuche y ayude.

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        Dicho esto, insisto, una ficción que no lo es tanto en cuanto puede suponer el uso desmedido de las redes sociales, abriendo puertas a lo que parece favorecernos pero que esconde al mismo tiempo el peor enemigo que podamos tener. Pensemos que los avances tecnológicos y todas esas herramientas que se ponen a nuestro alcance y que hoy parece ya imposible vivir sin ellas, si no las controlamos pueden ser usadas para destruirnos.

       Alarmo lo justo para que evaluemos –yo el primero-, aquello que subimos a las redes sociales, o la conexión compartida que tenemos de nuestros celulares. Porque, tengamos claro, eso de que cuando creemos que se nos ofrece privacidad y que resulta suficiente protección nuestra manifestación pública de no autorizar a que se pueda divulgar lo que hemos hecho aflorar, no es más que un deseo ferviente de querer limitar el alcance de la información, pero que queda totalmente en entredicho por la realidad de lo que sucede. Lo que se sube, ya puedes intentar eliminarlo pero los rastros y la divulgación pueden hacerse efectiva en cualquier momento. Pensémoslo así porque nos ayudará a medir las actuaciones que hagamos. Porque el acoso tecnológico es, por lo dicho, una nueva modalidad que se une a la genérica actitud de hostigamiento y allanamiento de la intimidad de las personas para actuar sobre las mismas en sentido claramente despiadado.

         La conclusión no puede ser otra que hoy en día acosar a alguien puede ser más fácil que nunca, y todo porque los acosadores no tienen solo ese perfil perverso y manifiesto que nos imaginamos, pudiendo esconderse detrás de personas de aparente normalidad e incluso aquellas que tenemos muy cercanas. Cuidado, pues con esos mecanismos tecnológicos que favorecen todo tipo de información y que se comparten con la confianza que pueda inspirar las autorizaciones realizadas.

         Para concluir vuelvo a la serie en aras de poder decir que no me extraña que esté favoreciendo el abrir bastante los ojos, considerando en casos extremos la posibilidad de borrarse de las redes sociales para desconectarse perpetuamente de ellas. Creo que sin llegar al extremo, por aquello de positivo que podamos tener con su uso, sí es conveniente tomar las preocupaciones pertinentes. Sobre todo para no mostrar con una desnudez inusitada nuestra vida cotidiana.

 

2 comentarios en “Acerca de la serie televisiva «You»

  1. Esther Vázquez

    Es un tema largo y complicado. Las redes sociales se han incluido en nuestras vidas, en algunos de forma demasiado usual y personal, y para la gran mayoría es impensable no hacer uso de ellas, pero esto conlleva cierto riesgo, como bien dices.
    La verdad es que siempre he tenido una relación de amor/odio con las redes sociales, algunas me gustan más que otras, y alguna (como facebook) nunca me ha gustado ni llamado la atención. Me gusta escribir, hacer vídeos y fotos, pero no soy tan asidua a publicar cosas sobre mi vida y suelo olvidarme de interactuar con los “amigos virtuales”. Por ello no me es difícil perderme un tiempo del mundo virtual, aunque también es cierto que cuando que me tomo un largo descanso, acabo encontrando algo interesante que publicar y a veces me apetece hacerlo cuanto antes para no perder la idea.
    Con todo, me gusta mucho más el mundo real, claro está, pero el virtual también tiene beneficios, después de todo, hay mucha gente con mucho que aportar, y que sin esto de las redes sociales nunca hubiéramos conocido, lo que sería una verdadera lástima. Un tema que da para una larga conversación, desde luego. Buen artículo; aunque he de decir que no conocía la serie, tendré que echarle un vistazo jeje. Un saludo.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo. Las redes son buenas para saber y conocer más. Pero con precaución de abrirse al mundo. Tampoco me entusiasma fb. Hubo un tiempo que a diario me introducía con mis fotos y comentarios. Me di cuenta de que ese mundo no era tanto lo que buscaba. Pero ahí está, como otros muchos medios donde parece que todo el mundo muestra amistad y cariño y luego se esconden realidades no tan agradables. Gracias como siempre por tus comentarios. Enriquece mucho para seguir. Un saludo.

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