El uso perverso de las redes sociales

          Sigo con esto de las redes sociales porque da para hablar…y mucho. Y no solo por nuestras estelares y esporádicas apariciones que hagamos escondidos tras las pantallas, esas que nos liberan de la vergüenza, si es que la hemos tenido alguna vez.

       Los medios de comunicación se hacen eco de un estudio realizado por la Universidad de Indiana por el que se declara que hasta el 15 por ciento de las cuentas que hay en twitter son bots, o lo que es lo mismo, 1,5 millones de cuentas falsas. Una preocupación que llega a los gobernantes, que se ven compelidos a hacer seguimientos de cara a descubrir quiénes puedan estar detrás de todo esto, por aquello de que recibir el ataque repetitivo hasta inundar las redes no es del agrado y merece la descalificación más contundente, sin tan siquiera sopesar que, a veces, es la respuesta a una estrategia que ellos mismos han utilizado. Pero claro, eso de que haya más listos en la clase no es para quedarse de brazos cruzados.

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      El caso es que para los incautos, cuando escuchamos estas prácticas tecnológicas parece que nos movemos en un mundo surrealista, y que vives en medio de unas artimañas que te superan. La mera curiosidad te lleva a un intento de descubrir qué es eso que has oído y que te suena a las cosas que antes no prestabas mayor atención por concebirlas como meras americanadas (ya teníamos alguna información, publicitada en todos los medios, del uso torticero que se realizó en la campaña electoral donde se veía inmerso Donald Trump) y que parece que ahora mantienen un radio de acción mucho más extenso, desde esos paraísos tecnológicos que proliferan en puntos estratégicos del terráqueo mundo.

       Bueno ya hasta el más tonto hace relojes, una frase hecha que nos permite entender que no es necesario alzar la vista a lo lejos porque desde la cercanía también se aprecia la existencia de elementos subversivos de este tipo, utilizados de propósito para llegar a quienes vamos por la vida con la confianza de que todo el mundo es bueno y que son certeros los mensajes que recibimos. Cuan incrédulos somos a veces, la mayoría de las ocasiones. Porque a diario las redes sociales se ven invadidas por noticias falsas repetidas por usuarios sin seguidores y sin historial previo.

      Para llegar a este panorama, los responsables de fake news -noticias falsas- y bulos se sirven de un programa informático conocido como bot. Sí, un software o programa informático preparado para realizar tareas repetitivas a través de internet, como si de un humano se tratase, porque actúa con cierta inteligencia. Claro que hablar de bot involucrado en fines tediosos o perversos nos hace perder el complejo mundo en el que se mueven los distintos tipos de bots existentes, porque los hay con diversos propósitos, algunos de ellos familiarizados con nuestra cotidiana intervención en internet.

      Así podemos advertir que existen bots digamos que “buenos” porque favorecen actuaciones repetitivas que a los humanos les llevaría mucho tiempo realizarlas y, además, con un margen de error apreciable, teniendo fines no fraudulentos. Meros ejemplos los constituyen los bots que ayudan a potenciar una determinada web, algunos de los cuales se encargan de publicar contenido de forma automatizada para tener a los seguidores informados en todo momento. Los que publican automáticamente las últimas ofertas de una determinada tienda on line, haciéndolas llegar a un gran público y sin mover un dedo. Los que realizan avisos a los clientes cuando se publica un nuevo artículo o una nueva promoción. Algunos, todavía más sofisticados, se basan casi por completo en la famosa Inteligencia Artificial, de modo que son capaces de mantener conversaciones con personas y llegar a realizar ciertas órdenes que les indiquemos (un ejemplo lo constituyen los usos denominados chatbot, que actúan como si de un vendedor se tratase). A buen seguro que con estas pequeñas muestras entenderemos de lo que hablamos porque no es nada infrecuente vernos inmersos en este tipo de actuaciones en la red.

       En el lado contrapuesto también nos resultarán conocidos ciertos bots “malos”, porque seguro que todos hemos oído hablar de los frecuentes ataques a los servidores, y de los famosos spam que combaten bots preparados para recolectar cuentas de correo electrónico por todo internet para, posteriormente, hacer envíos masivos a todas ellas.

          Y en la línea de lo perverso nos encontramos con esos perfiles falsos que se generan para suplantar la identidad de otra persona sin que ésta lo sepa. Llegamos al punto álgido de esos “nuevos amigos” que aparecen por doquier en las redes sociales, o de quienes contestan al que creen que eres tú pero realmente lo hacen a ese falseador remoto, y al final aparecen vertidas en los foros informaciones que tienen un claro fin, cual es manipular la opinión pública.

        El peligro está ahí, es latente, y los manipuladores son conscientes del arma que tienen a su alcance para adentrarse en nuestra fragilidad. Podremos así explicarnos muchas cosas extrañas que observamos cuando seguimos en ese foro que creemos es de fiar pero que realmente esconde trampas para pervertir tu opinión. Las fake news y los bulos abundan y se multiplican cada vez con mayor profusión. En unos casos para vender lo bueno y bien que se gestiona y dirige el cotarro; en otros para vilipendiar y generar desconfianza hacia determinados personajes o grupos. Todo es ida y venida que discurre teniéndonos por medio.

      Extremar las preocupaciones se convierte en algo tan necesario como beneficioso para nuestra navegación por la red. Sin olvidar que, como ha concluido Emilio Ferrara, de la Universidad del Sur de California, que es uno de los mayores especialistas en este fenómeno, en un estudio científico en que recientemente ha colaborado, los bot mejoran continuamente para imitar cada vez más el comportamiento que los humanos exhiben típicamente en las redes sociales. O sea que los bots mutan para hacerse casi humanos. Conmina a entender que estamos inmersos en un proceso de difícil solución, sobre todo por el respaldo que puedan recibir de ciertos poderes desaprensivos y con fines espurios.

Declaración sostenida en televisión por el Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, en la comparecencia realizada el 19-4-2020:

En la lucha contra los bulos que se difunden a través de las redes sociales, la Guardia Civil trabaja en dos direcciones: «Por un lado, evitar el estrés social que producen estos bulos y, por otro, minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno».

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