Llegó el momento de la desescalada en España, dicho sea el término como de disminución progresiva del peligro y la tensión resultantes de un proceso de escalada que ha supuesto la pandemia que nos asola y, con ella, todos nos apresuramos a salir en los momentos y franjas horarias impuestas. Una libertad condicionada en su fase inicial para los paseantes, que además de realizarse en el tiempo marcado, no podía alcanzar una distancia superior a un kilómetro, lo que lleva a un zigzag en los alrededores del lugar de residencia habitual. En cambio, para los practicantes de actividades deportivas, aun manteniendo las mismas franjas horarias, sin embargo pueden ir más allá en tanto no sobrepasen el término municipal.
Y aquí es precisamente donde surge la disyuntiva, paseo o corro, y ahí puedes ver a una población sumida en el deporte, tanta como para pensar que el país entero se prepara para las próximas olimpiadas, con las caras congestionadas de muchos ciudadanos sobrados de peso que, sin ser muy sagaz, puedes advertir que eso de hacer deporte no se tenía muy por costumbre con anterioridad a este revulsivo covidero.
Planteo aquí y ahora la reivindicación por los caminantes, comprensivo de un colectivo que, aun suponiendo que pasean, lo hacen manteniendo una coordinación y el ritmo propio de una actividad deportiva. Inmersos por tanto en este colectivo de practicantes de deportes, aun cuando por sí mismo no revista la característica de ser considerado olímpico. Tan es así que son muchos los especialistas que vienen a reconocer que no hay otra actividad que ofrezca mejores beneficios y que sea tan fácil como el caminar, perfectamente adaptado a todas las edades. Por ello mismo, hoy puede decirse que constituye esta actividad deportiva la que goza de mayor participación en el mundo.
El practicante marca su ritmo y el trayecto, sin mayores medios que unas buenas zapatillas con unos calcetines apropiados para evitar ampollas y rozaduras, ropa cómoda de temporada, y constancia para alcanzar y mantener la forma deseada y conseguir los muchos beneficios que pueden obtenerse. Una práctica deportiva que conlleva bajos riesgos de lesiones físicas, por cuanto que es evidente que pueden existir las ya mencionadas rozaduras, como también torceduras de tobillos o resbalones en un momento dado, pero estos inconvenientes no son mayores que los que puede suponer un paseo prolongado en el tiempo y en el itinerario, consustancial por tanto al mero movimiento del humano en su estado natural.
Como firme defensor que soy de las caminatas, que practico con cierta asiduidad y compagino con otras actividades deportivas, quiero insistir en los beneficios que aporta, con el decidido propósito de animar a su práctica y no dejarse llevar por esos extremismos deportivos que, aún plausibles para los más proclives a esas aventuras, no resultan muy aconsejables para la mayoría de los humanos que queremos simplemente mantenernos ágiles y en forma, controlando el peso, favoreciendo la esfera cardiovascular con la mejora de la circulación sanguínea, y disminuyendo las tensiones propias del estrés y la angustia a la que nos vemos sometidos de ordinario.
Con el apoyo de los consejos y dictados datos por muchos especialistas sanitarios y en educación corporal, que con mayor profusión han llegado a conclusiones ciertas, y en particular los cardiólogos y técnicos deportivos, podríamos extraer una serie de aspectos para conocer los beneficios que aporta la práctica de caminar:
- Por lo pronto, favorece una buena forma física que es similar a la que pueda alcanzarse con la práctica de otros deportes más concurridos, como el ciclismo, la natación o el running. Porque si bien con estos otros deportes se puede conseguir más fuerza y resistencia, la sencillez con la que puede practicarse la caminata, de bajo coste en cuanto a la disponibilidad de medios necesarios para ello, permite conseguir una óptima condición física, quemando esas calorías necesarias. Sí, aunque caminar no supone un gasto calórico elevado, el hecho de poder practicarlo un período de tiempo mayor que otros deportes hace posible que, al final, las calorías consumidas sean tan elevadas como correr la misma distancia (10 kms. caminando nos puede llevar a consumir las mismas calorías que practicando running por igual distancia).
Con la práctica continuada, el estado físico aumenta, como es obvio. La flexibilidad de las piernas es mucho mayor y al activarse el flujo sanguíneo se previene la aparición de varices. También refuerza los huesos, lo que ayuda a prevenir fracturas.
No podemos olvidar que estamos hablando de una actividad que es innata al ser humano, circunstancia que le hace distinguirse de otras prácticas deportivas más expuestas a producir lesiones. Qué decir de personas que tienen ciertas limitaciones físicas o restricciones médicas para otros ejercicios físicos más forzados, para los que acudir a la caminata es tanto como luchar contra una vida sedentaria a la que se vieran abocados.
- Mantener una continuidad supone controlar los parámetros de alta relevancia para la salud. Así, una importante consecuencia es la de controlar el peso por esa quema de calorías. Atentos a lo que se dice, porque una cosa es controlar el peso (no aumentar ni disminuir) y otra distinta perder peso o adelgazar. Siguiendo el dictado de la Organización Mundial de la Salud, se considera como una vida saludable la que supone moverse 10.000 pasos al día (aproximadamente unos 8 km cada 24 horas), y con ello prevenir enfermedades como la obesidad. Y si se hace un esfuerzo un poco mayor, aumentando solamente unos 5.000 pasos, puede llegarse a perder peso o adelgazar.
El hablar de pasos puede confundirnos, sobre todo si no disponemos de estos modernos medios que nos dan fiel reflejo del número que vamos completando, y para hacernos una idea pensemos que una persona camina de ordinario, sin otros ingredientes y como media, unos 2.000 pasos en un kilómetro y medio, lo que supone quemar unas 100 calorías. Para adquirir una práctica rutinaria aconsejable, deberían realizarse caminatas de entre 22 y 30 minutos al día, durante cinco días a la semana.
- Si además de caminar, se hace de forma más rápida, se asocian mayores ventajas todavía. No sólo porque se mejora la respuesta muscular y se aumenta el consumo de calorías facilitando el control del peso, sino también por la activación de la circulación cardiaca para favorecer la disminución de los niveles de colesterol LDL (llamado coloquialmente colesterol malo), aumentando el nivel de HDL o colesterol bueno, además de reducir la glucemia, contribuyendo al control de la presión arterial y la mejora de las funciones respiratoria, intestinal y sexual. En fin, se reduce el estrés emocional induciendo sensación de bienestar, para mejorar la calidad del sueño.
Algún estudio interesante, como la investigación que se realizara por la Universidad de Sydney (Australia), demuestra que aumentar la velocidad a la que se caminaba podría alargar la esperanza de vida.
Ya hemos visto los beneficios que puede aportar caminar, pero con ser fácil y no necesitar de una dosis formativa, sí parece conveniente tener en cuenta algunos aspectos de relevancia para su práctica:
- Si se produce el propósito de comenzar una cierta rutina de caminar, bien resulta conveniente que se haga iniciándolo con unos intervalos breves (10-20 minutos) e ir aumentando gradualmente el tiempo empleado.
- Realizar un calentamiento previo para preparar los músculos para la actividad física. Nada exagerado, es suficiente con realizar ejercicios semejantes a los que se harán después pero en menor intensidad.
- El caminar exige mantener una postura correcta. La cabeza alta, mirando al frente, con los hombros atrás pero relajados. Levantar el pecho y adelantar la cadera. Los codos deben ir doblados aproximadamente unos 90 grados y no conviene subir las manos más arriba del pecho. El movimiento de los brazos debe hacerse de forma natural. Los pies separados como la anchura de los hombros. Dando pasos cortos y rápidos. Se apoya primeramente el talón del pie, para luego dejar que su peso siga el movimiento hacia adelante.
- Prestar atención a la respiración durante la caminata, inspirando por la nariz y expirando por la boca a un ritmo natural, con la finalidad de que el cuerpo reciba el oxígeno que necesita.
- Una vez adquirida la rutina, procurar caminar por lo menos 30 minutos a diario o una hora tres veces por semana, manteniendo esta actividad regularmente.
- Durante la caminata es de desear que se varíe la intensidad y la velocidad, en coordinación con la respuesta corporal que vayamos recibiendo. De suma importancia es hacer que el cuerpo entero trabaje, lo que se logra moviendo los brazos acorde a la pisada, contrayendo el abdomen y manteniendo las puntas de los pies un poco elevadas.
- Usar ropa y calzado apropiado, adaptado a nuestras necesidades. Así como beber agua durante el trayecto para mantener la hidratación.
- Buscar la compañía si es posible. Aunque es una actividad que puede hacerse en solitario, siempre puede resultar más atractiva si se camina con un grupo o con compañía por aquello de disponer de una mayor atracción. Al igual que se cambie de ruta para que resulte más atractiva la aventura y se evite la monotonía.
- Aunque hay quien se siente cómodo con los audífonos puestos, no soy en particular partidario de ello. Por una razón bien sencilla, la naturaleza nos brinda tanta belleza a la vista como al oído, como para no perderse ninguno de sus atractivos.
- Después de la actividad es igualmente importante estirar los músculos para disminuir el riesgo de calambres y la concentración de ácido láctico en los músculos. Este compuesto orgánico se acumula en los músculos y causa las molestas agujetas.
Bueno, pues ya puestos a seguir la aventura de las caminatas, me queda por apuntar que nos encontramos con muchos itinerarios que nos ofrecen clubes, asociaciones y agencias de viajes, y que nos permitirá alargar nuestras aventuras a lugares dignos de abrazar, en un futuro próximo que estará a nuestro alcance para progresar con ilusión. No debe faltar, en este deseo, que algún día acudáis a la llamada del Camino de Santiago, que aconsejo fervientemente porque el sacrificio que supone será compensado posteriormente con una manera de ver todo de forma diferente.
Recuerda que, como dijera el poeta, al andar se hace camino. Ánimo y adelante, pues.
Ánimos! Caminar es gratificante aún en estos días.
Un saludo.
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Muchas gracias. Un saludo
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Que buen post se agradece saber todo. LLevo un tiempo pensando hacer el camino de santiago y algún día dejaré mis miedos y lo haré. Cierto esta pandemia a animado a la práctica de caminar y hacer deporte.:9
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Agradecido por tu comentario. Te ánimo a ello, es una experiencia que te marca. Ánimo y adelante. Un cordial saludo.
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Tendré que vivir esa experiencia. Gracias buenas noches:)
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Me encontré su entrada en un momento en que aún estaba buscando una práctica deportiva (siempre he tenido una vida bastante sedentaria) y me ha sido de muchísima utilidad a la hora de decidirme por la caminata.
Desde que salimos del confinamiento he estado caminando por las mañanas antes de desayunar, primero media hora y ahora una entera, y de momento ya noto que afronto las mañanas con mucha más energía. Desde luego que lo recomiendo, y esta entrada también. Muchas gracias, porque me ha ayudado mucho.
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Me alegra muchísimo que sirva mi entrada para ayudar a ese paso que resulta tan conveniente para la salud. Caminar es también deporte, y muy sano. Ánimo y adelante. Un cordial saludo
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Muchas gracias por compartir el contenido sobre caminar. Sin duda trae muy buenos beneficios para la salud. Saludos
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Agradecido por el comentario. Un cordial saludo
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