El Grupo Universitario Multiaventura (GUM) de la Universidad de Extremadura, ha emprendido otra ruta, a la acudo junto con algo más de cuarenta amantes en esto del senderismo.
En este caso para acercarnos al Embalse de Los Canchales y en un recorrido lineal de parte de su trayecto llegar a un punto donde se encuentra la finca «Las Tiendas Cerro Plaza», propiedad de José Luis Cañamero, que junto a su familia nos hizo un hermoso recibimiento, haciendo que nos deleitaremos con un espléndido desayuno y el placer de visitar las interioridades de un terreno que aun considerándose principalmente ganadero (por algo es Veterinario de profesión) no deja de tener partes dedicadas a la agricultura, aunque en esto no se considere por sí mismo especialmente entendido en la materia. En todo caso, la dehesa de Extremadura encuentra aquí una de sus máximas expresiones.
El Embalse de Los Canchales se sitúa al noroeste de las localidades de La Garrovilla y Esparragalejo, poblaciones de la provincia de Badajoz, que fuera construido sobre la Rivera de Lácara. Está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), con una superficie total de 600 hectáreas, y tiene además la consideración de Humedal de Importancia Internacional. Es uno de los entornos mejor conservados de Las Vegas Bajas, que destaca por un fuerte contraste de hábitats. 34 kilómetros de longitud que pueden hacerse andando, en bici o con vehículo.
En nuestro caso, empezamos el recorrido caminando, a las 9:30 horas, en la cabecera del parking situado en el embalse viniendo desde La Garrovilla, próximo a la presa del mismo. El tiempo está un tanto revuelto por aquello de las recientes lluvias que han venido cayendo, pero este sábado de febrero de 2025 se muestra con nubes, y que al menos aparentemente no amenaza lluvia; incluso en algún momento pudo verse el deseado sol, aunque al final de la jornada vino el remate con lluvia cada vez más copiosa en los últimos kilómetros.
Durante un recorrido de unos ocho kilómetros y medio de terreno llano y por tanto sin dificultad, en el que se atraviesa en el kilómetro siete el río Lácara, se fue dejando a la izquierda la inmensidad de las aguas del embalse, con la abundancia de vegetación acuática que se convierte en un foco de atracción de fauna; y por la derecha podían observarse las dehesas y tierras de labor de esta comarca de Lácara, con vegetación típica en la que predominan las encinas. En diversos paneles informativos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana nos muestran la rica avifauna que puede encontrarse en cualquier rincón de este espacio. En particular, nos mueve el deseo de ver las grullas que tanto abundan en este espacio. No faltan referencias también a la existencia en esta parte de los mamíferos principales de la dehesa que conviven con los animales domésticos propios de la zona.

Completado este trayecto llegamos a la referida finca privada, donde el anfitrión y familia nos tenía preparado un manjar de desayuno compuesto de migas y churros junto a los líquidos apropiados para degustarlos. Un trato encomiable que no quedaba aquí. Con sus automóviles adaptados al terreno que ahora pisamos, muy de barrizal por las lluvias caídas en días anteriores, la familia Cañamero nos hizo comprobar esa copiosa ganadería de vacas que con sus crías completaban el precioso paraje típico de dehesa, con sus muchos puntos de siembra de encinas y alcornoques que Cañamero desea que repueblen el entorno para cubrir las bajas que el tiempo y los invasores producen. Una cuidada finca que nos permitió hacer un precioso paseo. Nuestra despedida no podía ser de otra manera que agradeciendo esta grandiosa recepción.


Procedía volver por la ruta senderista, retomando en la vuelta lo recorrido inicialmente, con la única pena de no haber podido divisar a las grullas que buscábamos con entusiasmo, pero que sabedoras de nuestra presencia se alejaban en las alturas. Ahí si las divisábamos.
Otros ocho kilómetros y medio sirvieron para completar la ruta programada, eso sí, con cinco de ellos bajo la lluvia que aun así hacía hermoso el paisaje y los movimientos de aguas del embalse. Completamos de esta forma una bella ruta.