En la infancia que algunos hemos vivido nos adentrábamos en las entrañas de la ciencia ficción como un medio de superar la realidad del presente, de lo que catamos en la vida que transcurre a nuestra vista, para llegar a una hipotético mundo donde se supera lo actual. Fantasía e ilusión propia de jóvenes que se mantiene en nuestro interior para ilusionarnos con relatos que son como historia del futuro, como el reciente ejemplo de la pasión que envuelve a personas hechas y derechas (aunque algunos no parezcan tanto), de la serie televisiva de fantasía medieval, drama y aventuras «Juego de Tronos«, creada por David Benioff y D.B. Weiss basándose en la serie de novelas «Canción de hielo y fuego» del escritor estadounidense George R.R. Martín. Confieso verme inmerso en este extraño mundo de lectura que, al principio te choca (por lo que te parece de irreal) pero que luego acabas asumiendo como algo normal (los personajes tras el muro ya no se ven tan anormales).
Pues bien, en este extraño mundo en que nos movemos tendemos, cada vez más, a unir lo digital y lo real, y huimos cada vez más hacia el profundo entorno de lo virtual. Como ya he dicho en otros relatos, nos escudamos en ello porque así nos sentimos más poderosos, evitando un cara a cara que nos hace más débiles. En lo virtual no tenemos freno.
Ahora llega un juego de smartphones que cuenta ya con muchos millones de usuarios en todo el mundo. Un tsunami que llega de pronto y que arrasa en bolsa. Nintendo, la empresa propietaria de Pokémon Company sube sus acciones y la marca que ha desarrollado el juego de Pokémon Go, Niantic, se ha consolidado como cabeza de un mundo de videojuegos por haber sacado al mercado, antes que cualquier otro, la idea de combinar virtualidad y realidad en el móvil.
Sobre la realidad física, límite tangible de nuestra existencia, sin dejarla de tenerla presente, se introduce un ser inexistente, un digital objeto de deseo y elemento trascendente de una serie de acciones irracionales, de modo que lo real para a segundo plano y lo irreal al primero. El juego permite al usuario buscar, capturar y luchar con Pokémon escondidos en el mundo real.
No se juega en el sofá o en el refugio personal, sino en calles, parques, playas y otros enclaves del mundo real que aparecen reflejados en la pantalla del jugador y donde se ocultan los personajes ficticios. No es de extrañar, por todo ello, que veamos por las calles y lugares públicos a jugadores que van envueltos en la nebulosa del juego.
Analizo el juego y parece sencillo. Utiliza el sistema de posicionamiento global del teléfono inteligente del usuario, así como su reloj, para detectar dónde y cuándo está el jugador en la vida real y dentro del juego, para hacer «aparecer» un personaje de Pokémon cerca de él, que se ve en la pantalla del teléfono, para que el usuario pueda «atraparlo».
A medida que el jugador se mueve, dependiendo del lugar y la hora, aparecen más y más variados tipos de personajes de Pokémon. Esta unión de juego en la realidad física y la virtual es lo que se conoce como «realidad aumentada».
Con la misma intensidad en que crece la popularidad del juego, han salido los detractores y defensores del juego. Para estos últimos, supone profundizar en conocimientos de lugares históricos que de otra forma podrían pasar desapercibidos; el hecho de que los jugadores tengan que salir a la calle y hacer ejercicio moderado mientras juegan ha llevado a sostener a algún psicólogo (John Grohol) que el juego estimula la socialización de grandes y chicos, y ofrece lecciones de matemáticas e historia, al permitir aprender conceptos de espacio y tiempo, como los puntos cardinales, distancia, dirección, coordenadas o planos.
Pero esa exploración es la que se cuestiona en diversas partes del mundo donde se han reportado accidentes de distraídos jugadores, la utilización del juego por parte de delincuentes para atraer víctimas y hasta el descubrimiento de un cadáver en un río de Wyoming, Estados Unidos, cuando un participante buscaba criaturas virtuales guiada por el GPS.
Para mí todo lo que pase de la distracción a la obsesión me lleva a ponerlo en tela de juicio. Ya veremos cómo afecta a los intrépidos jugadores.
El juego va a ir evolucionando, y seguro que ya se dispondrán de actualizaciones que hagan más atractivo a los dispuestos a verse envueltos en este mundo de lo virtual. El carácter gratuito garantiza el éxito,… del juego claro. No sabemos si nuestra mente ganará por igual.