Extremadura es extensa en territorio y en bellos senderos que la atraviesan por donde quieras que te dejes ver. No reparo en moverme por sus entrañas para ir descubriendo lo que nos brinda la naturaleza, y con la inmediatez organizativa del Servicio de Actividad Física y Deporte (Safyde) de la Universidad de Extremadura, me involucro en una ruta circular por el entorno de la bella localidad de Alburquerque, enclavada en la Sierra de San Pedro y situada al noroeste de la provincia de Badajoz, de cuya capital dista 45 kilómetros.
La ruta que emprendemos es la conocida como Sierra de los Picorros, por las cercanías del núcleo urbano de Alburquerque, en un día que parece haber abandonado los recientes fríos que en las madrugadas dejaba heladas destacables, amén de aparecer un cielo un tanto aborregado que presagia próximas lluvias. Pero hoy, por fortuna, se muestra con el esplendor necesario para favorecer el caminar.


La ruta comienza junto a la carretera Ex110 en la falda del famoso castillo de Luna. A lo lejos se observa un afloramiento rocoso próximo con una cruz que lo corona.

Se abandona el terreno asfaltado y sus acerados adyacentes para adentrarnos por el valle de Santa Ana, por un camino pedregoso pero natural por entero al encontrarse rodeado de cultivos de olivares ecológicos, alcornocales y pastos, hasta llegar a los meandros adornados con adelfas que presenta la rivera del Guadarranque (afluente del río Gévora), en un paisaje que no perderemos hasta pasar el corte que hace la rivera entra la sierra de los Picorros y el puerto del Guadarranque. En los riscos cercanos es posible advertir la presencia de un gran número de aves.




Si hasta el momento podría decirse que la ruta discurre dentro de lo que puede considerarse como baja en su dificultad, el trayecto que sigue viene caracterizándose por un vaivén del terreno para ir ascendiendo progresivamente entre dehesas que nos muestra los moradores habituales de este entorno, cuales son los preciosos ejemplares de cerdos que en su día deleitarán a cuantos se acerquen a este manjar alimentario, y los grandes rebaños de ovejas que con su acostumbrado soniquete muestran la sorpresa de ver tanto senderista por terrenos propios del silencio.









El tramo final se hace especialmente dificultoso, por sus empinadas cuestas que ponen a prueba a las piernas para hacer un último descanso en el abrevadero de ganado situado a pocos metros del Llano de Santa Ana, al comienzo de la calleja de Carrión. El pilar posee un excelente vaso rectangular, rematado con piedra de cantería y fuente en el lado derecho de escaso manantial. Su fábrica es de mampostería de buena calidad, en cuya parte central figuran labrados en piedra un escudo de armas, un elemento indicativo consistente en la figura de una oveja en actitud de beber y dos inscripciones lapidarias ilegibles en donde –según se dice- figurarían los nombres de los alcaldes de la villa y la fecha de construcción del mismo.




Finalmente, en un último tramo ascendente nos acercamos nuevamente a los pies del castillo que dan por concluida la ruta, con un total de aproximadamente 17,12 kms.
Un nuevo reto conseguido por el Grupo Universitario Multiaventura, que ha permitido a quienes quisieran seguir descubriendo la localidad extremeña el poder visitar sus entrañas, especialmente importante en cuanto representa su castillo y judería.

