La vida no es cómoda

El llevar ya un buen trecho recorrido en la vida, la mía, me hace ver las cosas con el prisma de lo mucho acaecido desde que empezara a tener uso de razón. Y realmente compruebo como han ido sucediendo acontecimientos luctuosos que te han llevado a preguntarte si es casualidad o un designio torticero el que tengas que ir superando obstáculo tras obstáculo y sufriendo en no pocos momentos. Pero miras a tu alrededor y compruebas que cada peregrino de la vida lleva su propia cruz, la del destino que esté marcado, unos con más y otros con menos fortuna pero, a la postre, todos imbuidos en el mundo de las tinieblas de lo que pueda ir viniendo.

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Cada cual a lo suyo

Resulta consustancial a la vida que nos haga parecer como seres inmutables al paso del tiempo y que consideremos estar aquí más allá del marcado para nuestra existencia física. La cuestión es que vivimos envueltos en ese dinamismo que lleva a perder mucho tiempo en cosas triviales para hacerlo irrecuperable cuando dejamos de dormitar despiertos.

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La desazón del adiós

Si hay una palabra que define un sentimiento con especial profusión es la del “adiós”, esa que se dice con intensidad cuando se deja atrás algo más que una mera despedida temporal. El “adiós”, dejando de lado esas otras connotaciones que aparecen recogidas en el diccionario de la Real Academia Española por su uso como interjección que enuncia una desilusión, un desencanto o una sorpresa, es una palabra de término, de finalización, de soslayo, de contumaz decisión y, en definitiva, de dolor, porque normalmente se pronuncia cuando despides a algo o alguien que no te gustaría hacer, o queriéndolo se enfatiza para arrancar de tu interior una profunda sensación de ahogo.

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Sobrevivir con ahínco

          La vida nos sorprende cada día, con ese sol que hace brillar nuestro interior, con esa lluvia que te da otra perspectiva y refresca nuestros pensamientos, con las ocurrencias de los que se encuentran a nuestro alrededor, con las vicisitudes de la familia, y también con el dolor inesperado y al que nunca nos acostumbraremos pese a que está siempre presente en sus múltiples variantes. Seguir leyendo «Sobrevivir con ahínco»