Badajoz y su Plaza Alta

             Pasear por Badajoz es una de mis pasiones, reparando en sus calles y rincones, descubriendo día a día cosas nuevas, recordando momentos vividos. Para soñar despierto y recrearme con lo que placenteramente saboreo. Y cuanto más lo hago, más inquietud y ganas me entran de conocer otros aspectos que hasta ahora pasaban con menor inquietud. Por ello mismo, estos paseos quiero quedarlos plasmados en mi blog, compartiendo lo que veo y lo que pueda pensar y conocer de su historia y evolución. Esperando, por otro lado, que la mente no me juegue malas pasadas y pueda errar en alguna apreciación histórica, para lo cual pido comprensión de antemano.

              En este paseo que me propongo relatar quiero llegar al corazón de Badajoz, a su cúspide, a un bello lugar histórico por naturaleza e inmortalizado en mi mente por una infancia y juventud en la que pude pisar sus calles a diario. Voy dispuesto a encontrarme con la Plaza Alta, y tras el recorrido propio que me acerca a este emblemático paraíso local, llego al inicio de la calle llamada en la actualidad Moreno Zancudo. Una ligera pendiente hacer ver que el objetivo está a su final. Pero me recreo en esta calle, llamada anteriormente como Zapatería, tantas veces recorrida, primero de la mano de mi madre para acudir al mercado y comprar los deliciosos churros que se hacían en este lugar, y luego para ir en busca de grandes amigos de este período inicial de mi vida, que tenían sus domicilios familiares en estos parajes. La calle en aquellos días era un hervidero de gente, de murmullo, de apretujarse, donde varias familias vivían de los establecimientos que casi en todas las puertas existían.

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La antigua calle Zapatería

              La calle Moreno Zancudo se presenta hoy de forma muy distinta a como la viví en su momento. Tras un tiempo de absoluto abandono ahora, afortunadamente, se encuentra en un avanzado estado de recuperación social y patrimonial, que desde mi punto de vista resulta incomprensible que no hubiera finalizado hace tiempo, teniendo en cuenta que se trata del tránsito obligado de visitantes que se adentran en las entrañas históricas de la ciudad, tras cruzar el centro neurálgico de la Plaza de San Juan. El suelo llama la atención al haber mejorado considerablemente, desapareciendo los viejos adoquines para aparecer ahora surcado por un pavimento empedrado blanco, con círculos en su recorrido de empedrado negro, al estilo portugués.

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 La calle Moreno Zancudo, en proceso de rehabilitación

             Cruzo en mi mente lo que divisaba de antaño y con lo que ahora me encuentro. Desde la parte baja y hasta la bifurcación que se produce a mitad de su recorrido para adentrarse en la calle Encarnación (antes concebida como auténtico lupanar de la ciudad, y hoy recuperada socialmente y reconstruida para servir de paso a la plaza de Santa María que acoge al Museo de la ciudad “Luis de Morales”), vienen a mi mente esos negocios que proliferaran en una calle enormemente transitada pues no en vano, en la Plaza, se podía acudir al mercado principal de la ciudad. La floristería de ahora, en la parte de izquierda de la subida, era antes una pajarería y, a continuación una pescadería (de la Sorda) y justo después la droguería de Francisco Vaz. De inmediato dos churrerías, la de Juan y Fernando sobre las cuales reparo un poco más por eso de las cosas que ocurren en la vida.

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              Acompañando a mi madre iba siempre a la pequeña churrería de Juan que compartía el establecimiento con su mujer, ambos viviendo en la calle Regulares Marroquíes (hoy y antes denominada calle Chapín), y por eso mismo conocidos de mi familia por ser la misma donde residíamos nosotros. Fernando tenía una churrería de mayor dimensión, con las plantas superiores sirviendo de vivienda familiar, pero por circunstancias imprevistas sufrió un accidente en motocicleta que sesgó su vida en plena navidad; el negocio lo continuó su viuda, Mercedes, obligada a seguir el curso de la vida para sacar adelante a las tres jóvenes hijas que tuvieron. Hablo con profusión de conocimiento pues, quien diría después lo que ocurriría, esta familia se convertiría en mía propia dado que una de estas hijas, la menor, es mi mujer. El caso es que, en lo que ahora transmito, el tiempo deparó que Juan adquiriera la churrería de mi suegra, recuperando un mayor espacio para proseguir con su negocio. En este mismo tramo inicial de la calle, en su parte derecha, que hoy aparece en proceso de reconstrucción, se encontraba otra churrería, de Palmira, con lo que puede fácilmente advertirse el número de personas que transitaba por esta zona que permitía que coexistieran tres churrerías. En la actualidad existe en la calle una única churrería, ubicada en lugar diferente, adentrado ya el último tramo de la calle, con un nombre ciertamente llamativo (“aAaaa”).

Churreria aaaAa en el casco antiguo de Badajoz.Foto: J.V. Arnelas

              Además, iniciando el recorriendo de la calle se situaba en su momento la charcutería de Celedonio, y por encima una zapatería que llamaba la atención por dispensar la venta de unas zapatillas negras con ribetes rojos que era muy demandada por los pacenses, sobre todo para lucirlas en la romería de Bótoa. Por encima de la churrería antes referida, la frutería de La Salmerona. Luego la espartería de la Doña Luisa.

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            Situándonos a mediados de la calle nos encontramos a la izquierda con la tienda de Retales Maruja y un paso más arriba la charcutería del Chaleco; en las inmediaciones, metidos ya en la calle Encarnación, se encontraba la vivienda de Rosalía, vendedora de café y tabaco de contrabando. A la derecha, nos encontrábamos en su momento con un barbería y una pequeña tienda para venta de periódicos; siguiendo con el Herculano, una tienda bazar (la casa y el rótulo todavía se mantiene); el estanco que hoy en día ha pasado a la parte de enfrente y que podemos decir que es uno de los más antiguos de la ciudad (expendeduría número 5); y una casa vivienda con varios vecinos de los que salían negocios a la calle: Los Granadinos y Litri, sacando a la puerta el puesto de almendras garrapiñadas, caramelos, y todo tipo de chucherías que cupiera en el expositor; continuaba la pescadería de Marcelo.

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            El último tramo de la calle tiene igualmente su historia. De frente, sirviendo de división a las calles de Moreno Zancudo y Encarnación, hoy luce “El silencio”, edificación recientemente restaurada, con una tienda de productos extremeños, aun cuando sus gestores pretenden que el sitio se convierta en lugar de encuentro de eventos culturales y gastronómicos (el proyecto es del director creativo y experto en moda Julián Monge); antes se ubicaba en este espacio la mercería de “La Camelia”. En tiempos lejanos, este espacio se llamó Plazuela de Orellana o de Zambrano.

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La calle Moreno Zancudo, con el reciente edificio rehabilitado, luciendo en dos momentos de festividades distintas (Almossassa y navidad). Los arcos superiores fueron descubiertos cuando se realizaron las obras de restauración

        Prosiguiendo con la subida, a la izquierda estaba la Mercería Alegre, y donde actualmente se encuentra una churrería, entonces era Regalos Rafael; por encima Manolo el de los peces, la juguetería de Rafael, la panadería de Balbina; seguía otro bar, el de Ortega, e inmediatamente Juguetes Bustamante. A la derecha, la taberna de Doña Purita, que permitía servir los cafés a temprana hora para regocijo de los descargadores de mercancías. Proseguía el establecimiento de Vinos Salvatierra, para la venta de vino a granel aun cuando a posteriori se convertía en una verdadera lonja; la frutaría de Marcela y El Talaverano, y la Casa de Comidas de La Señora Florencia que se situaba donde hoy se encuentra una de las ventanas del comedor de La Casona; la otra ventana en tiempos fue el acceso a una frutería, la de Los Morgaños, que competía en la misma acera con la de Marcelo y La Salmerona. Y, llegando donde la calle se abre a la Plaza Alta una panadería daba fin a las tiendas existentes en la subida.

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La Casona, en la puerta de acceso a la calle Moreno Zancudo

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            Completado este bello recorrido, emotivo y pletórico de aspectos que denotaban su trascendencia de antaño, hoy debía servir para que, igualmente, resplandezca para hacer soñar a quienes sin conocer o haber vivido su historia sepan que circulan por donde han pisado miles de personas y en el que se han propiciado importantes negocios familiares. Una arteria con mucha savia como apunta algún aficionado a la historia de la ciudad, de los muchos que circulamos por este mundo del recuerdo y de propiciar estudios para conocer lo que nos ha precedido.

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             Intersección de la calle Moreno Zancudo con la Plaza Alta

             En el punto álgido de la calle, dando un pequeño giro hacia la derecha, sorprende a todos, y a mí todavía consigue erizarme el bello, la dimensión y belleza de la Plaza Alta. De un lado a otro, su perspectiva no puede ser más enriquecedora, aun cuando se advierte que todavía queda por completar la rehabilitación de uno de los edificios que la rodean

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Edificio pendiente de restauración en la Plaza Alta

           En una de las esquinas de la Plaza se advierte una torre singular, abierta al cielo como punto cardinal de una ciudad que divisa desde la altura, la conocida Torre de la Atalaya o de Espantaperros. Todo con su historia, su evolución. En otra de sus puntas, un monumento pequeño igualmente con su trascendencia, la del obispo Martín de Rodezno. Vayamos por parte.

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    Estatua del obispo juan Marín de Rodezno   

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            Estar en la zona y juntarte con esos dos amigos, Patri y Rafa, que compartíamos una infancia por estos entornos, es motivo de una doble felicidad.

           La historia de esta Plaza ha pasado por diversos estadios. Originariamente se construye sobre las casas antiguas de la ciudad islámica adosada a la muralla de la Alcazaba. Y en 1458 se inició una reforma que duró varios siglos y que estaba orientada a cambiar su aspecto y con una nueva orientación, y de esta forma se daba permiso al Cabildo eclesiástico dando lugar a la construcción de soportales con arcos de ladrillos y piedra que permitiera acoger a mercaderes y servir como zona de festejos y reuniones de todo tipo. Artífice fundamental fue el obispo Martín de Rodezno, cuya figura aparece en el reciente monumento realizado por Gamero Gil e incorporado como antes decía, a una de las esquinas de esta plaza rectangular, que llevó a cabo una profunda reforma en 1699,  interrumpida en 1703 por la Guerra de Sucesión, y cuyo resultado concretaría una plaza cerrada decorada con pinturas murales y esgrafiados de gran singularidad, aun cuando sólo se pudo completar un tercio del plan previsto. La plaza aparece así al estilo renacentista y con decoración de tipo barroco de gran singularidad. Alberga casas, hoy restauradas y que acogen viviendas locales.

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Estatua juan Marín de Rodezno con su autor, José Manuel Gamero Gil

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           La plaza tiene planta rectangular, con un cierto estrechamiento hacia la zona norte para adaptarla al terreno. En esta zona, con influencia medieval en muchas de sus construcciones, se encuentra las antiguas Casas Consistoriales construidas en 1548, muy próxima al Arco del Peso del Colodrazgo, uno de los puntos de acceso a este entorno y que, en su momento, se situaba el control de las pesas y medidas de la ciudad, pasando el cuál se accede a otra plaza, la de San José, que dejaremos para otro paseo. Justo al traspasar este Arco se sitúa la Puerta del Capitel de la Alcazaba árabe.

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Arco del Peso Plaza Alta

Arco del Peso del Colodrazgo (un antes y un después)

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Así de cubierta quedaron las Casas Consistoriales

            Merece adentrarse en este edificio de las antiguas Casas Consistoriales, que se encontró oculto durante mucho tiempo por haberse construido sobre él viviendas, en el desaguisado momento de degradación de toda la Plaza Alta pero que, afortunadamente, las obras posteriores han sacado a la luz un edificio mudéjar con cuatro arcos de herradura sustentados por columnas, y que resultó ser el antiguo ayuntamiento de la ciudad. El edificio se ubica entre una torre albarrana y la Torre Abarlongada, con claro estilo mudéjar y que fue construido en torno al año 1500, con al menos tres modificaciones sustanciales producidas con posterioridad antes de ser abandonado en 1799.

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Casas Consistoriales (estado actual)

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Con el alcalde de Badajoz Francisco J. Fragoso y el concejal Antonio Ávila, a las puertas de las Casas Consistoriales

           Entrando a conocer su belleza pueden advertirse cuatro escudos heráldicos o símbolos heráldicos, tres de los cuales son pintados y uno esgrafiado, todos ellos escudos reales. Dos corresponden a los Reyes Católicos, uno situado en la sala principal del piso bajo, y el segundo en el lugar de la hornacina de la galería alta sobre la plaza. Las otras dos representaciones heráldicas contienen el escudete de las quinas de Portugal, lo que supone que deban fecharse entre 1580 y 1640, reinando Felipe II, Felipe III o Felipe IV. Según se cree, estas representaciones deben corresponder o bien al primero o al segundo de los citados, pues ambos llegaron a personarse en Badajoz (en 1580 y 1619, respectivamente). En la parte superior del lateral izquierdo se puede apreciar una crestería de estilo gótico.

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Interior de las Casas Consistoriales

           Pero situémonos en el espacio abierto de la Plaza para recordar que en 1899 se rompía mediante la instalación de un Mercado de abastos, en un edificio metálico de los que estaban muy de boga en la época, cuya estructura fue diseñada por el arquitecto municipal Tomás Brioso Mapelli, y que ocupaba la práctica totalidad de la plaza, albergando los puestos de venta que anteriormente se disponían en los soportales de la plaza.

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Un recuerdo del antiguo mercado de abastos y de la actividad comercial de la zona

             Allí estuvo hasta 1970 y cuando estoy ahora viendo el espacio diáfano viene a mi mente esa edificación, el bullicio de la gente entrando y saliendo, las voces de quienes pugnaban en la plaza por vender sus productos, esos botijos, huchas y macetones de Salvatierra de los Barros que se vendían nada más penetrar en el edificio. Unos recuerdos que me hacen ver a mi querida madre adquiriendo lo que podía para consumo diario pues, por aquellos momentos todavía no se disponía en las casas de frigoríficos que permitieran tener mayores viandas.

             En el lado opuesto al que se sitúa el Arco del Peso nos encontramos con otro nuevo Arco, denominado del Toril, por ser de él donde se dice salían los toros cuando se celebraban las corridas en la Plaza. Por allí se comunica con la Plaza del Reloj, con la base de la Torre de la Atalaya o Espantaperros, y con los jardines de La Galera.

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Arco del Toril (ayer y hoy)

           Durante bastante tiempo se fue degradando el entorno hasta extremos inusitados, todo ello por la desidia de los gobernantes que permitieron esta como otras muchas barbaridades en la capital pacense. Desaparecido el mercado,´cuya estructura metálica pretendía venderse como chatarra y que por la intervención ciudadana se recuperó para estar presenta ahora en el campus universitario, podía divisarse una plaza y un entorno totalmente abandonado y maltratado, perdiendo la función comercial con la consiguiente ausencia de atractivo para la población. Ver cómo ha podido recuperarse hasta divisar lo que ahora tenemos, es como para no dejar de agradecer a quienes tanto han trabajado para llegar a este resultado, aun admitiendo que todavía quedan acciones para que todo el entorno sea lo que debe ser y queremos los pacenses.

          Finalmente, el trazado que se encuentra alrededor de la Plaza aparece como un entramado de calles estrechas de la antigua judería y morería cuyo valor y carácter se vienen recuperando gracias a la rehabilitación de los distintos edificios de la zona. Entre ellas, destacar la calle de San Lorenzo, que va a dar a la Plaza Alta, de la que se sabe que allí se ubicó la judería pacense. Como es habitual en las juderías, la misma es muy estrecha, e incluso un arco a comienzos de la calle recuerda la tradición de marcar así la entrada a las aljamas.

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Calle San Lorenzo (hace años y ahora, con mi pintura)

          Este paseo no puede concluir sino saboreando alguno de los manjares extremeños que se sirven en cualquiera de los dos establecimientos existentes en la Plaza Alta, y que permiten al visitante recrearse con la gastronomía pacense. La Casona y La Cacharrería nos brindan la oportunidad del descanso y, si el tiempo lo permite, sentarse en una de sus terrazas para seguir disfrutando con la belleza de la Plaza Alta.

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20 comentarios en “Badajoz y su Plaza Alta

  1. me acuerdo aunque era pequeño cuando se mato tu suegro mi madre se llevaba muy bien con mercedes y fernando los conocia a todos, pero te tengo que hacer una correccion la fruteria que pones marcelo (talavera) no es asi sino fruteria de Marcela que era mi madre y el talaverano que era mi padre, yo naci y me crie en esa grosia calla y jugaba con tu cuñada la mayor que es la que vagamente recuerdo. Tengo que decirte que con tus comentarios me has hecho feliz y he recordada las vivencias de toda una calle y de todas las gentes que sin ser nada de familia eramos todos familias, muchas gracias por hacerme vivir por un momento aquellos tiempos. (me llamo victor pero me llamaban viti)

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  2. Te doy las gracias por el momento de felicidad y a la vez de tristeza de aqueños años vividos, recuerdo aunque yo era pequeño el dia de la muerte de tu suegro Fernando yo recuerdo vagamente a tu cuñada la mayor porque seremos de la misma edad, mi madre y mi padre se llevaban muy bien con tus suegros, tengo que hacerte una rectificacion la fruteria no es marcelo (talavera) sino marcela que era mi madre y el talaverano que era mi padre, te doy las gracias por ese momento que me has hecho recordar.
    Te dire de la calle Capin que fuy al colegio de don amado y esas peliculas del cine rollalti

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  3. Me da mucha alegria y a la vez tristeza despues de haber leido lo de esa maravillosa calle donde yo naci, me acuerdo perfectamente aunque yo era pequeño cuando Fernando perdio la vida mis padres se llevaban muy bien con ellos con su hija mayor jugaba yo, me llamo Victor pero me llamaban Viti , tengo que hacerte una salvedad la fruteria de mis padres no es Marcelo (Talavera), sino Marcela que era mi madre y el Talaverano que era mi padre, mi mas sincera gracias por haberme hecho pasar ese rato tan maravilloso, no has nombrado a Rafael que era una tienda de juguetes y de todos que estaba antes de la balbina.
    Con respecto a la calle chapin estube en la escuela de Don Amado y que peliculas en el Rollalti en el gallinero en fin todo, en fin toda una histria real maravillosa

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    1. Que tal Víctor, encantado de conocerte. Te agradezco tu comentario y que me completes cierta información que, como puedes imaginar, la he ido sacando por datos de personas que me hacían completar todo un puzzle pues la mente a veces falla. Gracias igualmente por tus rectificaciones que las voy a incorporar en el texto, corrigiendo los errores que me comentas. Un fuerte abrazo.

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  4. fco.tm@ holmail .com

    Yo vivi, muy cerca de la Plaza ALta y tengo unos recuerdo muy, pero que muy agradable, de aquellos años, 50 -60 Badajoz era su Casco Antiguo, y su plaza su Plaza, su Plaza Ata, Badajoz, y sus gentes eran otra Historia, gente humilde, pero honradas, y ala vez honestas, Que recuerdo me traen aquellos años, La Esquina de Rastro, con la Charcuteria y la carniceria en el mismo lugar de Celedonio, es puesto del Litri, y uno de los hermanos d e los Granadinos la fabrica que hubo de caramelos en la C/ Amparo, la pescaderia, la tienda de Salvatierra, con su Bodegas de vino en la Plaza San Jose, la tiende de todo terminado en 95, de Rafael, las Churrerias, de Juan y del Lili, la tienda de Zapatillas, Casa ESpada, la Balbina Panaderia, y por encima una tienda donde se vendia pescado, frito, y aceitunas y en la misma Plaza Alta vivia, la familia del esposo , de la que hoy es Concejala de Asuntos Sociales, Los cuales vivian en los Soportales de la Plaza Alta, que por cierto creo que tenian una tienda, de Ultramarinos.en los mismos soportales, de la Plaza El Porrina de Badajoz el Perregrino, el Magdalena y sus perunillas, la Esquina de Rastro y sus limpiabotas, y vendedores de Tabacos portugres de contrabando, el portugues suaves, y el tres, veinte.
    A si recuerdo yo esa entrañable zona de Badajoz donde sus habitantes, eran mas personas, que lo son ahora algunos, al menos no existia, la Ipocresia, que hoy reina

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    1. Me alegra mucho coincidir con personas que vivimos esos entrañables momentos en esos lugares que, como bien dices, eran de gente sencilla pero muy honradas. De las que gusta mantener como amistad o cerca de ti. Un cordial saludo.

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  5. Pingback: Badajoz y su Alcazaba (I) – El Blog de Chano

  6. carmen

    hola yo soy asturiana, mi familia materna es de badajoz.. me gusto mucho tu comentario sobre la calle zapateria xq yo de niña iba todos los veranos a casa de una tia que vivia alli y veo que en la informacion que tienes de esta calle no te acuerdas o no tienes datos de una relojeria que habia enfrente de la panaderia de balbina, y es q era de mi tio se llamaba relojeria angel , espero que aunque es un minimo dato te ayude. y te doy la enhorabuena x este comentario q haces pues me trajo muy buenos recuerdos de mis veranos de infancia. GRACIASSSS

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    1. Que tal Carmen, encantado de saludarte y agradecer tu información que la desconocía, y en las fuentes que consulté no me la apuntaron. Voy a seguir indagando. Espero que tus recuerdos de Badajoz sean buenos y que no pierdas oportunidad de venir a tus raíces maternas. Un cordial saludo.

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  7. Encarnación Carreta Martinez

    Soy pacense y el otro dia comentaba a mi familia política, malagueños. sobre la plaza alta y la de abastos. Y ver este blog , me ha hecho recordar mi infancia acompañando tambien a mi madre a esa bella plaza que yo recuerdo de madera y me transportaba en mi imaginación a épocas pasadas. Me ha encantado ver todo lo que se está rehabilitando. Y descubrir todos los estilos que estan presentes en nuestra ciudad. Mudejar, la zona de la juderia y no sé si romana. No pude estudiar. Pero pienso empaparme de las cosas de esta preciosa ciudad, y sacar unas vacaciones para poder pasear por sus calles. Gracias Chano. Y sobre todo a esas personas que se estan empeñando en recuperar el esplendor de antaño.

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  8. Luisa

    Hola! Me llamo Luisa. Me ha emocionado leer tu artículo sobre la Plaza Alta. Yo me crie en la calle Encarnacion ( cuando empezaron a llegar, gente poco recomendable, nos mudamos a la Calle Soto Mancera, un poco más abajo) Has nombrado a mi tia Rosalia, que efectivamente vendía café y tabaco de contrabando ( mi madre también lo vendía y se llamaba Ventura) Que recuerdos! No has nombrado, un pequeño quiosco de revistas, pequeños juguetes, postales etc. Se encontraba en la esquina de la calle Las Peñas ( Concepción Arenal) y la que subía a la torre Espantaperros. Enfrente estaba la tienda de Celedonio. Yo, en verano y Navidades, vendía postales, caramelos, muñecas etc, todo ello expuesto en una mesa. Paco se llamaba, el dueño del quiosco y era mi tío, lo que yo vendía era de el. Gracias por describir también mi barrio, ha sido para mi, un placer leerte.

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    1. Muchas gracias Luisa por tu comentario. Que salgáis a aclarar y profundizar aún más en los recuerdos de lo que sucedía en estos bellos lugares me emociona. Queda patente tu comentario para cuantos quieran leer y saber más. Me emociona cuña yo has descrito. Un fuerte abrazo

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  9. FERNANDO CARO BORREGO

    Pues veo que dejas algunas cosas en el tintero, como por ejemplo la ultima fotografia, que fue la casa de los Hermanos Monje y que desde hace 13 años es La Cacharreria de Badajoz, de la cual te puedo contar muchas cosas para ilustrar tu publicación, cuando quieras pasas y hablamos. Fernando Caro.

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