La entrada en un nuevo año siempre es motivo de reflexión, por aquello de que procuramos hacer un giro a nuestras vidas para realizar definitivamente proyectos que nunca hemos encontrado el momento de emprender o para hacer curas de salud que hasta ahora teníamos un tanto olvidadas. Quién no ha pensado o escuchado alrededor a amigos y conocidos que hacen el firme propósito de comenzar un nuevo año dejando de fumar, hacer deporte para perder ese sobrepeso que ha aumentado alarmantemente en las navidades, comenzar actividades de ocio, contener sus gastos de futuro, o sabe Dios que ocurrencia nueva puede advertirse, y que parece ahora  justo el momento de abordarlo.

          No seré yo quien me oponga a que se sigan estas costumbres tan arraigadas en el ser humano, sobre todo para no desanimar al ilusionado emprendedor, pero las estadísticas de aquellas que fructifican en una realidad bien parece que denota que somos muy noveleros pero pocos continuistas en estas bellas y saludables medidas.

          Pero entre todas ellas me llama poderosamente la atención el creciente aumento de los que se apuntan al gimnasio tras las fiestas navideñas, iniciando el proyecto con entusiasmo, o quienes con esas prendas deportivas recién estrenadas tras recibirlas de Papá Noel o SS.MM. los Reyes Magos de Oriente, inician ese otro proyecto de moda que es el running. Y es que, por lo que se ve, acudir al gimnasio o hacer running se ha convertido en una necesidad social. Pero lo curioso del caso es que, tras empezar soñando con ese adelgazamiento y ganar resistencia, al final, hacer este tipo de actividad, si se continúa con cierto entusiasmo es, en un gran porcentaje, por tratarse de una moda, aun cuando claramente ya no hagamos los sobreesfuerzos iniciales. Ello supone que se genere una ya arraigada moda de los atuendos deportivos, a la que no son ajenas las grandes firmas comerciales.

          Si observamos el fenómeno mirando a nuestro alrededor podremos observar que nuestros compañeros de fatiga no acuden al gimnasio o se ponen a correr por la ciudad y sus alrededores vistiendo cualquier cosa; se va «cool», esto es, con un cierto estoicismo estilístico, lo que supone que ya no nos tenga que preocupar solamente buscar tiempo y bastante amor propio para resistir y persistir con los esfuerzos deportivos, sino que hay que preocuparse tanto o más por ver lo que está de moda y poder competir con el personal para generar una rivalidad que nada tiene que ver con el ejercicio físico.

          Ya no basta con ponerse un par de zapatillas deportivas y una camiseta de propaganda para ir a hacer deporte, sino que se trata de ir vestidos a la última moda para poder lucir los modelitos. Y si se trata de tener un look seductor, tanto mejor. Por supuesto, no faltan las fotos obligatorias en Instagram para aparentar y parecer que se realiza ejercicio físico a tope. ¡Qué imagen más bella de esa silueta humana sobre la bicicleta estática, con la última moda en vestimenta, el watch en la muñeca y el iPhone 6S plasmando el instante!

          En fin, la sociedad y la televisión nos impone muchas cosas, y ahora que comienza un nuevo año, seguro que más de uno ha pedido esas vestimentas de última moda que le ayuden a emprender una actividad física que puede ser tan espectacular como pulula en la mente. Feliz Año.