La Sierra de Alor y su flora característica

            Muy cerca de la localidad badajocense de Olivenza, en su pedanía de San Jorge de Alor se encuentra la Sierra de Alor, una formación caliza que alcanza una altura máxima de poco más de 600 metros y que cobija una gran diversidad de flora. Se sitúa, en concreto, al sur de la capital de Badajoz, limítrofe con las dehesas de Jerez y a muy poca distancia de la vecina región portuguesa de Alentejo. En «el alodio» (de ahí se supone el nombre de Alor, tierras cedidas por el rey a las ordenes militares para su sustento) que el rey Dinis de Portugal cedió a la orden del Temple o a sus sucesores, la Orden de Cristo una vez desaparecidos los primeros en 1312.

            Hoy traigo a colación este lugar para mostrar una de las muchas bellezas que tiene la región de Extremadura, íntimamente relacionada con la naturaleza, como elemento singular de una porción de terreno española que merecería mayor atención, al menos para que sea posible conservar lo grande que tiene de medio ambiente.

         En este lugar la belleza llega a su máxima expresión, por su gran valor ecológico, sus extraordinarias vistas y porque en ella, floreciendo en abril, se encuentra y abunda la hermosa flor llamada peonía, conocida en la zona como «rosa de Alejandría«, «rosa albardera» o «rosa de los montes«, aunque no pertenece al grupo de las rosáceas.

           La mejor forma de visitar la Sierra es a pie, aunque una buena porción de escalada se puede hacer con coche. Desde luego, para los senderistas es una gozada este trayecto, aunque también existen atrevidos que lo hacen en bicicleta de montaña, claro que para hacerlo así se necesita una fortaleza y preparación que no la tiene cualquiera. Sobre todo para culminar el último tramo que es, sin duda, el más dificultoso y empinado.

            La subida puede hacerse por dos trayectos, aunque el más recomendable para mi gusto es hacerlo por el camino que parte del kilómetro 5 de la carretera BA-103, junto al cementerio de San Jorge de Alor, que está a unos 300 metros de la entrada a la pedanía. Un recorrido circular completo que tiene unos 10 kilómetros, teniendo en cuenta que desde el inicio hasta la cúspide son aproximadamente unos cinco kilómetros, que a pie y a paso normal se cubre en poco más de una hora.

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      Toda la zona tiene un interés botánico importante aunque lo sea en su máxima expresión un kilómetro antes de la cima, si bien todo el recorrido se hace bastante ameno al transcurrir entre olivares, fincas que acogen rebaños de ovejas y cabras, dado que la zona se dedica actualmente a la explotación agrícola y ganadera. Un trayecto que tiene varios paneles que explican los diferentes valores ambientales de la ruta, y de esta manera nos iremos encontrando con antiguos chozos de piedra, vestigios de un poblado de la Edad de Hierro, el refugio del bandolero Diego Corrientes y otras sorpresas, para que lo ameno sirva de complemento al esfuerzo del paseo.

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          Ya en la cima, nos encontramos con los miradores y un vértice geodésico que informa de la altura a la que nos encontramos. Es imprescindible subir a la Torre del mirador más alto allí situada, que nos da una visión de toda la comarca de los Llanos de Olivenza, con espectacular paisaje no solo del terreno sino también de las numerosas águilas reales, calzadas y perdiceras que pueden advertirse. En un día claro se puede divisar gran parte de la provincia de Badajoz y muchas poblaciones de Portugal. No falta la visualización de alguna finca de famosos toreros que por aquí asientan su punto de vida y relación con el toro.

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        En la cumbre de este monte y cerca de los miradores están ubicados unos merenderos en los que se puede descansar.

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          Pero con todo, el espectáculo mayor es en la etapa de primavera y, fundamentalmente en la segunda quincena de abril es el momento que, sin duda, abunda la floración de la peonía, rosa de Alejandría, rosa albardera o rosa de los montes, por decir alguno de los nombres con la que se le conoce y que es una flor que apenas dura un suspiro.

           La peonía es una planta herbácea que alcanza un metro de altura, con tallos erectos y cuentan con hojas basales glabras con el haz brillante. Su flor es grande y llamativa, de una tonalidad cercana al fucsia, con estambres amarillos. El nombre proviene del latín (se debe al médico Paón de los Dioses que curó a Ades en la Guerra de Troya) y decían que era valiosa contra las pesadillas provocadas por los faunos. Los padres de la medicina griega (Hipócrates, Dioscórides, Teofrasto) o latinos como Plinio describieron esta planta analizando sus propiedades curativas. Antiguamente la creían propicia para ahuyentar espíritus, alejar tempestades y preservar las cosechas; se recolectaba por sus especiales propiedades medicinales y para rituales supersticiosos. Hoy es una planta protegida, que merece un mimo especial por su peligro de desaparición de nuestros montes y, por ello, no debe pasarnos por la cabeza el intento de arrancarla de su hábitat.

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   El paraje, además, cuenta con otras especies de plantas igualmente interesantes (orquídeas, plantas aromáticas…) y que hacen que el lugar se convierta en sumamente apropiado para no perdérselo. Dicho queda.

[UNSET]

 

5 comentarios en “La Sierra de Alor y su flora característica

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