Los tiempos que corren llevan mucho al recogimiento, para evitar los peligros que inunda la convivencia, y con ello a interrumpir el tránsito por ese camino que nos ha tocado vivir a cada uno y que, aun estando lleno de virulencias y curvas que lo hacen un tanto complicado, siempre será mejor que sufrir esta parálisis tan indeseable. Pero ahora toca parar, aunque el reloj de la vida no se interrumpa y el camino vea recortado su horizonte. Por desgracia para tantos y tantos, el camino ha llegado a su fin terrenal.
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