El cumplir años no deja de ser un acontecimiento repetitivo que cada vez pesa con mayor intensidad por aquello de que se agolpan en la mente muchos momentos desde que, en mi caso, a las 7:15 horas de un 28 de diciembre vi la luz por primera vez y posteriormente empezara a tener uso de razón.

        Hoy nuevamente repito ese instante y las felicitaciones empiezan a llegar con el entusiasmo propio de familiares, amigos y conocidos que, por tenerte muy presente o recordar esta fecha tan especial no dejan de decirte, una y otra vez, que vaya inocentada se les hizo a mis padres. Pues sí, vino un inocente que espera seguir siéndolo mientras viva para recibir las indulgencias de quien ha intentado pasar dando lo mejor de sí y sin hacer daño al prójimo. O al menos haciendo todo lo posible para ello pues, en esto, como en tantas cosas, siempre habrá quién pueda poner sus reparos.

        El caso es que por aquello de lo repetitivo uno cumple la edad que te hace pasar definitivamente a esa etapa que se dice es la ociosa de la vida. Aquí está la novedad del momento. Decir que te vas a jubilar el 28 de diciembre es tanto como sacar una sonrisa del que tienes delante por pensar que le estás gastando la oportuna inocentada. Pero no, estoy contento pero muy serio. Como requiere el momento.

         Te dicen que ya has cumplido con el trabajo y ahora toca vivir. Me alegro por haberlo hecho y, especialmente, por haber conseguido llegar a esa meta de la edad laboral que muchos otros no han podido alcanzar. Mi padre, por no ir más lejos, fue uno de ellos. Ante mí se presenta un nuevo camino que pretendo seguir con la decidida voluntad de hacerlo intentando dejar huellas, esas que recogen la existencia de la vida, porque andando es como únicamente se puede quedar impregnado el caminar, tan profundo como sea tu decidida voluntad y te permita el terreno que pises.

          Atrás quedan muchos recuerdos. De los que se echarán de menos para extraer cuanto de positivo haya dado el devenir de los tiempos. Eso sí, la añoranza ha de traerse necesariamente a colación para favorecer el impulso que se precisa tener ahora mismo.

        Junto a la familia saborearé este delicioso momento. Seguro que todos se volcarán por hacerme feliz, como siempre lo han hecho, y yo viendo cómo paulatinamente van creciendo los seres queridos que has generado. Por delante, otros han ido dejando las sillas para que la nueva ola ocupe posiciones. Viviré lo presente pero no olvidaré lo pasado. A aquellos que hoy no pueden compartir unos bellos instantes o simplemente pudieran intentar hacerme una inocentada. Y en los aledaños habrá otras muchas personas que de un modo u otro también disfrutarán del día y desean verme feliz.

         Fue un regalo de cumpleaños el que me permitió abrir este blog que con tanto entusiasmo sigo. Mi intención es continuar contando lo que se me ocurra porque, como saben los que me siguen, hay de todo en las entradas que pongo. Aunque cuando relato algo bien parece que el corazón habla, porque los que me conocen llegan a extraer muchas más cosas de las que yo hubiera pretendido. Como sea, desde ese venidero año que está tan próximo podrá advertirse cómo sigo el camino. Gracias a todos por estar ahí. Y que sigamos en compañía hacia ese horizonte que, teniendo sus luces y sombras, parece divisarse en lo indefinido.

          Un documento muy histórico, con tantos años de vida como yo, recuerda el instante de un nacido que se ha venido salvando de la matanza de inocentes propiciada por los muchos Herodes que han venido existiendo desde el originario.