De todas las prácticas deportivas ha sido el fútbol quien se ha llevado la palma en eso del fanatismo exacerbado que muestran sus seguidores. Entre el refinado tenis, en que el silencio es primordial para respetar a los contendientes y su concentración, y el masificado acontecimiento futbolístico corre una gama de prácticas deportivas en las que pasiones se mueven con mayor o menor intensidad pero el respeto parece moverse con el énfasis oportuno para que, como se dice llanamente, no llegue la sangre al rio. Nada que objetar en esa pasión que pueda tenerse hacia unos colores o afamados deportistas e incluso que, con la gracia de la rivalidad, pueda intentarse ningunear o hacer la típica broma hacia los adversarios.
Seguir leyendo «El racismo en el deporte»